¿Qué tiene Putin en la cabeza? El libro que intenta descifrar al líder ruso a través de la ficción

Vladislav Surkov fue un colaborador extremadamente cercano al primer mandatario de Rusia. Terminó condenado al exilio interno. “El mago del Kremlin”, de Giuliano da Empoli, reconstruye ese vínculo y la forma de ejercer el poder tras la caída de la Unión Soviética.

Este ideólogo ocupó varios cargos en la administración presidencial rusa desde principios de los años 2000 hasta 2021. Fue un período marcado principalmente por los atentados de 1999 en Rusia, la revolución naranja en Ucrania, la ocupación del Donbás y los Juegos Olímpicos de Sochi. Lo que sedujo a Da Empoli es el perfil atípico de Surkov: fan del rap, letrista para un grupo de rock, aficionado al teatro de vanguardia, autor de algunos libros de ciencia ficcion bajo seudónimo.

En 2014 cae en desgracia y es declarado persona non grata en el extranjero. Surkov tuvo a su cargo el expediente ucraniano pocos meses antes de la anexión de Crimea por los rusos, en marzo de 2014, y la intervencion militar en Donbás que dejó más de 13 mil muertos. En represalia, Estados Unidos y la Unión Europea le prohibieron el ingreso y congelaron sus activos.

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Después de veinte años al lado del líder, “el mago” renuncia y es condenado a un exilio interno. El autor cuenta el detrás de la escena de estos acontecimientos. Un recorrido que favorece el dispositivo novelesco. Una introspección en voz alta en la penumbra de una biblioteca llena de libros antiguos, donde Baranov -alter-ego novelesco de Surkov- ofrece una reflexión sobre el autoritarismo y los resortes del poder.

Giuliano da Empoli -politólogo, ensayista ítalo-suizo y ex asesor político- le presta a Surkov, rebautizado Vadim Baranov en la novela, una vida privada y unas palabras imaginarias. Describe su juventud, su debut como director, luego productor de televisión, antes de reunirse con Vladimir Putin, entonces director del FSB -Servicio Federal de Seguridad- la agencia de espias (ex KGB). A Baranov, Da Empoli le endilga una ascendencia moscovita y aristocrática, cuando el verdadero mago -Vladislav Surkov- es hijo de un maestro checheno de origen modesto.

El “nuevo Rasputín”, Vadim Baranov, incita a Vladimir Putin a ingresar en la política, con la ayuda de Boris Berezovsky, quien fue uno de los más poderosos magnates rusos que controlaba negocios en los sectores bancarios, de las comunicaciones y de la energía, y que apareció muerto -¿asesinado?- en su departamento de Londres en 2013.

El ex jefe del FSB, Putin, rápidamente impone su estilo autoritario y sin concesiones. Él “nunca permitiría que nadie lo guíe. Quizás podíamos acompañarlo, y era mi intención hacerlo, pero ciertamente no conducirlo”, se da cuenta rápidamente el consejero político ficticio. En la mayoría de los casos, Vadim Baranov se encuentra más cerca de cumplir la voluntad del jefe de Estado que de aconsejarlo.

Vladislav Kurov, una de las cabezas del Kremlin durante años. REUTERS/Sergei Karpukhin/File Photo
Vladislav Kurov, una de las cabezas del Kremlin durante años. REUTERS/Sergei Karpukhin/File Photo

El punto de quiebre del pueblo ruso es la caída de la Unión Soviética, que cambiará la mentalidad de toda una sociedad. En los años ‘90 el dinero fluye a raudales, los oligarcas ocupan el espacio. De pronto, se le explica a toda una generación que creció con el ideal del buen trabajador, para quien el obrero era el héroe y el Partido Comunista su única riqueza, que todo había sido devorado por el dinero.

La figura del multimillonario ocupa el lugar del ideal colectivo. Varanov dice en el libro: “Nuestra generación había presenciado la humillación de nuestros padres. Personas serias y conscientes que habían trabajado duro toda su vida y que, en los últimos años, se encontraron perdidos como un aborígen australiano tratando de cruzar la autopista… Ahora era cuestión de hacerles justicia”.

Es así que Putin se presenta como el salvador del orgullo ruso, de la dignidad perdida. Hablará de la patria en lugar de las maravillosas mansiones de la Costa Azul. Varanov capta el momento en que el país, aturdido por los jets-skis, las escort girls y el champagne, quiere volver a creer en la grandeza de una Rusia poderosa que, a diferencia de Occidente, adora las demostraciones de fuerza. Varanov le dice a un europeo, que para los occidentales “toda su visión del mundo se basa en evitar los accidentes. Reducir al mínimo posible el terreno de la incertidumbre para que la razón reine soberanamente. Nosotros, en cambio, hemos entendido que el caos es nuestro amigo, en realidad, nuestra única posibilidad”.

Este libro analiza la práctica del poder vertical, así como la evolución de la sociedad rusa desde finales del siglo XX hasta hoy. “El poder es como el sol y la muerte, no puede mirarse a los ojos. Sobre todo en Rusia”, dice el personaje de Baranov. “La lucha por el poder en Rusia es todavía un proceso salvaje y fantasioso: todo puede suceder en cualquier momento”, agrega. Se trata de una historia despiadada, con la ciudad de Moscú como escenario principal, “tan emocionante e indescifrable… la más triste y bella de las grandes capitales imperiales”.

Los diálogos entre el consejero y el presidente son ficticios, pero los hechos mencionados son muy reales, y en el relato intervienen otros personajes que han existido: además de Vladimir Putin y Boris Berezovsky, se encuentra el escritor Édouard Limonov o el ajedrecista Garry Kasparov.

Un libro apasionante -ganador del Gran Premio de novela de la Academia Francesa, y finalista en 2022 del Premio Goncourt (el más prestigioso premio literario de Francia)-, escrito antes de la invasión rusa a Ucrania del 24 de febrero de 2022, pero más actual que nunca. Nos permite, en parte, responder a la pregunta: ¿qué tiene Putin en la cabeza?

Quién es Giuliano da Empoli

♦Nació en Neuilly-sur-Seine, Francia, en 1973.

♦ Es sociólogo, ensayista y asesor político.

♦ Es autor de El mago del Kremlin, que le valió el Gran Premio de Novela de la Academia Francesa.


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