La “joya de la corona” de Irán tiene mucho que perder en una guerra total con Israel

En el conflicto, Hezbollah busca ser un “frente de apoyo” para Hamas aunque su fuerte influencia en los combates también exponen el alto costo que esto le puede significar

Estos cálculos pueden decidir el desarrollo de la última guerra en Oriente Próximo. Hezbollah y el ejército israelí han intercambiado disparos casi a diario desde que Hamas atacó Israel el 7 de octubre.

Pero esos enfrentamientos a través de la frontera libanesa han sido relativamente moderados, incluso mientras las tropas israelíes penetran en Gaza y las bajas se disparan. Hasta ahora, se ha evitado un conflicto regional más amplio, que podría alterar los mercados del petróleo y sacudir la economía mundial.

Hezbollah y Hamas han sido designados por Estados Unidos como organizaciones terroristas. Ambas ayudan a Irán a disuadir a sus enemigos y ampliar su influencia. Pero el grupo libanés es más importante, según Joseph Daher, autor de “Hezbollah: La economía política del Partido de Dios del Líbano”.

la estrategia de Hezbollah en la guerra de Gaza consiste en ser un “frente de apoyo” para Hamas (Europa Press)
la estrategia de Hezbollah en la guerra de Gaza consiste en ser un “frente de apoyo” para Hamas (Europa Press)

“La joya de la Corona”

“Irán no querría ver debilitada su joya de la corona”, afirma Daher. El objetivo geopolítico de Irán no es liberar a los palestinos sino utilizar a estos grupos como palanca, especialmente en sus relaciones con Estados Unidos, comenta.

Hezbollah, fundada hace cuatro décadas para defender el Líbano tras la invasión israelí, también tiene su propia agenda: “No debemos considerarlo un simple instrumento de Irán”.

El grupo chií tiene más potencia de fuego que Hamas. Hezbollah dice contar con 100.000 combatientes y los analistas calculan que su arsenal de misiles oscila entre 130.000 y 150.000 unidades. Durante las últimas cinco semanas, los ha estado utilizando para atacar puestos avanzados del ejército israelí a lo largo de los 120 kilómetros de frontera.

En su último discurso televisado, el 11 de noviembre, el jefe del brazo armado, Hassan Nasrallah, declaró que el grupo ha empezado a desplegar armamento más potente, incluidos aviones espía no tripulados y bombas que llegan a pesar media tonelada.

El propio Nasrallah lo dijo: el grupo pretende mantener el frente norte de Israel como punto de presión. “Esa es la línea general de actuación”, agregó el líder, que vive escondido.

Nasrallah, que aún no se ha involucrado por completo en la guerra, dijo en un reciente discurso que el grupo mantendrá el frente norte de Israel como punto de presión (REUTERS)
Nasrallah, que aún no se ha involucrado por completo en la guerra, dijo en un reciente discurso que el grupo mantendrá el frente norte de Israel como punto de presión (REUTERS)

Miles de personas se congregaron en los suburbios del sur de Beirut y en otros lugares del país para oír su discurso desde pantallas gigantes. No es una escena inusual: Nasrallah es una celebridad. Los seguidores debaten los matices de su comportamiento: qué color de capa lleva, cómo mueve el dedo cuando amenaza a Israel.

Lo que es inusual es la serie de funerales celebrados en pueblos libaneses por hombres asesinados desde el 8 de octubre. No ha habido tantos desde que Hezbollah intervino en la guerra de Siria hace una década. El grupo ha perdido al menos 70 combatientes por ataques israelíes, y el primer ministro Benjamin Netanyahu les advirtió de que están “jugando con fuego”.

Un “único percance”

Aún así, los enfrentamientos se han mantenido -en líneas generales- dentro de sus denominadas reglas de enfrentamiento, que limitan los combates a las zonas libanesas que Hezbollah considera ocupadas y a los objetivos militares.

El gran riesgo es que la moderación no dure.

Israel afirma que su objetivo de guerra es eliminar a Hamas, que mató a unos 1.200 israelíes y secuestró a más de 200 rehenes en el ataque del mes pasado.

“Ni Irán ni Hezbollah quieren una conflagración regional que les resultará muy costosa”, afirma Ali Vaez, director del proyecto sobre Irán del International Crisis Group. “Pero también hay un costo asociado a dejar que un miembro de su alianza sea completamente destruido”.

“La forma en que parecen estar cuadrando el círculo es mediante una escalada calibrada e incremental”, comenta. “Esta estrategia está a merced de un solo contratiempo o error de cálculo”.

A pesar de su apoyo a Hamas, ni Irán ni Hezbollah quieren una conflagración regional que les resultará muy costosa (Europa Press)
A pesar de su apoyo a Hamas, ni Irán ni Hezbollah quieren una conflagración regional que les resultará muy costosa (Europa Press)

Un ejemplo: La semana pasada Israel dijo haber atacado un objetivo a 40 kilómetros dentro de Líbano, mucho más allá de lo que implican las normas habituales.

La gente está asustada

Hay indicios de que Estados Unidos está advirtiendo a ambas partes contra la escalada. El secretario de Defensa, Lloyd Austin, expresó su preocupación a su homólogo israelí el pasado fin de semana por el papel de Israel en el avivamiento de las tensiones en la frontera libanesa, informó Axios. El enviado especial de Estados Unidos, Amos Hochstein, se reunió con aliados de Hezbollah en Beirut e instó a la calma.

También existe un riesgo interno para la milicia terrorista ya que Líbano se encuentra en una situación desesperada desde el colapso financiero de 2019. La moneda ha perdido casi todo su valor, la inflación supera el 200%, casi tres cuartas partes de la población vive en la pobreza y el sistema bancario colapsó.

Hezbollah cuenta con un núcleo duro de apoyo pero también se ha ganado muchos enemigos dentro del país y podría alienar aún a más gente si se considera que arrastra al territorio a una guerra ajena.

“Si Hezbollah iniciara una guerra total con Israel, el coste de la alienación interna sería mayor que cualquier ganancia de popularidad que pudiera obtener en el resto del mundo árabe”, sostiene Lina Khatib, directora del Instituto de Oriente Medio de la Escuela de Estudios Orientales y Africanos de Londres.

El miedo es evidente en el sur del Líbano, donde muchos residentes han huido de sus casas en las aldeas cercanas a la frontera, mientras otros hacen preparativos para hacerlo en caso de que Israel decida que ya ha tenido suficiente.

Los ciudadanos del Líbano tienen miedo por las acciones de Hezbollah (REUTERS)
Los ciudadanos del Líbano tienen miedo por las acciones de Hezbollah (REUTERS)

“Hezbollah sabe que la gente, su gente, tiene miedo”, explica Ibrahim Bayram, escritor afincado en Beirut y especializado en el grupo.

Desaparecido hace tiempo

Hubo un tiempo en que Hezbollah gozaba de un amplio respaldo en el país y en la región. En 2006, las calles de Egipto, Baréin y Siria mostraban imágenes de Nasrallah después de que el grupo luchara y sobreviviera a una guerra de 33 días con Israel, ganándose admiradores en todo el mundo islámico.

Pero las cosas cambiaron en la década siguiente, cuando estos combatientes lucharon junto al presidente sirio Bashar al-Assad -e Irán y Rusia- para aplastar lo que muchos árabes consideraban un levantamiento legítimo contra un régimen brutal.

En aquel conflicto, Hezbollah, musulmán chií, y Hamas, suní, apoyaron a bandos opuestos. Desde entonces se han reconciliado. Hezbollah también ayudó a restablecer los lazos entre el grupo palestino y Assad, y al parecer ha entrenado a los rebeldes hutíes que luchan contra un gobierno respaldado por Arabia Saudí en Yemen.

La estrategia de Hezbollah en la guerra de Gaza consiste en ser un “frente de apoyo” para Hamas, según Bayram, dejando que el grupo palestino dirija lo que muchos en la región consideran una lucha por la causa palestina.

Eso sirve también a otro propósito para Hezbollah, continua Bayram: “Avergüenza al resto del mundo árabe, que podría haber pensado que el conflicto árabe-israelí hace tiempo que desapareció”.


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