Israel y Polonia encontraron una ingeniosa manera de realizar un minuto de silencio que la UEFA bloqueó
En un partido de eliminatorias para la Eurocopa Sub 21, los 22 jugadores se rehusaron a jugar durante el primer minuto
Ante esta situación, los jugadores de ambos equipos idearon una solución en la que pudieron llevar adelante su homenaje de todos modos. Cuando el árbitro pitó el comienzo del partido en la ciudad polaca de Lodz, ninguno de los 22 titulares se movió durante el primer minuto de juego, para compensar por el momento de silencio que les fue negado por las autoridades. Por este gesto, los futbolistas recibieron varios elogios en las redes sociales.
El partido que se jugó posteriormente tuvo varios momentos memorables, aunque ninguno más que lo que se vio en el inicio. A pesar de que el arquero visitante Niv Eliasi tapó de gran manera un penal a Michal Rakoczy en el primer tiempo, los polacos se pusieron en ventaja en la segunda mitad con los goles de Milosz Matysik y Szymon Wlodarczyk. Ran Binyamin convirtió el descuento en el tiempo adicionado para completar el resultado por 2-1, que dejó a Israel en la última posición del grupo D.
Las imágenes inéditas del ataque del 7 de octubre
El gobierno de Israel reconstruyó el ataque de Hamas en un video de 43 minutos a partir de distintos registros para intentar dimensionar la masacre del 7 de octubre, que derivó en una fuerte ofensiva del ejército de Israel en la Franja de Gaza, con la intención de “destruir” al grupo extremista palestino. Más de 11.000 personas murieron en el enclave desde entonces, según el Ministerio de Salud de Gaza, gobernada por la organización terrorista.
El video –que incluye imágenes de 138 víctimas, con el permiso de sus familiares- fue proyectado por primera vez a periodistas en una base militar israelí el mes pasado y este miércoles, por única vez en la Argentina, en un encuentro convocado por la Embajada de Israel en Buenos Aires, en el edificio donde tiene su sede en el centro porteño. Los celulares habían quedado afuera de la sala. Ese video, por ahora, es para unos pocos, para preservar a los familiares, todavía traumados.
“Lo que van a ver es un retrato escalofriante de los hechos de esa fatídica mañana del 7 de octubre”, dijo, en inglés y junto a una intérprete, el coronel Amit Guy, agregado de Defensa de Israel en América del Sur, frente a un auditorio de unas 120 personas, entre los que había periodistas, dirigentes políticos y representantes diplomáticos. Todos recibieron un cuaderno con la imagen de uno de los más de 240 secuestrados por el grupo terrorista palestino y un extracto de la carta fundacional de Hamas, de 1988, en el que explicitan su propósito de destruir Israel. Luego tomó el micrófono el embajador Eyal Sela, quien dio un brevísimo discurso porque “las palabras sobran” frente a la contundencia de las imágenes que estaban por aparecer.
En el video había imágenes de cámaras de seguridad que mostraban a los autos avanzando mientras adentro había conductores y acompañantes muertos, asesinados por los tiros de los terroristas. Había escenas de terroristas que se escondían al lado de las rejas de ingreso a los kibutz, para luego asesinar a residentes y guardias de seguridad cuando los accesos se abrían, para poder convertir con toda su furia a ese shabbat en un sábado que cambiaría la historia de Israel. Otra cámara grabó la imagen de un jardín de infantes, donde una mujer –seguramente una maestra o empleada- se escondía entre los elementos con los que a diario jugaban los chicos. Los terroristas la balearon, la remataron, y se la llevaron a cuestas.
También había videos que grabaron los propios terroristas, con celulares o con las cámaras tipo GoPro que llevaban para registrar su masacre. “¡Allahu Akhbar” (“Allah es grande”), se escucha constantemente en esos videos, muchas veces junto a gritos de celebración, vítores y arengas. También se escuchan respiraciones agitadas de aquellos combatientes sedientos de sangre, e incluso discusiones entre los terroristas cuando se encontraban frente a distintas situaciones. ¿Asesinar a sangre fría a una niña escondida, temblando de miedo, debajo de un escritorio? ¿Rematar a un israelí que yace en el piso? ¿Matar a un perro que aparece en el camino? ¿Usar una pala para intentar decapitar a un hombre malherido? La respuesta siempre es sí. Y el resultado siempre es escalofriante.