Independiente cambió el clima: ni un empate 0-0 le saca el optimismo por la clasificación

En un partido luchado y trabado empató con Banfield; Tevez se quejó por un rival que interrumpió demasiado el desarrollo

La amenaza del descenso fue disipada más rápido de lo imaginado. Se pasó a mirar la otra tabla, la de la clasificación a los play-off de la Copa de la Liga. La oportunidad era atractiva: un triunfo ante Banfield le habría asegurado el avance a los cuartos. Pero no pudo salir del 0-0 frente al duro y consistente Taladro. Segundo empate consecutivo de local sin goles, tras el de hace un par de semanas frente a Arsenal. Con el punto, el Rojo equiparó la línea de River y Huracán en el primer puesto de la Zona A. Ahora deberá conseguir la clasificación en la última fecha, en Córdoba, ante Talleres.

“Propusimos, pero apuramos los caminos. Es un punto que no nos gusta, pero mantenemos un orden y una seguridad que para nosotros es importante. Nos hubiese gustado que el partido tuviera más ritmo, fue lo que le pedimos al árbitro cada vez que el rival cortaba el juego [20 foules de Banfield] o alguno se caía y hacía tiempo”, expresó el zaguero Joaquín Laso, destacado por Tevez como uno de los mejores jugadores del torneo y muy aplaudido cuando se anuncia la formación por la voz del estadio.

Lo más destacado de Independiente 0 - Banfield 0

“No pudimos quebrarlo. No se jugó mucho, es un equipo (por Banfield) que no quiere jugar, fue muy poco el tiempo neto jugado entre tantas interrupciones. El partido fue chato, peleado. Durante pasajes no hicimos lo que entrenamos. Hoy estoy enojado, pero igual destaco la entrega de los muchachos”, dijo Tevez en la conferencia de prensa.

Los hinchas de Independiente se encontraron con una clase de oposición que conocen muy bien porque ese tipo de planteos fueron propios y sirvieron para rescatar puntos desde el orden táctico y la cautela. Es el estilo que representa Julio César Falcioni, que tuvo dos ciclos en el Rojo y es una marca registrada en el fútbol argentino. Una metodología que instauró una vez más en su casa, Banfield, que hace una fecha dejó atrás las zozobras del descenso.

Liberado de las presiones por preservar la categoría, Banfield igual fue fiel a sí mismo, no se embarcó en ninguna audacia fuera de libreto. Le cedió la iniciativa a Independiente y le generó un problema, porque con campo y pelota, el Rojo no tuvo durante el primer tiempo generación de juego ni asociaciones para romper las apretadas líneas rivales.

Canelo intenta controlar la pelota, mientras cae Remedi
Canelo intenta controlar la pelota, mientras cae Remedi Fernando Gens - télam

Iván Marcone bajaba a la altura de los dos centrales para ser salida y primer pase, pero pronto el circuito se interrumpía, no había fluidez con Kevin López y Lucas González. Se hacía indispensable ensanchar la búsqueda con las proyecciones de los dos laterales, Isla y Damián Pérez. Los ataques locales se ahogaban en un embudo.

Banfield se sentía cómodo en su 4-1-4-1. Quizá el más perjudicado era Milton Giménez, un centro-delantero agresivo y buen remate, que padecía la falta de acompañamiento. De todas maneras, el Taladro no renunciaba al contraataque. Si conseguía cortar lejos de su área, la transición era veloz para llegar hasta Rey, que debió exigirse en un remate de Ignacio Rodríguez, otro de Martín Cañete y en un cabezazo de Quirós.

A Tevez no le gustaba lo que veía de su equipo. Aprovechó una interrupción para llamar a Kevin López y explicarle un posicionamiento. Independiente tuvo en la primera etapa un 72 por ciento de posesión, que no se reflejó en situaciones de gol. Salvo un buen giro de Giménez para sacar un remate o una proyección de Damián Pérez, ambas bien resueltas por el arquero Cambeses, Independiente estuvo lejos del gol. Poca claridad y profundidad. El desarrollo se ajustaba a las previsiones de Banfield. Le sobraban jugadores fuertes y rudos al Taladro para poner límites. Ninguno escatimaba piernas ni dejaba de ser solidario con el compañero.

Lucas González salta para cabecear apoyado sobre la espalda de Álvarez
Lucas González salta para cabecear apoyado sobre la espalda de Álvarez Fernando Gens - télam

Independiente subió las revoluciones en el arranque del segundo tiempo. La elaboración pausada no le había dado réditos. Ahora intentaba por la vía del atropello, a la carga barracas. Banfield no le rehuyó al cuerpo a cuerpo, el desarrollo se hizo más intenso y físico. Los dos se entregaron a un gran desgaste. Independiente tomó riesgos, se descubrió y se llevó un susto grande cuando el lateral Coronel quedó mano a mano con Rey, en una definición que salió desviada.

Como hace habitualmente, Falcioni se guardó al atrevido y gambeteador Gerónimo Rivera, una de las perlas de las inferiores del Taladro, para el último tramo del partido. Recostado sobre la izquierda, su velocidad para encarar podía hacer mella en la desesperación local. Un par de corridas cortaron la respiración ante defensores que se veían desbordados. Fruto de su ímpetu, Rivera, tras dejar atrás a Isla, golpeó a Rey en la cabeza cuando el arquero fue abajo a cortar su entrada.

Tevez administra una formación titular a la que no le sobra nada y, puesto a buscar alternativas en el banco, tampoco dispone de muchas alternativas. Ingresó el juvenil mediocampista Javier Ruiz y Santiago Toloza, el prometedor refuerzo llegado de Arsenal, cuya progresión se vio interrumpida por una lesión. Nada modificó el paisaje general. Todo siguió siendo áspero y apretado. No hubo gritos de gol ni nada para festejar, pero los hinchas de Independiente ahora juzgan con otra perspectiva, más global, y reconocieron el esfuerzo y la entrega del equipo.


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