Los Pumas, en la semifinales del Mundial: ¿En qué lugar de los hitos históricos del rugby queda el triunfo ante Gales?
El viernes el equipo de Cheika se medirá con los All Blacks
No está a la altura de la victoria en Johannesburgo del 65, ante Irlanda en el 99 o frente a Francia en 2007, que hicieron que los Pumas trascendieran el deporte. Así y todo, la victoria ante Gales se ganó un espacio destacado en los anales del rugby argentino. Precisamente, porque fue un éxito fundado en los principios que lo hacen grande. Garra, sacrificio, resiliencia y, sobre todo, una dosis importante de dramatismo.
Lo mejor de los Pumas ante Gales
El tackle salvador de Matías Moroni a cinco minutos del final tiene el valor de la palomita de Marcelo Pascual en el 65 o la defensa de 10 minutos de espaldas al in-goal de todo el equipo en 1999. Una acción que quedará para siempre en la memoria colectiva del rugby argentino, incluso de aquellas que trascienden el deporte o al menos impulsan su desarrollo.
Esta vez, además, conlleva el agregado de que valió un pase a semifinales de un Mundial. Algo que cuando se realizó el sorteo tres años atrás parecía factible, certeza que se profundizó en la era Michael Cheika pero que a lo largo del certamen adquirió tintes de epopeya.
Los Pumas comenzaron su aventura en Francia 2023 en el mismo escenario. El 9 de septiembre, el estreno ante Inglaterra les mostró una realidad muy distinta a la que anticipaban. El pase a cuartos de final, aún dentro de un grupo accesible, se hizo cuesta arriba. Una victoria sufrida ante Samoa, un éxito con otros nombres ante el débil seleccionado de Chile y una clasificación con momentos de buen rugby pero mucho sufrimiento ante Japón. Superar la prueba que presentaba Gales requería dar un salto de calidad, tanto técnica como mental. Los Pumas aprobaron los dos exámenes.
En términos rugbísticos, el seleccionado argentino logró doblegar al equipo de Warren Gatland en todos los aspectos donde éste se presumía superior. Gales no es una potencia hoy en día y llegó a Francia con muchas dudas e incluso conflictos, con un equipo joven e inexperto. Así y todo, en la clasificación encontró un rendimiento sólido, con la abrumadora victoria ante Australia como parámetro. Sin descollar, terminó invicto y llegaba como favorito al duelo de cuartos.
A la hora señalada, los Pumas recuperaron la identidad. La que los distinguió a través de la historia y la que alcanzaron durante no pocos momentos a lo largo del ciclo de Cheika. Sin llegar a consolidar una base alta de rendimiento que les permita afirmarse entre las potencias, sí cabe afirmar que los éxitos ante las mismas se fueron haciendo cada vez más frecuentes. No es poco. Para vencer a Gales necesitaban repetir una actuación como las que tuvieron con los All Blacks en Christchurch, ante Inglaterra en Twickenham o sobre Australia en San Juan, por mencionar las más destacadas. Y si bien no llegaron a esos picos de rendimiento, sí estuvieron mucho más cerca de ellos que en los partidos anteriores.
El resultado fue un gran espectáculo del cual la gran cantidad de hinchas argentinos presentes en el Vélodrome (unos 20.000), con 62.576 espectadores que le dieron un gran marco aunque no estuvo a tope, fueron protagonistas centrales. Sobre todo en el segundo tiempo, contagiados por un equipo que salió determinado a llevarse el partido, alentaron de manera ensordecedora y enmudecieron a la mayoría de camisetas rojas. Y en el final, después del tackle de Moroni y, con más énfasis, tras el try de Nicolás Sanchez que definió el partido, desataron una fiesta de la que no se querían ir más, ni aun media hora después del pitazo final.
Ayer, los Pumas ganaron primero con el corazón. El tackle fue la bandera en la segunda mitad para dar vuelta un desarrollo adverso y pasar a marcar el ritmo del partido. Hubo también, como ante Japón, espacio para el atrevimiento y buenas jugadas donde se integraron forwards y tres cuartos. Además, hubo aspectos del juego donde Gales se hace fuerte que los argentinos terminaron siendo superiores. La batalla con el pie, el juego aéreo, la disciplina, el line-out. Sobre todo el line-out.
Recuperar un par de pelotas en la hilera y en extrema defensa les permitió a los Pumas sobrellevar un momento de zozobra al promediar el primer tiempo. De otra forma, la desventaja de 10-0 habría sido superior. Dos penales de Boffelli en los últimos cinco minutos le permitieron irse al descanso a cuatro, y dos más al inicio del segundo, donde salieron con otra actitud, le permitieron adelantarse por primera vez (12-10), el último de atrás de mitad de cancha.
Sin embargo, una de las falencias que arrastra el equipo y no logró superar es la pérdida de la pelota por errores no forzados. Así, un penal en ataque puso a los Pumas contra las cuerdas y Gales facturó. El 17-12 no frustró a los argentinos, que siguieron intentando. Primero un try de Sclavi de pick-and-go tras varios penales y la revisión de una acción que parecía amonestación a Petti y penal en contra, pero terminó en la conquista que les permitió volver a pasar al frente por segunda vez (19-17), a falta de 11.
Así llegó el tackle salvador de Moroni y, casi enseguida, la intercepción en mitad de cancha de Nicolás Sánchez para liquidar el partido. La gente explotó.
El festejo de los Pumas
Hubo solvencia en los aspectos clave del juego, los forwards marcaron el rumbo y tuvieron la compañía del atrevimiento de los backs para buscar el desequilibrio. No fue una actuación brillante: de hecho todavía hay bastante por mejorar. Pero sí fue una performance a la altura de un cuarto de final de un Mundial. No es poco.
Fue un acierto incluir a Tomás Cubelli en la formación inicial (o en todo caso un error no haberlo puesto antes), ya que el medio-scrum fue una de las figuras. Facundo Isa, el otro ingreso, fue una topadora en cada embate. Marcos Kremer, como en toda la copa, encabezó la tropa a la hora de tacklear. Santiago Carreras estuvo incisivo como nunca antes con la pelota en las manos y Guido Petti fue un león en el line-out.
Lo que prevaleció, en definitiva, fue el espíritu de los Pumas, que apareció en el momento indicado. La fiesta que se desató en el estadio es tanto de jugadores como de la gente. Enfrentar a los All Blacks requiere otras cualidades. Pero eso no puede faltar. Por lo pronto, estos Pumas ya entraron en la historia.