Rudi García, en el alambre

El Nápoles se reunió con el técnico tras la derrota con la Fiorentina. De Laurentiis de momento confirmó al francés, pero está muy decepcionado con el rendimiento del equipo.

Mirko Calemme
As
La derrota con la Fiorentina volvió a abrir una crisis muy seria en el Nápoles. Más allá del 1-3, lo que inquieta, bajo el Vesubio, es la manera en la que ha llegado. Italiano le mostró a De Laurentiis por qué era su favorito para sustituir a Spalletti con una Viola organizada, agresiva y ofensiva, que dominó al campeón de Italia durante largos tramos del encuentro y se llevó merecidamente los tres puntos.

Para no molestar a su amigo Commisso, el máximo mandatario del Nápoles decidió no forzar la salida de Italiano y apostar por García, cuyo comienzo decepcionó mucho. En 10 encuentros oficiales, los azzurri apenas ganaron cinco veces y el domingo, en el Maradona, se volvieron a notar todos los defectos de un equipo que ha perdido los principios con los que dominó el Calcio durante el curso pasado. El francés no tiene la confianza de sus jugadores (Politano fue el tercero en hacerle gestos durante un cambio, tras Kvaratskhelia y Osimhen) y tampoco muestra ideas claras con planteamiento y cambios, que fueron criticadísimos (sobre todo el de Osimhen, fuera en el 77′ con el 1-2 en el marcador).

De Laurentiis, enfurecido tras la derrota de ayer, decidió reunirse con los jefes del área deportiva y con el técnico esta tarde. Expresó toda su decepción por los resultados y, sobre todo, por el paso atrás que supuso el encuentro con la Fiorentina, pidiendo un cambio radical una vez terminado el parón. De momento, salvo enormes sorpresas, García continuará en su puesto, pero el presidente sureño seguirá reflexionando aunque, hoy por hoy, no tiene una alternativa que le convenza al 100%. Con Antonio Conte que no parece dispuesto a empezar un proyecto con la temporada ya en curso, Igor Tudor es el nombre más caliente en estas horas, pero su estilo de juego (defensa de tres, presión hombre a hombre...) se adapta poco a una plantilla que practicó un fútbol totalmente distinto en los últimos años. García, mientras, voló a Niza para desconectar. A su regreso, le esperará un Nápoles con el scudetto en el pecho y a siete puntos del liderato tras ocho jornadas.

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