La trama secreta de la salida de Almirón

Los motivos del adiós del DT: cuándo decidió dar el paso al costado, la conversación con Riquelme, los reproches en el vestuario...

    Sergio Maffei
    Olé
    Esperó a llegar a Ezeiza, al Predio de Boca. Quizás, para no hacer ruido antes de tiempo, en pleno regreso. Pero ya tenía la decisión tomada. Apenas terminó la final, ya en la conferencia, aun con el dolor de la derrota, Jorge Almirón dejó señales. “Sobre el futuro no puedo responder ahora. Hay dolor, mucho dolor. Veremos cómo sigue todo, este es un club muy grande y siempre se tiene que levantar. El equipo y el club tienen mucho futuro”, dijo. No se incluyó. Es cierto que, en ese momento, era difícil de poner en hechos sus palabras. Pero ya estaba afuera. Y sólo aguardó la ocasión de comunicárselo a Riquelme.


    “Román, voy a dar un paso al costado, ya no da para más”, fueron las primeras palabras del DT. Román no lo esperaba. Un rato antes, el vice había reunido a todo el plantel en Boca Predio y le había agradecido por el esfuerzo en esta Copa, por haber llevado a Boca a una nueva final de Libertadores, por haber sido competitivos y haber ilusionado al hincha. Eso sí, les dejó un mensaje claro: “Ahora quedan cinco finales”. Incluyó, ahí, las tres fechas de la Copa de Liga y la definición de la Copa Argentina, motivando al equipo a pasar a Estudiantes en semifinales.

    Almirón esperó hasta ese momento. Ni siquiera se despidió de los jugadores. Quería tener una charla a solas con JR. Por eso, la sorpresa del vice cuando lo encaró para comunicarle cuál era su decisión. Riquelme, incluso, le dijo eso mismo. Que no se lo esperaba. Claro, siempre había tomado la decisión de cortar él los vínculos. Y en este caso, no tenía nada cocinado, como sí pasó con Russo, con Battaglia y con Ibarra. Todos se fueron porque el vice decidió que era hora de finalizar sus ciclos. Pero esta vez no puso el punto final. Por eso, no pudo revertir la decisión. Tampoco lo intentó. Entendió que era una decisión tomada.

    “Lo podría haber dicho delante de los jugadores, ¿no?”, confiaron en Ezeiza, sobre la sorpresiva postura del entrenado. Podría ir a despedirse este martes a la tarde, cuando el plantel vuelva a los entrenamientos, ya sin entrenador para afrontar lo que viene, que no es poco. Una semifinal de Copa Argentina, el tramo final del campeonato y el objetivo que ya es de necesidad y urgencia: clasificarse a la próxima Libertadores.

    Almirón sabía que la Copa era la medida de todas las cosas en Boca. Y también, para su ciclo. “Esto es a matar o morir”, había dicho en su entorno, antes de las semifinales. La Libertadores fue su sostén. El flojo andar del equipo en el torneo, algo que Román también criticó, porque entiende que Boca tiene plantel para ser competitivo en todos los frentes, fueron limando su crédito. Y así, en ese matar o morir que él mismo tenía en la cabeza, terminó por consumar el final de su ciclo. Creer o reventar, debutó con San Lorenzo. Y se va justo antes del Ciclón.

    Es cierto, en el medio, la derrota en la final aumentó cuestionamientos internos. Almirón sabía que después de esta derrota, no la tenía fácil para revertir la situación. Su autoridad estaba limada también puertas adentro. Nicolás Figal, al salir en la final, se lo hizo saber en ese reproche público. No tenía consenso pleno entre quienes deciden ni entre sus propios jugadores. Ese fue también otra señal de que su ciclo estaba terminado, fue el “no da para más”, que le mencionó a JR.

    De la mano de la queja de Figal, llegaron algunos gritos y reproches cruzados en el vestuario post partido, con los propios futbolistas protagonizándolos y con el DT apuntado. Para el contexto que arrastraba el Boca de Almirón, esa situación ya no dejaba mucho margen para pensar en que la continuidad del ciclo. Sólo quedaba saber cuándo sería el final.

    El DT también había quedado muy debilitado por la derrota en la final con el Flu, sobre todo, por el planteo inicial (lo reconoció él mismo ante la prensa al decir que el dominio de Flu en el primer tiempo no estaba en sus planes) y porque quedó otra vez en el centro de las críticas a partir de cambios cuestionables y decisiones llamativas, como Taborda ingresando en el alargue como salvador cuando casi no tenía minutos en la Copa y Pulpo González ocupando un lugar en el banco, sacando de los 23 a una opción de ataque como Briasco, justo cuando necesitaba una variante ofensiva.

    Los números también era una marca muy negativa de cómo venía el andar en general, por fuera de la Copa. Su ciclosumó su derrota número 13 en 43 partidos jugados, un promedio de casi una cada tres, con el agravante que de los últimos 20 encuentros solamente ganó tres. Tampoco conformó a los hinchas, que ya no lo querían. Y que ni siquiera se sorprendieron cuando se enteraron de que el DT había pegado el portazo.

    Será Almirón el primer DT del ciclo Riquelme sin ganar un título. Se va cuando Boca se juega la chance de tener revancha de esta final perdida, que sólo tendrá si se clasifica a la Libertadores. Era a matar o morir, nomás. La obsesión por la Séptima acaba de llevarse otro entrenador...


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