Un ataque destinado a desbaratar un acuerdo con Arabia Saudita con la mano de Irán y Rusia
El pacto que estaban por firmar dejaba afuera a los palestinos. Los iraníes no ocultan su apoyo a Hamas en esta ofensiva inédita. El factor determinante son los rehenes israelíes que están en manos de las milicias
Hamas aprovechó esta situación. Encontró a Israel debilitado por las fracturas internas. Las manifestaciones masivas que se producen desde hace meses de los demócratas israelíes para intentar detener el avance de los grupos ultrareligiosos y ultraconservadores eran vistas entre los palestinos como una oportunidad para intervenir y tratar de conseguir algunas concesiones. Pero lo único que obtuvieron fue más mano dura. Netanyahu, sus ambiciones personales y su entrega de cuerpo y alma a los sectores más radicalizados, sólo crearon el caldo de cultivo de lo que explotó ayer con el ataque sorpresa.
En tanto, queda por verse hasta dónde están dispuestos y hasta dónde pueden llegar las milicias palestinas de Gaza y con qué armamento fueron provistas por Irán y, se sospecha, que también Rusia. El principal asesor militar del líder supremo Jamenei dijo ayer desde Teherán que seguirían respaldando a los combatientes islamistas “hasta la liberación de Palestina y Jerusalén”. Las declaraciones de Yahya Rahim Safavi, ex comandante de la Guardia Revolucionaria iraní, fue tomada en Israel como un apoyo directo de Teherán a la invasión desde Gaza.
“En septiembre, hubo reuniones en El Líbano entre líderes militares de Hamas y mandos de la Guardia Revolucionaria iraní”, según Jason Brodsky, académico del Middle East Institute citado por Politico. “Esto proporciona algunas pistas claras sobre la organización de este asalto a Israel que vemos ahora”, explicó Brodsky.
La relación de los iraníes con Hamas tuvo sus altibajos en los últimos años. Los lazos se tensaron al estallar la guerra civil siria, con Teherán respaldando al régimen de Bashar al Assad y el grupo palestino apoyando a los rebeldes que luchan por derrocar al líder sirio. Como consecuencia, Hamas se acercó a Arabia Saudita y Qatar, pero con el fracaso de la llamada Primavera Árabe y la aparición del ISIS y Al Qaeda en la guerra civil siria, no tuvo más remedio que desistir de su posición. El derrocamiento del gobierno egipcio de los Hermanos Musulmanos del presidente Mohamed Morsi y un cambio de liderazgo en Qatar, sus aliados hasta ese momento, terminaron con Hamas nuevamente en los brazos de Irán.
Desde entonces, Israel esperaba una ola de violencia como las tantas que se produjeron antes, pero nunca una operación militar de esta envergadura en la que las milicias salieron a disputarle el territorio a un ejército muy superior. Desde hace décadas, una fuerza invasora no penetraba en algunas de las zonas más pobladas de Israel. Esto, a pesar de que las autoridades israelíes llevaban pronosticando desde agosto un probable ataque de Hamas o Hezbollah, o de ambos, en medio de las crecientes escaramuzas que se estaban produciendo en la zona fronteriza entre Israel y El Líbano. “Ataca el corazón de las Fuerzas de Defensa de Israel. Ataca al corazón de Israel. No se parece a nada que hayamos visto de Hamas en el pasado. Y demuestra una decisión estratégica emprendida por la organización que no creo que se produjera sin sus patrocinadores en Teherán”, opinó Jonathan Schanzer, de la Fundación para la Defensa de las Democracias, un think tank con sede en Washington.
Todo esto lleva a la gran pregunta de este momento y es qué va a hacer el otro grupo armado de la región aliado de Irán, el Hezbollah de El Líbano. Hasta anoche no había entrado en el conflicto. Por un lado, se sabe que la fuerza operativa y el armamento de los milicianos libaneses se reforzó en los últimos meses a pesar de la durísima situación económica que vive el país. Pero al mismo tiempo, el Hezbollah sabe que no puede hacer ningún movimiento en falso porque los grupos armados cristianos de El Líbano podrían aprovechar la situación para deshacerse de los musulmanes radicalizados como ya ocurrió en otras oportunidades desde la guerra civil que devastó al país.
En tanto, el otro hecho relevante y que podría marcar este conflicto tanto como el fracaso de la seguridad, es el de los rehenes israelíes que se encuentran en este momento en manos de los combatientes de Hamas. Es un número “sustancial” de secuestrados, admitió el comando supremo militar israelí. Las imágenes de una joven mujer soldado ensangrentada que es obligada a subir a los golpes a una camioneta impactó en la opinión pública israelí. Se habrían llevado hasta 50 civiles de un kibutz cercano a Gaza. Los anteriores secuestros de soldados tardaron años en resolverse. Y esto lleva a la pregunta de si las tropas israelíes se podrían atrever a entrar a Gaza para liberar a sus compatriotas. Sería una operación sumamente arriesgada. Las tropas podrían quedar atrapadas en las pequeñas calles de los barrios de la populosa Franja. Pero, al mismo tiempo, el gobierno de Netanyahu no podrá sostener por demasiado tiempo un enfrentamiento con este número de rehenes en manos del enemigo.
Este sábado se inauguró una nueva realidad en Medio Oriente y el resto del planeta. La Era de lo Imprevisible está instalada y en todo su esplendor. Nos sigue sorprendiendo con jugadas inéditas.