La OTAN suspendió por completo el Tratado de Fuerzas Armadas Convencionales en Europa tras la retirada de Rusia
La Alianza explicó que con la salida de Moscú del acuerdo resulta “insostenible” que el resto de los países miembro sí acate las disposiciones
El FACE fue alcanzado en el marco de la Guerra Fría -en noviembre de 1990- y es considerado clave en materia de seguridad que contribuyó a poner fin al enfrentamiento entre el Este y el Oeste en este período. El escrito fue suscrito por 30 países y definía por primera vez límites legales y verificables a la estructura de sus fuerzas ya que impedía la concentración de tropas en fronteras mutuas o sus inmediaciones.
Su fin principal era evitar que cualquiera de los bandos de la Guerra Fría acumulara fuerzas para una ofensiva rápida contra el otro en Europa. Gracias a él, según la Alianza, se destruyeron, además, unas 100.000 piezas de material militar como tanques, artillería y helicópteros de ataque.
Es por eso que, para 2007, Rusia había manifestado por primera vez la suspensión del acuerdo. En 2015 anunció su intención de retirarse por completo y en mayo de este año, Vladimir Putin firmó un decreto que denunciaba el pacto. La ruptura finalmente se concretó este martes.
“Se ha vuelto inaceptable desde el punto de vista de intereses fundamentales de seguridad de Rusia”, agregó en una nota Exteriores y apuntó contra Estados Unidos y los aliados por su salida, por su supuesta “posición destructiva” y por el rol que adoptaron frente a la guerra que comenzó en Ucrania en febrero de 2022.
Por su parte, el asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, sostuvo que “la suspensión de las obligaciones del Tratado reforzará la capacidad de disuasión y defensa de la Alianza para eliminar las restricciones que afectan a la planificación, el despliegue y los ejercicios”.
Previamente, en 2020, el Departamento de Estado ya había condenado las actitudes de Rusia y había dicho que su “‘suspensión’ de la aplicación del Tratado desde 2007 ha erosionado gravemente la verificabilidad del Tratado, ha disminuido la transparencia y ha socavado el enfoque cooperativo de la seguridad, que han sido elementos centrales de la relación OTAN-Rusia y de la seguridad europea durante más de dos décadas”.