PSG 5 - MÓNACO 2 / Festival de Dembélé

El PSG, en otro festival ofensivo, venció al Mónaco por 5-2. Dembélé provocó un penalti y marcó su primer gol en París.

Andrés Onrubia
As
Ousmane Dembélé, por un día, le quitó el protagonismo a Kylian Mbappé en París en la contundente victoria del PSG contra el Mónaco por 5-2. El exjugador del Barcelona firmó una actuación omnímoda frente a los monegascos, provocando el penalti del 2-1 cuando peor lo estaban pasando los de Luis Enrique y estrenándose, con un gesto técnico majestuoso, tanto por el control como por la definición, como goleador en la capital francesa. Los parisinos, aun así, volvieron a conceder numerosas ocasiones antes de medirse el martes al Newcastle.

Uno de los mejores partidos del fútbol francés, con dos equipos ultraofensivos, repletos de grandes individualidades y separados por tres puntos en la clasificación, dejó el listón muy alto, a pesar del resultado, en el primer tiempo. El PSG, bajo las premisas de Luis Enrique, salió lanzado a por el partido. El conjunto parisino forzó varias intervenciones de mucho mérito del guardameta suizo, Philipp Köhn, pero a la tercera fue la vencida. Antes, no obstante, a Vanderson le anularon un gol en una posición antirreglamentaria muy justa de Balogun.

En un disparo de Ousmane Dembélé, el portero del Mónaco no atrapó la pelota, aprovechando Gonçalo Ramos, por el que el PSG ha ejercido esta semana la opción de compra de 65 millones, el rechace. El portugués se desquitaba después de un irregular inicio de temporada.

Al PSG, sin embargo, le sigue faltando control de los partidos. Luis Enrique es inflexible en la idea de atacar durante los 90 minutos, por lo que el Mónaco, que tiene grandes individualidades, le sometió durante varios minutos. Donnarumma, que volvió a ser decisivo, le puso en bandeja a Minamino el empate.

El delantero japonés aprovechó un error clamoroso del portero con los pies, una faceta en la que le exige mucho Luis Enrique, pero que todavía no termina por perfeccionar. Con el 1-1, el PSG reculó, pero a partir del minuto 30, que es cuando el Mónaco comenzó a amainar el ritmo, fue cuando volvió a hacerse con la voz cantante del partido.

La banda derecha de los de Hütter estaba siendo un latifundio para Achraf y Dembélé, atacando continuamente la espalda del tosco Magassa, un central muy fiable en los duelos, pero con carencias en los retrocesos defensivos. De hecho, el canterano monegasco cometió un penalti absurdo sobre el exjugador del Barcelona que transformó Mbappé, aumentando su casillero a 14 goles. Antes del descanso, Donnarumma se vistió de ángel, con otra parada imposible, esta vez a Minamino. El italiano resucitaba.

Tras la salida de vestuarios, al PSG le valieron dos acciones para borrar del mapa al Mónaco, que tuvo la posesión de balón, incluso gozó de alguna oportunidad, pero se encontró con un equipo que te destroza al mínimo espacio que le dejas. Ousmane Dembélé, verdugo de Magassa durante toda la noche, se estrenó en París con una obra de arte, amortiguando el control con la espuela de la pierna izquierda y fusilando a Köhn con la derecha. No hubo mejor carta de presentación para germinar su primera semilla con el PSG. Un minuto después, con un Parque de los Príncipes solemne, Vitinha, a pase de Kolo Muani, ponía el cuarto en el marcador. El delantero francés, necesitado de confianza, cerró la manita en el último minuto, contemporizando un gol de Balogun que maquilló un resultado muy abultado.


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