REAL SOCIEDAD 0-BARCELONA 1 / Araújo hace injusticia

No hay nadie más cruel y retorcido que el guionista del fútbol. Un Barça paupérrimo ganó con un tanto en el descuento tras ser atropellado. Araújo marcó y Ter Stegen paró.

Santi Giménez
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El mismo Barcelona que se quejaba hace una semana de haber jugado bien y perder injustamente contra el Real Madrid vio como el guionista del fútbol, que es la persona más retorcida y cínica del mundo, le devolvía el favor en San Sebastián, donde el Barça fue atropellado por la Real Sociedad, pero acabó ganando, cuando los donostiarras hicieron méritos no para ganar, sino para golear a los de Xavi. Pero apareció Gündogan, que estaba jugando un partido infame hasta el momento, para colocar un caramelo ya en el descuento que Ronald Araújo cabeceó a la red para mantener al Barça en la pelea y hacer injusticia. Pero es que nadie dijo que esto fuera justo.


Se esperaba que el Barcelona después de perder El Clásico, consciente de lo que se jugaba y de las palabras de Gündogan diera un paso al frente en el Reale Arena. Pues, por lo menos, de inicio, no. El equipo de Xavi fue atropellado, pisoteado, avasallado y sometido por una Real Sociedad que jugó unos primeros 45 minutos que perfectamente podrían haber acabado con un 4-0 a favor de los donostiarras, que borraron del campo a un equipo blaugrana, que no daba una patada a un bote.

A los tres minutos de encuentro, la cosa ya podría haber ido 3-0. Ter Stegen a los 27 segundos de partido evitó un gol de Barrenetxea, en el 1′27″ el portero volvió a salvar una ocasión clarísima tras un error imperdonable de Koundé y a los 2′38″ de partido, Merino cabeceó un córner que se fue fuera por centímetros.

Había dicho Xavi en la previa que el Barça tenía que mejorar ciertos detalles que fallaban. Esta vez, de salida, no fallaron detalles, falló todo y de manera estrepitosa. Por seguir recordando frases de hace una semana, rememoraremos la de Gavi, que afirmó que “no se puede estar tan empanados”. El equipo demostró que sí se puede, vamos que si se puede. Y luego viene lo de Gündogan, que pidió rebeldía. Pues bien, su partido fue un festival de regalar balones al contrario. Eso sí, se supone que eso le enojó mucho. Pero acabó dando el pase milagroso. Igual se enfadó menos.

Mientras el Barça no sabía donde estaba, la Real seguía avasallando a los barcelonistas. Ter Stegen, milagroso de nuevo, salvó un remate de Kubo que la grada ya veía dentro y un cuarto de hora después, Ahien volvía a poner en apuros al portero alemán.

Como esto del fútbol es una cosa inexplicable, el Barça logró llegar a la orilla de la media parte con empate a cero y encima, podría haberse ido en ventaja porque en la última jugada del primer acto, João Félix apareció de la nada para reclamar un penalti que no se concedió.

La cosa estaba en saber si tras ese atropello de la primera parte, la Real seguiría apretando o el Barça, que peor no lo podía hacer, mejoraría.

En la reanudación, el Barça tapó las vías de agua que había exhibido, pero seguía hundiéndose. Brais volvió a topar con Ter Stegen y Take empezaba a amenazar. Xavi trató de arreglar el descalzaperros metiendo a Pedri y a Ferran. No funcionó el retoque y el Barça seguía achicando agua.

A falta de 20 minutos, Xavi retiró a los Joãos y dio entrada a Raphinha y a Lamine. La situación era desesperante. Sólo Ter Stegen, otra vez ante Barrenetxea, salvó a su equipo por enésima vez. El asedio era abrumador.

Tanto, que Lamine tardó 12 minutos en tocar su primer balón. El Barça apenas pasaba de medio campo con criterio. Hasta que llegó el descuento y el Barça se vino arriba y Araújo hizo injusticia con un gol al límite del fuera de juego. El guionista de esto es cruel.


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