Los pateadores, un arma determinante que resolvió cuatro de los nueve mundiales de rugby

Handré Pollard, Joel Stransky, Percy Montgomery, Jonny Wilkinson, los especialistas a la hora de jugar con los pies, y la posible influencia en la definición

Cuatro de los nueve Mundiales se definieron por envíos a los palos. En 1995, un drop en el tiempo extra de Joel Stransky le dio el primer título a los Springboks en la final ante los All Blacks, en el Ellis Park de Johannesburgo. Ocho años más tarde, una situación idéntica se volcó del lado de Inglaterra. Esa vez, en el Olímpico de Sydney, un drop de Jonny Wilkinson definió el campeonato en el encuentro ante los Wallabies.

El drop de Jonny Wilkinson que definió el campeonato para Inglaterra en el encuentro ante los Wallabies en la final de la Copa del Mundo 2003
El drop de Jonny Wilkinson que definió el campeonato para Inglaterra en el encuentro ante los Wallabies en la final de la Copa del Mundo 2003Archivo

Con los penales de Percy Montgomery y de Francois Steyn, los Boks llegaron a la segunda conquista, en 2007, aquí en París, en el Stade de France, donde el sábado buscarán la cuarta corona. La víctima esa noche fue Inglaterra. Y en 2011, un penal de Stephen Donald le dio el ansiado campeonato a los All Blacks, en la dramática final en el Eden Park de Auckland, ganada a Francia por la mínima: 8-7. Lo de Donald en 2011 tiene un punto en común con lo de Handré Pollard ahora.

A lo largo del Mundial de Nueva Zelanda a los All Blacks se le fueron lesionando todos los aperturas: Dan Carter, Colin Slade y Aaron Cruden. Incluso, Cruden fue convocado de urgencia cuando se lastimaron los otros dos, pero en su primer partido, con los Pumas, también se lesionó. Para la final con Francia los dueños de casa no tenían 10, ya que también se había lesionado un 15 que podía ir de apertura, Mils Muliaina. Donald estaba pescando cuando el entrenador Graham Henry lo empezó a llamar de urgencia. “Había borrado el teléfono de Ted (por Henry) y por eso no lo atendía, así que el que me dijo que tenía que volar ese mismo día a Auckland fue el mismo Mils, al que sí atendí”, contó luego Donald, quien siempre será recordado porque su camiseta no le entraba y le dejaba su panza al aire. Donald, con extrema tranquilidad, anotó el único penal que terminó siendo decisivo para concretar la victoria de los ABs.

Ahora, Pollard estaba cortando el pasto cuando recibió el llamado del staff de los Boks. En esas estrategias que arman los entrenadores sudafricanos y que terminan siendo decisivas –como los cambios del sábado anterior ante los ingleses- Pollard reemplazó a un hooker, Malcoln Marx. El goleador del Mundial 2019, ausente en toda esta última etapa por lesiones, ingresó a los 30 minutos del primer tiempo de la batalla con los ingleses. Un espectacular kick suyo desde un penal colocó a su equipo en un line que terminó en try. Y, luego, cuando faltaban dos minutos, anotó el penal que significó el pasaje a la final.

El drop de Joel Stransky que le dio el primer título a Sudáfrica (Photo by Ross Kinnaird/EMPICS via Getty Images)
El drop de Joel Stransky que le dio el primer título a Sudáfrica (Photo by Ross Kinnaird/EMPICS via Getty Images)Ross Kinnaird - EMPICS - Getty Images

Claro que el rugby es un deporte colectivo por excelencia y si los pateadores tienen oportunidades de marcar es porque alguien hizo el trabajo para ello. Pollard quedó en la tapa, pero los sudafricanos empezaron a ganar el partido cuando ingresó el pilar Ox Nché y el scrum inclinó la balanza para los tricampeones del mundo. “Asesino silencioso”, lo ha calificado la prensa sudafricana a Nché. De un scrum llegó el penal decisivo de Pollard.

Los sudafricanos siempre se han destacado por su poderío físico y su fortaleza en las plataformas de lanzamiento (scrum y line), pero la marca de sus pateadores siempre fue fundamental. Desde la época de Naas Botha. Morné Steyn, por ejemplo, es un caso. Con 12 años de diferencia, de 2009 a 2021, un penal suyo definió la serie con los Lions a favor de los Boks.

Los Pumas por supuesto también tienen su rica historia con los pateadores en los Mundiales. Gonzalo Quesada, goleador en Gales 1999, fue clave en el partido bisagra con Samoa (anotó 8 penales y un drop) y en la conversión, desde una posición muy complicada, en el try de Diego Albanese contra Irlanda, en Lens. Felipe Contepomi, en tanto, fue letal en el bronce 2007; acertó desde todos lados, y en 2011, su conversión del try de Lucas Gonzaléz Amorosino también resultó decisiva para superar a Escocia, en Wellington, y avanzar a los cuartos de final. Por último, Nicolás Sánchez, si bien no anotó puntos cruciales en Inglaterra 2015, fue infalible a los palos en aquellos Pumas que como estos llegaron a las semifinales. El tucumano concluyó goleador en ese Mundial.

Gonzalo Quesada y el arma que más temían sus rivales: la pegada con el pie derecho
Gonzalo Quesada y el arma que más temían sus rivales: la pegada con el pie derecho

A Francia 2023 le quedan dos partidos, dos finales. La pequeña y la del premio mayor. La de los Pumas con Inglaterra será clave porque, se sabe y se ha repetido, que no es lo mismo salir tercero que cuarto. Y la del sábado promete ser la mejor de la historia, la que enfrentará a los dos tricampeones del mundo, con dos estilos distintos y efectivos de juego. Será una velada como aquellas famosas del boxeo. Los pateadores ya están afilando la puntería por si los equipos necesitan de ellos.


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