Alerta por la epidemia de soledad: la OMS creó una comisión para abordar el problema y encontrar soluciones
Considerada uno de los mayores factores de riesgo para la salud mental en todas las edades, el organismo declaró esta semana que es una prioridad sanitaria mundial y creó un comité de expertos sobre Conexión Social. La opinión de los especialistas
La nueva Comisión para la Conexión Social estará conformada por 11 especialistas y estará copresidida por el excirujano general del gobierno estadounidense Vivek Murthy y la enviada especial de la Unión Africana para la juventud, Chido Mpemba (Zimbabue), según anunció en un comunicado la organización.
Pero ¿de qué se habla cuando se habla de soledad? Any Krieger, licenciada en Psicología, psicoanalista, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), full member de la Asociación Psicoanalítica Internacional (IPA), explicó a Infobae que la soledad es una experiencia subjetiva, de cada individuo, “quien aun rodeado por una estructura familiar, amigos y afectos cercanos, puede sentirse solo”.
“Algunos pensadores clásicos consideraban a la soledad como una posición filosófica, ética y constructiva frente a la vida, por ejemplo Schopenhauer. Sin embargo, en la concepción moderna, la situación cambia sustancialmente”. Giles Lipovetsy, filósofo del individualismo, la soledad y del consumismo, reflexionó: “La ciudades de hoy están marcada por costumbres individualistas, que conducen a un sentimiento de soledad creciente. No es una situación transitoria: la individualización de la cultura y de los comportamientos hacen que la soledad esté condenada a desarrollarse mucho más en el futuro. Sin duda, es uno de los dramas del mundo actual”, señaló Krieger.
Por su lado, el doctor Oscar A. Paulucci, psicoanalista y médico especialista en Psiquiatría, miembro titular de la Asociación Psicoanalítica Argentina, explicó a Infobae: “La palabra soledad tiene su origen en el latín ‘solitas’, que significa la cualidad de estar sin nadie más. Sin embargo, su significado y el impacto emocional que tiene puede variar según cada individuo, así como el momento y el contexto en el que se exprese”.
Y añadió: “Nacemos todos prematuros, necesitamos del otro, no sólo de la dependencia al alimento, sino la necesidad de causar el deseo de algún otro. La provisión de alimento no es suficiente para sobrevivir, necesitamos ser deseados y nombrados para vivir.”
“La desconexión social se ha convertido ahora en un factor clave de la crisis de salud mental más grande que estamos viendo en este mundo”, dijo Murthy. Y agregó: “Estoy encantado de colaborar estrechamente con un grupo destacado de comisionados para promover la conexión social, un componente vital del bienestar. Juntos podemos construir un mundo menos solitario, más saludable y más resiliente”, dijo el doctor Murthy.
El experto sumó: “Dadas las profundas consecuencias que la soledad y el aislamiento tienen en el ámbito social y de salud, tenemos la obligación de invertir en la reconstrucción del tejido social de la misma manera que hemos hecho para enfrentarnos a otros problemas de salud mundial, como el consumo de tabaco, la obesidad y la crisis de adicciones.”
Según la OMS, durante tres años, la nueva comisión analizará el papel central que desempeña la conexión social en la mejora de la salud de las personas de todas las edades y expondrá soluciones a medida para establecer relaciones sociales.
Una de cada cuatro personas mayores sufre aislamiento social, tasa muy similar en todas las regiones. “Según resultados de diversos estudios, entre un 5% y un 15% de los adolescentes padecen soledad, pero es probable que estas cifras representen una subestimación”, afirma la OMS.
Los efectos de la soledad en la salud
Para el neurocientífico Facundo Manes, presidente de la World Federation of Neurology Research Group on Aphasia, Dementia and Cognitive Disorders y fundador del Instituto de Neurología Cognitiva (INECO) y el Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro, la soledad “podría ser tan mortal como un ACV”.
Según explicó en una nota reciente en Infobae “Sentirse solo es un mecanismo biológico como tener hambre o sed, pero la diferencia está en que una persona puede comer o beber y se acaban sus problemas, pero no puede salir a la calle y gritar ‘quiero tener amigos’”, señaló Manes.
El aislamiento social y la soledad se asocian a un mayor riesgo de muerte por todas las causas, según lo confirmó una revisión de 90 estudios que incluyen a más de 2 millones de individuos.
Esa revisión fue publicada en la revista especializada Nature Human Behaviour. Encontraron que la soledad eleva el riesgo de morir por cualquier tipo de causa en un 14%. Además, detectaron que la situación es peor cuando se mide el impacto del aislamiento social, que quiere decir escasez de relaciones sociales con otras personas. En ese caso, el riesgo de mortalidad se agrava en un 32%.
El impacto de la soledad en la salud es de tal alcance que un estudio lo comparó con fumar hasta 15 cigarrillos al día.
Dice la OMS: “La falta de conexión social conlleva un riesgo equivalente, o incluso mayor, de muerte prematura al asociado con otros factores de riesgo más conocidos, como el tabaquismo, el consumo excesivo de alcohol, la inactividad física, la obesidad y la contaminación del aire. El aislamiento social también tiene un grave efecto en la salud física y mental: diversos estudios muestran su relación con la ansiedad y la depresión y cómo puede incrementar el riesgo de enfermedades cardiovasculares en un 30%”.
Muchas investigaciones sobre el aislamiento social y la soledad se centran en las personas mayores. Ellas corren un mayor riesgo porque con mayor frecuencia viven solos, han perdido más familiares o amigos y son más propensos a tener problemas físicos como pérdida de audición, lo que puede impedirles ser sociables, según los Centros para el Control de Enfermedades y Prevención de EE. UU.
Pero no son sólo las personas mayores las que se sienten solas. Una encuesta realizada en 142 países publicada el mes pasado indicó que casi 1 de cada 4 adultos (lo que se traduce en más de mil millones de personas), informó sentirse muy o bastante solo. Los niños tampoco son inmunes. Algunos estudios han hallado que más de la mitad de los niños y adolescentes se sienten solos al menos parte del tiempo.
Según Paulucci, “Es interesante notar cómo, a pesar de la conectividad facilitada por las redes sociales y la abundancia de contactos virtuales, el sentimiento de soledad persiste e incluso se agrava en la cultura actual. La sobreexposición a la información, la hiperactividad y las interacciones superficiales pueden dificultar el establecimiento de conexiones significativas y satisfactorias con los demás, lo que a menudo resulta en decepción y una sensación de pérdida acelerada”.
La desconexión social también puede empeorar los resultados educativos: “los jóvenes que se sienten solos en la escuela secundaria tienen más probabilidades de abandonar la universidad. También puede hacer que empeore la economía de las personas afectadas: sentirse desconectado y sin apoyo en el trabajo puede conducir a una menor satisfacción y rendimiento laboral”, afirma la OMS.
Según un artículo publicado en The Lancet, se necesita reconocer a la soledad como producto de cómo se construyen las sociedades en la actualidad, lo que Xiaoqi Feng y Thomas Astell-Burt denominan “entornos solitarios”.
Los expertos los describe de la siguiente manera: “Nuestro entorno físico, dictado por la planificación urbana, puede impedir la conexión social si no permite las interacciones y el compromiso. El trabajo remoto o homeoffice se han vuelto más comunes, lo que dificulta establecer conexiones significativas con colegas”.
Y agregaron: “El uso de las redes sociales, con sus promesas de unir a las personas, se ha asociado con una mayor sensación de desconexión social. La austeridad, la pobreza, el racismo y la xenofobia provocan inequidad y sentimientos de exclusión. Las tendencias sociales hacia el individualismo, a expensas del colectivismo y el sentimiento de pertenencia, corren el riesgo de aumentar los sentimientos de soledad. Es necesario centrar la atención en comprender cómo estas causas fundamentales pueden fomentar la soledad y en cómo cambiarlas o desmantelarlas para mejorarlas; por ejemplo, priorizar la creación de espacios verdes podría fomentar la comunidad y mejorar la salud mental”.
Entonces, cabe preguntarse ¿cómo combatir la soledad?
El doctor Paulucci aseguró que además de acciones como la comisión de la OMS, que son muy válidas, el psicoanálisis puede ayudar. “La experiencia del análisis nos permite elaborar de manera única el sentimiento de soledad cuando surge, generando preguntas a quienes nos consultan. El primer paso es pasar de quejarnos y victimizarnos a asumir nuestra propia implicación subjetiva, es decir, reconocer qué parte tenemos en el malestar del cual nos quejamos. Es fundamental reconocer nuestra responsabilidad y participación en el sentimiento de soledad que experimentamos”.
A su vez, recomendó que cualquier encuentro a nivel club, grupos, talleres, etc. “son cuestiones que hacen al lazo social y hay que reforzarlas”.