Identificaron 451 variantes genéticas asociadas al cáncer de próstata

 Un equipo internacional de investigadores logró un hito en la lucha contra esta patología, tras analizar los datos genómicos de casi 950 mil hombres. Cómo este hallazgo puede ser un punto de partida para nuevos tratamientos

Detrás del trabajo, que incluye un aumento en la representación de individuos de distintos grupos raciales y étnicos, se alinean investigadores de varios centros de la Universidad del Sur de California (USC) y del Instituto de Investigación Oncológica de Londres.

Los avances en la genética del cáncer de próstata abren nuevas posibilidades para la detección precoz y tratamientos más efectivos, especialmente para grupos étnicos desfavorecidos (Getty)

El análisis combinó los datos de prácticamente todos los estudios realizados hasta la fecha que examinaban el ADN en busca de variantes genéticas asociadas al riesgo de cáncer de próstata.

Este es una enfermedad en la que se producen disparidades de salud según los grupos raciales y étnicos: el riesgo de padecerla es aproximadamente un 75% mayor y es más del doble de mortal en los negros en comparación con los blancos, explica la USC en su web.

Sin embargo, los caucásicos suelen estar sobrerrepresentados como participantes en la investigación, lo que hace que estas diferencias sean difíciles de entender y, en última instancia, de abordar.

Un universo más preciso

Este estudio sobre el cáncer de próstata no solo mejora la detección precoz sino que también ayuda a distinguir entre casos agresivos y menos graves, especialmente en hombres de ascendencia africana (Getty)
Este estudio sobre el cáncer de próstata no solo mejora la detección precoz sino que también ayuda a distinguir entre casos agresivos y menos graves, especialmente en hombres de ascendencia africana (Getty)

Este nuevo estudio mejora el sistema para medir el riesgo genético, consiguiendo más eficacia a la hora de predecir quién desarrollaría o no cáncer de próstata, y distinguiendo incluso entre la probabilidad de casos agresivos y menos graves entre los hombres de ascendencia africana.

En este sentido, los científicos constataron que las puntuaciones de riesgo más altas basadas en las 451 variantes se correlacionaban con una enfermedad más agresiva en hombres de ascendencia africana.

Para Christopher Haiman, de la USC, “no vamos a aprender todo lo que hay que saber sobre la genética del cáncer de próstata estudiando sólo a hombres blancos”.

Además, esta investigación podría sentar las bases para identificar a las personas con mayor riesgo de cáncer de próstata agresivo y permitir su detección precoz mediante análisis más tempranos y frecuentes.

El análisis combinado de estudios sobre el ADN abre nuevas vías en la comprensión del cáncer de próstata, con implicaciones directas en su tratamiento (Imagen Ilustrativa Infobae)
El análisis combinado de estudios sobre el ADN abre nuevas vías en la comprensión del cáncer de próstata, con implicaciones directas en su tratamiento (Imagen Ilustrativa Infobae)

Dado que muchos casos de cáncer de próstata diagnosticados hoy en día podrían no llegar nunca a poner en peligro a sus portadores -lo que llevaría a tratamientos innecesarios que pueden degradar la calidad de vida-, diferenciar el riesgo de padecer una enfermedad agresiva es clave, aseguran los autores.

“Seguiremos mejorando esta puntuación de riesgo y buscando marcadores que ayuden a distinguir la enfermedad agresiva de la que lo es menos -afirma Haiman, quien no obstante señala que- harán falta ensayos clínicos para evaluar la eficacia de esta puntuación a la hora de ayudar a médicos y pacientes a tomar decisiones”.

El Programa Millones de Veteranos de la Administración de Salud para Veteranos de EEUU y el Laboratorio Nacional Argonne demostraron ser socios esenciales para incluir poblaciones diversas en el estudio. Reunirlo todo requirió un esfuerzo de equipo que superó la intervención de 300 investigadores de más de 100 instituciones, en 26 países, desde Barbados hasta Bulgaria, Nigeria hasta los Países Bajos y desde Japón hasta Ghana. “Esto muestra lo que sucede cuando la comunidad investigadora mundial se une para lograr mejoras para todos -concluyó Haiman-. El hecho de que todos estuvieran tan dispuestos a colaborar fue enormemente crítico”.

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