De cuestionados a imprescindibles
Modric y Kroos, que apenas han coincidido 227 minutos este curso, pasan a ser fundamentales para Ancelotti ante la avalancha de lesiones en el Real Madrid.
No van los dos en el mismo saco, claro: arrancaron de suplentes ambos en la primera jornada liguera, en San Mamés, pero pronto Kroos se hizo con un puesto en el once fijo, ya lleva acumulados 889 minutos esta temporada y ha sido titular en los partidos de tronío (Real Sociedad, Atlético, Girona, Nápoles, Sevilla, Barcelona...); el caso de Modric es mucho más significativo, pues ha jugado sólo 647 minutos y fue suplente en el Diego Armando Maradona, en el Clásico, en el Pizjuán...
Una situación extraña para el de Zadar, como él mismo explicitó en una entrevista con un medio de su país durante uno de los parones del arranque de la campaña: “Nadie está contento cuando no juega. Después de toda mi carrera, esa sensación me resulta especialmente extraña. Pero el entrenador lo decidió por sus propios motivos. El Madrid quería que me quedase y yo tenía el mismo deseo. Mi única condición para quedarme era que me trataran como un jugador competitivo, y que no me mantuvieran en la plantilla basándose en méritos pasados. Me dijeron que nada cambiaría en mi estatus, y por eso firmé. Soy consciente de que tenemos mucha competencia en el mediocampo, que estos jóvenes son jugadores de primer nivel. Trabajaré para estar entre los protagonistas de esta temporada. Veremos cómo se desarrollan las cosas, si en un futuro resulta que ya no soy importante, entonces pensaría qué hacer. Me llegaron otros intereses, pero mi objetivo siempre ha sido el Real Madrid”.
Unas conclusiones basadas en los hechos: el tiempo de Modric y Kroos parecía haber pasado, al menos como pareja del mediocampo. Su participación esta temporada de forma conjunta ha sido escasa hasta el momento: han coincidido sólo en diez partidos sobre el campo, y en total han sumado apenas 227 minutos juntos. A eso se une el rol que Ancelotti ha conferido a la dupla, mucho más centrado en el control de los partidos en las segundas partes que en arrancarlos: sólo han sido titulares juntos una vez, en el derbi del Metropolitano, y el resultado al descanso (2-1 para el Atleti; el gol blanco fue de Kroos) llevó a Carletto a retirar a Modric y a poner a Joselu en su lugar. El resto de sus apariciones conjuntas han sido encarando el final de los duelos, con el equipo más centrado en ordenarse y no encajar que en dañar al rival: durante esos 227 minutos el Madrid marcó seis goles y encajó cuatro, con un un balance casi neutro (+2).
La nueva ola tendrá que esperar
Los años y la edad no perdonan, ni siquiera a las leyendas. En esto es injusto, una vez más, poner a ambos en el mismo nivel, pues Kroos cuenta con casi 34 años (los cumple en enero) y Modric tiene 38 cumplidos desde septiembre. Con todo, ambos llegaron al pasado verano con sus contratos finalizando y decidieron renovar una temporada más para extender un poco más la experiencia en la Casa Blanca, conscientes de que el futuro ya está aquí y tiene nombres y apellidos: Federico Valverde, Aurélien Tchouameni, Eduardo Camavinga, Jude Bellingham...
Y Ancelotti ha actuado en ese sentido en perfecta alineación con la política del club, lo cual ha causado un inevitable coste a la participación de dos pilares fundamentales de las últimas cuatro Champions League (Modric también estuvo en la Décima; Kroos lo sufrió como jugador del Bayern). Pero las circunstancias ahora otorgan una vida extra a la pareja de veteranos: Camavinga no estará listo hasta finales de enero, a Tchouameni no se le espera hasta que arranque 2024 y Ceballos, aunque llegue al siguiente partido en Cádiz, lo hará falto de ritmo tras encadenar lesiones. El once del Nuevo Mirandilla pasa por Kroos de mediocentro, con Valverde y Modric de interiores y Bellingham en la mediapunta. Lo dice el refrán: a canas honradas, no hay puertas cerradas. Y las del once del Madrid están ahora abiertas de par en par para Modric y Kroos.