CHAMPIONS (D) | REAL SOCIEDAD 0 - SALZBURGO 0 / Milán elegirá al líder

Partido discreto de la Real Sociedad, que empató en casa ante el Salzburgo, lo mismo que hizo el Inter en Lisboa ante el Benfica. Las tablas valen a los de Imanol en San Siro.

Alfonso Herrán
As
La Real Sociedad tiene metido entre ceja y ceja el broche de la fase de grupos en Milán dentro de 15 días y la clausura de estos deciseisavos en casa casi le molestaba. Sobraba. Poco iba a definir y casi nada puso en el asador el equipo de Imanol. El Salzburgo podía complicarse el tercer puesto, que da acceso a la Europa League, y mostró más hambre, tuvo una superior agresividad. Los donostiarras apenas mostraron ese ritmo que le has llevado a estas alturas de pelear por el liderato del Grupo D, apenas probaron a una defensa que no es la más férrea del mundo precisamente. Dejaron lo mejor para el final, cuando metieron una marcha más gracias Sadiq y Kubo, que se unieron a un gran Turrientes, enormemente participativo y voraz en cada disputa. Hubo mucho desacierto y poca tensión, eso se deja para el día del Inter, que igualó un 3-0 en Lisboa ante el Benfica. Dos de los tres resultados posibles en San Siro sonríen a la Real, cualquiera menos la derrota, ya que ambos están con los mismos puntos, igualaron en Anoeta en la primera vuelta y los vascos tienen mejor coeficiente que los nerazzurri (+5, por +3). Aunque hubo fases de puro bostezo, el meta rival Schlager fue el mejor y Remiro ni olió el balón en el segundo tiempo, así que puede concluirse que el triunfo moral perteneció a los locales. Falló la pegada, el arte final, pero se mantiene la posición de privilegio. ¡Y siguen invictos!

Hubo rotaciones, pero Imanol sigue barriendo para casa y puso en liza a siete canteranos de nuevo. No estuvieron a la altura los componentes de la llamada ‘unidad B’. Era un buen día para probar a Odriozola, pero apenas se aventuró al ataque, porque Cho le comía el espacio. La primera parte fue muy rácana con las ocasiones. La más clara fue una de Nené en un contraataque iniciado por él mismo y apoyado en los últimos metros en Ratkov. Eso fue lo más masticable junto con dos tiros que se envenenaron, pero no tenían mucho aroma de gol, a cargo de Oyarzabal y Zakharyan, más un par de remates de Turrientes, uno de mala manera en el área y el segundo más lejano. Esa fue la aportación de unos 45 minutos en los que la Real movió bien la pelota de banda a banda y trató de aportar velocidad, pero apenas subrayó ese fútbol que le ha llevado a soñar a lo grande esta temporada. Dedic protestó un empujón de Zubeldia en el área, pero no era suficiente para pitar penalti. Las noticias que llegaban desde Lisboa asombraban a la grada. Los goles del Benfica añadían una carta más en la baraja de la Real para alcanzar el liderato, ya que en ese caso le valdría un empate en Milán en diciembre para amarrar el primer puesto. Luego fue cambiando el panorama, pero en lo sustancial, quedó esa premisa para acabar al frente del lote.

Oyarzabal encabezó un gran contragolpe tras conducir durante 50 metros y filtrar un pase a Zakharyan, pero este cruzó mucho la pelota. La Real estaba cuajando un partido sin mucha historia, pero al inicio del segundo período ya había probado cuatro veces al meta Schlager. Por ejemplo, en un gran disparo de Brais Méndez o una volea de Zakharyan. Imanol fue moviendo el arbolito, con Barrenetxea por el flanco diestro para meter a Zakharyan en la mediapunta, con una versión muy mejorada situado a la altura de Turrientes, y Kubo, es decir, la ‘vieja guardia’, ya que la ‘unidad B’ no estaba dando un paso al frente.

Zubimendi detuvo la respiración del estadio cuando se torció el tobillo en el minuto 70, pero tiene una anatomía privilegiada y pudo seguir. El Inter equilibró un 3-0 y empezaba a cambiar la película para el primer puesto. Con otro más le valdría para llevar la iniciativa en el grupo si la Real no ganaba su cita, algo que por fortuna no ocurrió. Sadiq salió para los diez minutos finales. El héroe del fin de semana ante el Sevilla revolucionó el ataque txuri-urdin apareciendo por todas partes y dando fluidez al juego. Nada más entrar, probó a Shleger, pero el meta de los ‘toros rojos’ seguía siendo infranqueable.

El pobre Red Bull comparecía plagado de bajas por lesión y durante el choque prosiguió su calvario. El capitán Ulmer andaba con molestias y no estaba para jugar. Con 38 años y mil batallas a sus espaldas, acabó llorando porque se resintió de los problemas musculares en 84′. Dejó su puesto a Baidoo, que improvisó como lateral, aunque no lo es. Kubo entró en combustión en la parte final, y casi premia la voluntad realista. Un buen pase interior del japonés a Barrenetxea permitió a este meter un centro que no acertó a rematar con precisión en el área Zubimendi. Más tarde Take lanzó con maestría una falta a la escuadra que también atrapó, cómo no, el meta del Salzburgo. Tras cuatro grandes partidos, la gente se ha acostumbrado mal, y esta quinta entrega, que no ha estado a la altura de las anteriores, deja un regusto amargo. Pero el liderato está un paso más cerca. Y a domicilio es muy fiable. Más que en casa.


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