El Flu y Boca van por la gloria mañana (16:00)
Los dirigidos por Fernando Diniz pretenden darle a su afición la primera alegría continental y cobrarse la “revancha” de la caída que tuvieron en la definición de 2008, contra Liga Deportiva Universitaria (LDU) de Quito en el mismo escenario donde mañana enfrentarán a los de Jorge Almirón.
El Xeneize pretenderá lograr “de una vez por todas” la tan ansiada “séptima estrella”.
El seis veces campeón de América quiere, además, cortar con una sequía que data desde 2007, cuando también prevalecieron en territorio brasileño contra el Gremio.
Después de aquella coronación, Boca tuvo dos oportunidades para ganar la Libertadores y en ambas sufrió el sabor amargo de la derrota.
En 2012, sucumbió frente a Corinthians en Sao Paulo por un 3-1 global y la frustración se apoderó del hincha xeneize.
La sensación negativa se ahondó aún más seis años después.
El 9 de diciembre de 2018 es una fecha que los fanáticos de River Plate no olvidarán jamás porque le ganaron ese día a su archirrival de toda la vida la final de la Libertadores en el estadio Santiago Bernabéu de Madrid.
Prácticamente cinco años después, a Boca se le presentará mañana una nueva oportunidad.
El club argentino quiere hacer pesar y valer su jerarquía y peso específico.
En tanto que los hinchas dieron rienda suelta a las coincidencias que “alimentan su ilusión”.
Por ejemplo, al sumar los dígitos que componen el año 2023, “sale 7”.
Eso es en alusión a lo que sería la séptima Libertadores para Boca.
Pero el veredicto saldrá en el césped del mítico Maracaná y tras el pitazo final del colombiano Wilmar Roldán, no habrá margen para nada más.
Por su parte, Fluminense procurará imponer su “mejor juego”.
A diferencia de su contrincante, el club carioca definió todas sus llaves en los 90 minutos y, por momentos, ejerció hegemonía sobre sus oponentes.
Otro condimento especial para el Flu es la sede del compromiso: el Maracaná, un estadio que ellos conocen de pies a cabeza.
Desde las definiciones a partido único, que empezaron en 2019, será la primera vez que un finalista juegue “prácticamente como local”.
En Europa, el ejemplo más “parecido” fue en 2012, cuando Bayern Múnich enfrentó a Chelsea en el Allianz Arena por la final de la Champions.
Acabó 1-1 en 120 minutos y el Blue se llevó la Orejona tras imponerse por 3-4 en la tanda de penales. ¿Qué pasará mañana?