Terremoto en Nápoles: la angustia de vivir junto a un volcán activo

La creciente actividad sísmica en la región despierta temores de una erupción volcánica, generando inquietud y dilemas para los residentes

Alfredo Colato vive en el corazón de la región de los Campos Flégreos. De un lado, las casas dan a las tierras volcánicas. Del otro, regalan las bellas vistas del golfo de Pozzuoli.

Construcciones en la zona de Bagnoli, cerca de Pozzuoli, en los Campos Flegreos, región volcánica próxima a Nápoles (AFP)
Construcciones en la zona de Bagnoli, cerca de Pozzuoli, en los Campos Flegreos, región volcánica próxima a Nápoles (AFP)

A sus 62 años, Alfredo recuerda que él y sus amigos de infancia envolvían huevos en papel de aluminio en el cráter de la Solfatara, en medio de las bocanadas de gases volcánicos que surgían del suelo.

Si los Campos Flégreos entran de nuevo en erupción, Pozzuoli caerá al mar”, se inquieta Alfredo. “Vivimos en un estado permanente de ansiedad. La gente no consigue dormir”, explica a la AFP.

Humo de la "solfatara" en los Campi Flegrei (Campos Flegreos)
Humo de la "solfatara" en los Campi Flegrei (Campos Flegreos)

A la sombra del Vesubio

El volcán, que se extiende sobre un perímetro de 15 por 12 kilómetros, presenta la típica depresión de fondo llano que queda tras una erupción.

En esta región, los Campos Flégreos están a la sombra del cercano Vesubio, cuya majestuosa silueta domina toda la bahía de Nápoles. Célebre por haber arrasado Pompeya del mapa en el año 79, su amenaza ahora es menor.

En cambio, aunque los Campos Flégreos no presenten la característica forma cónica, no deben ser subestimados. Hace 40.000 años, protagonizaron la erupción más potente de la que se tiene constancia en el Mediterráneo, que afectó el clima mundial.

Pese a ello, la región está densamente poblada desde hace miles de años por su clima templado, sus fértiles tierras y sus fuentes de agua caliente, frecuentadas en otros tiempos por los emperadores romanos.

La que era su villa de veraneo, Bayas, se encuentra ahora sumergida víctima del bradisismo, un fenómeno volcánico que eleva o hunde el suelo debido a la actividad subterránea.

Cada vez más residentes de la zona toman ansiolíticos. Hay quienes temen una evacuación forzada en caso de erupción. “Esto será el caos, estaremos en manos de Dios”, asegura con fatalismo Felice Galloro, de 78 años.

Un incremento de la actividad volcánica a comienzos de los años 1980 provocó la evacuación de 40.000 habitantes. Muchos de ellos en Pozzuoli están traumatizados todavía a día de hoy.

Templo de Serapis en los Campos Flegreos (AFP)
Templo de Serapis en los Campos Flegreos (AFP)

“Era una ciudad fantasma”, recuerda Armando Follera, de 61 años, que fue evacuado junto a su madre y pasó tres años en un alojamiento provisional.

Según el plan de urgencia de Protección Civil, la zona de riesgo está dividida en secciones, cada una de ellas hermanada a una región de Italia que acogería a los evacuados en caso de catástrofe.

Los habitantes de Pozzuoli, por ejemplo, serían trasladados a Lombardía, una rica región del norte cuya capital es Milán.

Felice Galloro dice que está “dispuesto a morir” en su casa. Para Alfredo Colato, que lo sacaran de su casa para ir al norte sería como “morir dos veces”.

Erupción no inminente

En el observatorio del Instituto Nacional de Geofísica y Vulcanología (INGV), enjambres de pequeños puntos rojos en un mapa reflejan las numerosas sacudidas de la región, incluida una de magnitud 4 el lunes.

Según Sandro de Vita, un vulcanólogo de 63 años, las sacudidas continuarán mientras los gases emitidos por el magma hagan presión en la superficie y fisuren el suelo.

Los habitantes comparan la actividad actual a la de los años 1980, cuando podía haber hasta 500 sacudidas diarias. De Vita precisa que ahora son menos fuertes.

El experto no pronostica terremotos de magnitud superior a 5, aunque estos ya pueden ser peligrosos. Los sismos causados por volcanes son habitualmente menos profundos y pueden causar más daños en la superficie.

Un escenario catastrófico, con expulsión de lava, ceniza y piedras, es improbable en un futuro próximo, considera De Vita.

Estatua de Martín de León y Cárdenas en Pozzuoli (AFP)
Estatua de Martín de León y Cárdenas en Pozzuoli (AFP)

Antes de que ocurra esto habrá cambios que “nos permitirán advertir en caso de erupción” inminente, afirma.

“La gente no debería tener miedo. O más bien, deberían tener miedo, pero solo cuando se lo digamos”, precisa.


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