El
brasileño se entrenó en el gimnasio a dos días de visitar al Cádiz,
pero su golpe en la rodilla no le impedirá jugar el domingo.
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Un suspiro de alivio en mitad del martirio. El golpe en la rodilla que sufre Rodrygo, que regresó de la concentración de Brasil con la articulación inflamada, no le impedirá jugar el domingo en Cádiz.
El paulista se ejercitó este viernes en el gimnasio, pero mañana sábado
se entrenará sin problemas junto a sus compañeros y el domingo (18:30)
podrá jugar en el Nuevo Mirandilla. Un escenario en el que también estarán Bellingham y Ceballos.
El Madrid hubiera preferido alargar los plazos con el inglés y el utrerano y no arriesgar lo mas mínimo. Pero
la situación en la enfermería, con siete bajas, no permite cautelas. El que no estará todavía es Kepa.
El portero, que se lesionó en el calentamiento del partido contra el
Braga hace 16 días, completó una parte del entrenamiento con el grupo.
Su recuperación va por buen camino pero aún es pronto para su regreso,
que puede producirse el miércoles contra el Nápoles o el sábado ante el
Granada. La otra novedad del entrenamiento fue la vuelta de
Valverde, el último de los internacionales que faltaba por reincorporarse.
Si no hay contratiempos de última hora que compliquen aún más las cosas, Ancelotti
tendrá nada menos que siete bajas, que no es poco, para viajar a Cádiz:
Kepa, Courtois, Militao, Tchouameni, Arda Güler, Camavinga y Vinicius, los últimos, víctimas del virus FIFA.
Un panorama desolador que obligará al entrenador madridista a tirar del
Castilla para no ir con una expedición propia de otra época: Carletto sólo tiene disponibles 16 futbolistas del primer equipo.
Mañana sábado a las 11:00 último ensayo antes de retomar la competición y una rueda
de prensa de Ancelotti en la que muchas preguntas dirigidas al técnico
irán por las secuelas de un parón de selecciones que ha dejado al
técnico sin Vinicius y Camavinga, dos piezas fundamentales en su once.