Un drama sin resolver: los menores ucranianos forzados a luchar por Rusia
Miles de personas en los territorios ocupados por Moscú están siendo reclutados a la fuerza o preparados para el servicio militar, entre ellas adolescentes a punto de cumplir los 18 años
Yermojin es uno de los al menos 19.500 menores ucranianos que fueron deportados a Rusia. Lo que hace desesperada su situación es que, a punto de cumplir los 18 años, se le espera ya en un centro de reclutamiento cerca de Moscú, según su abogada.
El joven ucraniano, huérfano desde los ocho años, ya había intentado volver a Ucrania por sus propios medios para reunirse con su hermana mayor. Pero fue detenido y la guardia de fronteras rusa le impidió salir del país.
“Mientras sea un menor no le dejarán ir y están impidiendo que tenga sus documentos. En cuanto cumpla los dieciocho le mandarán inmediatamente a la guerra”, escribió Mikola Kuleba, responsable de la oenegé Salvar a Ucrania, que ha estado ayudando a que menores deportados regresen de Rusia.
El caso de Yermojin todavía se puede resolver y el defensor del pueblo ucraniano, Dmytro Lubinets, dijo este viernes que se había alcanzado un acuerdo con Rusia para su regreso a Ucrania.
Sin embargo, esto no soluciona el problema para muchos otros ucranianos.
“Miles de menores ucranianos que están actualmente bajo control ruso pueden ser movilizados en cuanto cumplan los 18 años y enviados a la guerra contra Ucrania”, alerta Olga Skripnik, responsable del Grupo de Derechos Humanos de Crimea.
La rápida y deliberada militarización de los menores ucranianos por parte de Rusia es un problema enorme, que comenzó ya en 2014 en la ocupada Crimea y que se convirtió rápidamente en una práctica en los nuevos territorios ocupados, subraya en declaraciones a EFE.
En un esfuerzo combinado con participación de escuelas y organizaciones patrióticas y religiosas, tiene como objetivo desarrollar “una identidad exclusivamente rusa” y prepararles para la defensa de su “patria”, según Skripnik.
Solo en Crimea al menos 43.000 jóvenes han sido alistados desde 2015 y algunos han participado en la invasión de Ucrania, a pesar de las promesas en contra de ello formuladas por el presidente ruso, Vladímir Putin. Al menos varios miles han sido movilizados desde el comienzo del “reclutamiento parcial” por parte de Rusia desde septiembre de 2022.
“Este es un crimen de guerra, viola las normas del Derecho Humanitario Internacional. Está prohibido por la Convención de Ginebra llamar a filas a ciudadanos de Ucrania por parte de las fuerzas armadas del estado ocupante”, destaca Skripnik.
Añade que, en algunos casos, se han enviado mensajes de alistamiento como herramienta de “destrucción psíquica”, teniendo como objetivos a activistas pro-ucranianos sin experiencia militar que no cumplen con los criterios establecidos por el decreto de Putin de “movilización parcial”.
Miles de ellos han logrado escapar a pesar de que la salida de la península de Crimea está prohibida para los hombres en edad de combatir. Muchos se esconden de las notificaciones o aceptan ir a la cárcel durante dos años, lo que por otra parte no les exime de cumplir el servicio militar cuando salgan.
La peor noticia llegó el año pasado de zonas de las regiones de Lugansk y Donetsk, ocupadas en 2014. Tras el comienzo de la invasión a gran escala miles de personas fueron detenidas en las calles, enviadas a combatir sin armas y usadas como “escudos humanos” por el Ejército ruso, dice Skripnik, que cita testimonios públicos.
Skripnik y sus compañeros han estado recogiendo pruebas de potenciales crímenes de guerra cometidos en Crimea y enviándolos a instituciones relevantes desde 2014.
Sin embargo, a medida que la lucha continúa aprecia que solo la liberación de todos los territorios ocupados será la solución.