La Guerra de los Huesos: el conflicto entre dos paleontólogos que destruyó la prehistoria
Edward Cope y Othniel Marsh se hicieron amigos en 1864 y dos años más tarde comenzaron a robarse materiales y agraviarse. Su tenaz enemistad íntima duró dos décadas e incluyó sobornos, excavaciones dinamitadas y espionaje
El objetivo era imponerse profesionalmente el uno sobre el otro, sin importar los métodos —muchos abiertamente ilegales— a los que recurrían para arruinarse mutuamente ante la prensa estadounidense del siglo XIX. La disputa tuvo consecuencias negativas para la ética de la paleontología y destruyó la carrera profesional de ambos. Ambos emplearon sus recursos económicos e influencias hasta que, luego de 20 años de conflicto, quedaron casi en bancarrota, todas sus hazañas limitadas al pasado. Su antagonismo fue tan férreo que quisieron continuar Guerra de los Huesos después de la muerte: Cope solicitó a la comunidad científica que, tras su fallecimiento, determinaran el tamaño de su cerebro solo para demostrar cuán superior era comparado con el de Marsh.
La pugna, contada en la revista Muy Interesante, tiene al menos una consecuencia positiva: el descubrimiento de al menos 120 especies de dinosaurios. Entre los más conocidos se destacan el triceratops y el brontosaurio.
¿Qué fue la Guerra de los Huesos?
Al principio, Cope y Marsh fueron cordiales entre sí. Se conocieron en 1964, trabajando en Alemania, donde congeniaron e iniciaron su relación, según BBC. Pero 1868, el potencial de grandes hallazgos en Nueva Jersey los dividió. En ese yacimiento de fósiles, Cope hizo su primer aporte científico significativo: huesos del Hadrosaurus. Invitó entonces a Marsh, quien lejos de agradecerle comenzó a sobornar a los excavadores para hacerse con los descubrimientos primero.
La batalla se volvió despiadada y se extendió a través de distintas regiones del oeste de Estados Unidos. En Wyoming, los trabajadores de Union Pacific Railroad, a cargo de la expansión ferroviaria, encontraron restos fósiles y llamaron a Marsh. Conocedores de la rivalidad, le dijeron que esperaban un buen precio, ya que de lo contrario buscarían a Cope. Luego de fijar una suma nunca esclarecida, Marsh recibió una gran cantidad de restos con los que identificó al Allosaurus, el Stegosaurus y el Diplodocus, según Muy Interesante.
Resultados de la Guerra de los Huesos
Las peleas entre ambos paleontólogos tuvieron, desde el punto de vista científico, algunos resultados buenos. En 1870 Marsh se internó en el Oeste durante seis meses para volver a Yale con las manos llenas: restos de muchos Triceratops, de acuerdo con Paleoarte. Un aspecto que resalta el libro de Zoë Lescaze es la cantidad de fósiles encontrados en la cruzada, que superó a los hallados en los 25 años anteriores. Y eso pese a la indisciplina de los jóvenes estudiantes que acompañaron al científico: según los registros, profanaron cementerios, quemaron praderas y mataron animales.
En contraste, la expedición con que Cope le respondió en 1871 obtuvo pocos resultados. Marsh ganó la Guerra de los Huesos, al menos en términos numéricos, al descubrir más de 80 especies nuevas de dinosaurios; mientras que Cope halló 60 y es considerado uno de los precursores de la paleontología moderna. El tiempo le jugó en contra: falleció en 1897 y sólo luego se encontraron, en uno de los vagones de tren en los que enviaba sus hallazgos, los restos casi completos de un Allosaurus. Cope mandó tantas cajas con fósiles a la costa oeste que no pudo analizar todas en vida.
Aunque los descubrimientos impulsaron esta ciencia como nunca antes se había visto, la íntima enemistad de este par de paleontólogos terminó con las buenas prácticas de la investigación. “Había rumores de peleas a pedradas, de canteras dinamitadas para que el otro no accediera”, explicó el especialista Jim Secord en entrevista con la BBC.
Los vestigios de la Guerra de los Huesos perduran a través de los primeros fósiles de dinosaurios con cuernos, como el Triceratops y el Torosaurus. También se atribuye a esta época el descubrimiento de especies icónicas como el Apatosaurus (conocido inicialmente como Brontosaurus) y el Allosaurus.
Una rivalidad inmortal
La rivalidad entre Cope y Marsh se mantuvo durante más de dos décadas, y durante ese tiempo realizaron numerosos descubrimientos y publicaron sus hallazgos en revistas científicas prominentes. Sin embargo, invertían cantidades enormes de tiempo y dinero en intentar desacreditarse mutuamente en distintas revistas y exposiciones.
Si bien, ambos científicos hicieron toda clase de maniobras dudosas, Cope se destacó al usar el dinero de su familia para autopublicar sus 1,400 ensayos académicos antes de morir. Por su parte, Marsh tuvo los recursos de su tío, George Peabody, el fundador del Museo de Historia Natural de Yale.