“No es una guerra, fue una masacre”: el ejército israelí mostró cómo quedó el kibutz en el que los terroristas de Hamas asesinaron a bebés
Los soldados avanzan casa por casa para recuperar los cuerpos de los civiles y detectando trampas explosivas dejadas por los atacantes palestinos. Imágenes sensibles
Este martes, las Fuerzas de Defensa israelíes llevaron a la prensa extranjera a recorrer la zona, uno de los kibutz más afectados por la embestida.
“Quiero decir algo: no es una guerra, no es un campo de batalla. Ves a los bebés, la madre, los padres, en sus dormitorios, en sus hogares, y cómo el terrorista los mata. Es una masacre, es terrorismo”, destacó el general de división Itai Veruv.
Las tropas israelíes iban casa por casa para recuperar cadáveres de civiles, ya que seguían luchando contra hombres armados y trabajando con trampas explosivas. También estaban esparcidos los cadáveres de terroristas.
Estaban los cuerpos de residentes, muchos encontrados en el interior de sus casas incendiadas, y que los soldados embolsaban y cargaban en la parte trasera de camiones. Y luego estaban los cuerpos de los que se creía que eran los palestinos. Se podía ver humo saliendo de Gaza, al otro lado de la valla metálica rota que los combatientes de Hamás utilizaron para infiltrarse en el kibbutz el sábado.
El relato de un sobreviviente
Cuando Avidor Schwartzman se despertó el sábado por la mañana por los estruendosos ruidos, su primer instinto fue buscar a su hija de un año y el segundo pensar que los disturbios no durarían mucho.
Cuando una hora más tarde recibieron un mensaje de texto en todo el kibutz que les decía que era peligroso estar fuera, se trasladaron a una habitación segura, pensando que tal vez uno o dos militantes habían entrado en el recinto, donde las casas están situadas entre palmeras.
Durante las 18 horas siguientes, sintió “un terror total y paralizante”. “No paraban de disparar contra nuestra casa”.
“Oía a la gente hablar en árabe. Y todo el tiempo, disparando, oíamos disparos como fuego automático”.
Para su gran alivio, su hija de un año no emitió ningún sonido mientras él y su esposa se quedaban helados. Al anochecer habían perdido el contacto telefónico con los padres de su mujer, que viven cerca. Sólo cuando el ejército acudió a rescatarlos se dieron cuenta de la realidad.
“Parecía algo entre una zona de guerra y el infierno. Cuerpos por todas partes y agujeros de bala por todas partes. Y los padres de mi mujer no están en ninguna parte”, dijo desde Herzliya, al norte de Tel Aviv, donde se alojan con unos parientes.
Schwartzman dijo que no quería hablar en términos de represalias o venganza, sino que quería que las autoridades pusieran fin a la tragedia. “Por favor, paren esto, paren el derramamiento de sangre”, dijo.