Pánico en un crucero: al menos 100 heridos en medio de una tempestad en el Atlántico Norte
El Spirit of Discovery zarpó con más de mil personas a bordo para un viaje de placer de dos semanas. Sin embargo, el clima lo obligó a regresar al Reino Unido y debió atravesar una tormenta que puso en riesgo a los pasajeros
Un turista que estuvo presente en el incidente compartió su experiencia con el medio británico BBC, señalando que algunos pasajeros temían por sus vidas. “La gente escribía mensajes de texto a sus seres queridos”, afirmó el pasajero. También mencionó que el capitán del barco parecía asustado y que hubo escenas de llanto entre la tripulación y pasajeros, que estaban profundamente preocupados.
El sistema de seguridad del barco se activó, lo que resultó en una maniobra brusca por la que el buque viró hacia la izquierda y se detuvo repentinamente. La mayoría de las lesiones ocurrieron en ese momento, según un vocero de Saga.
Los pasajeros relataron momentos de angustia mientras el barco permaneció parado durante unas 15 horas en medio de la tormenta. La voz del capitán se hizo presente a través de los altavoces, instruyendo a los pasajeros a permanecer sentados o acostados. Alan Grisedale, otro pasajero, documentó las enormes olas que sacudieron el barco, llegando a derribar a su esposa y mover los muebles en su cabina.
Bendall, una pasajera de 75 años, describió cómo ella y su marido se aferraron a sus vidas durante las horas en que el barco estuvo inmovilizado en medio de la tormenta. Aunque afortunadamente ellos salieron ilesos, Bendall señaló que algunas personas mayores y aquellos en sus cabinas estaban notoriamente preocupados.
Parte del comedor se convirtió en una “área médica improvisada”, y se pidió a los pasajeros que permanecieran en sus cabinas durante el sábado y el domingo. A pesar de la experiencia aterradora, Bendall elogió al personal del crucero, describiéndolos como “absolutamente fantásticos”. La tripulación y el capitán proporcionaron actualizaciones periódicas y aseguraron a los pasajeros que el barco permanecía seguro.
El martes, Bendall y su esposo desembarcaron y observaron cómo se reemplazaban puertas, ventanas y mamparas de vidrio dañadas por la tormenta. Saga confirmó daños “muy limitados” en algunos elementos del interior del barco, pero afirmó que el barco se mantuvo seguro en todo momento.
El portavoz de Saga expresó sus disculpas a los pasajeros afectados y se congratuló de que todos estuvieran sanos y salvos de regreso a casa en mares más tranquilos. El incidente en el Golfo de Vizcaya sirve como un recordatorio de los desafíos que pueden surgir en alta mar, incluso en cruceros planificados con cuidado.