ATHLETIC 2 - ATLÉTICO 0 / El Athletic se come a un Atleti de pesadilla

Partidazo de los de Valverde, y de los Williams, que borraron a los del Cholo. Goles de Guruzeta y Nico Williams tras una primera parte con dos palos, un penalti fallado y varias paradas milagro de Oblak.

Patricia Cazón
As
Al descanso, cansaba ya solo la cuenta de ocasiones que el Athletic acumuló en la primera ante el Atleti. Un Williams por aquí (Nico), otro por allá (Iñaki), zarpazos de Guruzeta y Sancet, dos balones a los postes y un penalti errado por el Athletic. Al descanso era un milagro que el partido siguiera sin goles y que el Atleti hincara ya la rodilla con un 3-0 sobre su cabeza. La primera parte había sido una calamidad de los rojiblancos que ayer vestían de verde (el Atleti) como todas las de los del Cholo cuando se alejan tres pasos del Metropolitano. Los de Valverde salieron con esponja y jabón para pasar por su pizarra todas las rotaciones con las que comparecía Simeone en Bilbao. Y ese traje verde que vestía en la pesadilla de Mestalla, la primera del Cholo fuera esta temporada.

La de Söyüncü fue la rotación para el partido del argentino que más sorprendió. Como Javi Galán en Escocia, le duraría el regalo solo 45 minutos. Lino seguía en el once con Saúl por delante en su banda, esa que Iñaki Williams convirtió en un corre calles nada más comenzar a rodar el balón. El padre pronto impuso su música que por algo esa era su fiesta. El Atleti asomaba como un invitado que llega a una casa ajena como acobardado y pidiendo a perdón. Por ser, estar y respirar. Y así es difícil dar un paso siquiera. Oblak estaba solo ante el paredón de fusilamiento. Solo quedaba rezarle a sus guantes milagro.

Antes del 10 ya habían asomado para evitar con la manopla por bajo el gol de Guruceta con un balón raso. Había asistido Sancet después de que Iñaki también anduviera por allí, siempre correteando. Los hermanos fueron una verdadera pesadilla. El portero esloveno se pasó la primera parte viendo a gente pasear por su área como un 30 de diciembre en la Puerta del Sol. Al Atleti no le duraba un segundo la pelota. Por debajo en lo físico y la intensidad, atemorizado entre los rugidos de león. El Athletic avasallaba mientras seguían lloviendo ocasiones. Otro poste de Iñaki y otra parada milagro de Oblak ahora con el pecho, en un mano a mano con Nico.

Simeone se desgañitaba en la banda pidiéndole a los suyos que trataran de tener el balón para calmar el partido y en cualquier momento colarle al padre una de Bad Bunny. Pero en la primera parte solo coló un disparo lejano de Griezmann que le botó irregular a Unai Simón. Le costaba encontrar líneas de pase, ganar duelos. Saúl hacía aguas, Lino era un desastre, las rotaciones al Cholo se le habían atragantado. Por si quedaba alguna duda, Söyüncü levantó la mano. O, más bien, dejó el pie ante Nico en claro penalti. Sancet lo tiró a las nubes para que el Atleti siguiera con el cuerpo intacto, a pesar del baño y repaso. Nico Williams estrellaba otra pelota en el palo justo después otro para que Simeone enviara al vestuario a De Paul para que se fuera cambiando. Rápido. Los cambios eran necesarios para la segunda parte.

Söyüncü se quedó en la ducha y Nahuel también. Giménez y De Paul ocuparon sus sitios pero solo para ver más de cerca como caza el león. Los guantes de Oblak se terminaron quebrando a los seis minutos de reiniciarse el partido. Bastante habían aguantado. El Athletic no dejaba que el Atlético armara una contra, superior con balón, sin balón y en cada carrera. Llorente al lado de Guruzeta era un caracol. Fue suyo ese gol que rompió las paredes de la presa para dejar entrar todo el agua. Le tendió el balón, suave, Ander Herrera y llegó el futbolista del Athletic para cabecearlo a la red solo: Witsel y todos los del Cholo se habían dedicado a mirar solo el balón. Inmediatamente después, como aquella otra noche de pesadilla en Las Palmas arrojó toda su Pimienta sobre el Cholo-Taka, Simeone quitó a Griezmann.

Pero la entrada de Correa y Memphis no cambió nada, los Williams seguían entrando en diagonal al área de Oblak fuese quien fuese el que estuviera enfrente. Guruzeta era la referencia. Descargaba, aguantaba, atraía y despistaba para que Nico e Iñaki acuchillaran en los espacios libres, trotando hacia el área. En una de ellas, Nico recortó a Hermoso y se sacó de la bota un zurdazo que voló directo a la red por la escuadra. Estallaba San Mamés. Y si Iñaki no hacía la herida más grande era porque Oblak se sacaba la última mano milagro en la tarde antes de que Unai Simón sacará un pie ante Llorente para evitar que el Atleti maquillara en el marcador lo que hizo en los minutos finales en el juego. Que el león estaba colmado y levantó el pie mientras los del Cholo domaban el cuero en un intento de arrancarse esa máscara de los partidos fuera. Pero está en su piel y desinfla todo lo alto que se pueda soñar en casa.


Entradas populares