Estados Unidos busca que la OEA asuma un rol más activo en la defensa de la democracia en América Latina

El embajador Frank Mora aseguró que su país en la administración Biden se ha “duplicado la importancia” que se le da a la organización por parte de su país

“En los últimos meses hemos demostrado una y otra vez que Estados Unidos y la OEA están singularmente posicionados para movilizar a los países, establecer consensos, fijar agendas y provocar cambios positivos en nuestro hemisferio”, dijo Mora, quien puso como ejemplo los episodios en Guatemala.

La OEA y la comunidad internacional han jugado un papel clave en el apoyo a la democracia y al proceso democrático hasta ahora en Guatemala”, señaló.

Bernardo Arévalo estuvo presente en la OEA a comienzos de octubre y se reunió con el secretario general de la organización, Luis Almagro (OEA)
Bernardo Arévalo estuvo presente en la OEA a comienzos de octubre y se reunió con el secretario general de la organización, Luis Almagro (OEA)

Mora no ocultó su preocupación por la ola de deterioro democrático que se vive actualmente en varios países de América Latina. El diplomático citó reportes que dan cuenta de un creciente escepticismo ciudadano sobre el funcionamiento de los sistemas democráticos en la región.

La OEA aún no ha hecho público quiénes son los países que adhieren a ese grupo voluntario, pero Mora adelantó que estará integrado por 26 países de los 34 que conforman la organización (32 si se excluye a Venezuela y Nicaragua, que no tienen representación en Washington).

Mecanismos de alerta

En este grupo de trabajo, Estados Unidos propondrá que la OEA implemente mecanismos de alerta temprana para identificar situaciones problemáticas antes de que se agraven y atenten contra la institucionalidad democrática de los países.

Frank Mora es representante de Estados Unidos ante la OEA desde comienzos de este año.
Frank Mora es representante de Estados Unidos ante la OEA desde comienzos de este año.

También sobre este punto el embajador puso como ejemplo lo que sucede en Guatemala. “La Comisión Interamericana de Derechos Humanos puso a Guatemala bajo el Capítulo IV, que claramente la Comisión pensó que la situación de derechos humanos en Guatemala no se estaba moviendo en la dirección correcta. En cierto sentido, lo que hizo la Comisión fue darnos una señal de alerta temprana sobre lo que se venía en Guatemala, meses si no años antes, y efectivamente pasó”, dijo Mora.

Las dificultades que tiene esto son dos: políticas y legales. Por un lado, la OEA se mueve por consenso y la enorme mayoría de los temas que se deciden no van a votación sino que se busca encontrar un punto común de acuerdo entre todos los países para poder avanzar. Guatemala fue un caso diferente en ese sentido porque todos los países, más allá del signo ideológico, se alinearon en defender al presidente electo Bernardo Arévalo, por los ataques que está recibiendo su partido desde que se metió en el balotaje.

Las otras limitaciones legales están dadas por los temas de soberanía y el principio de no intromisión de otros países. “La soberanía está consagrada en el derecho internacional, en la Carta de la OEA, y es sagrada”, dijo Mora. Pero reconoció también que muchas veces, los régimenes autoritarios quieren utilizar a la soberanía como un escudo para protegerse a sí mismos. “Ese es un equilibrio difícil de lograr”, reconoció el embajador.

Esto será parte de las discusiones que tendrá el grupo voluntario de la OEA.

Democracias más débiles

Mora señaló que la OEA debe redoblar sus esfuerzos en la defensa de la democracia y no abandonar a la ciudadanía ante el avance de fuerzas autoritarias dentro y fuera de la región. “Cuando la OEA se une y habla con una voz unificada para defender el orden basado en reglas, enviamos una señal no solo a países individuales que enfrentan deterioros democráticos, sino también a otros que podrían considerar trazar un camino similar”, afirmó.

“Hoy en día, una cuestión que no podemos ignorar es, por supuesto, el deterioro democrático, que actualmente amenaza el arduo progreso logrado en América Latina para convertirse en la segunda región más democrática del mundo”, dijo el embajador.

Para ello recordó cifras de Freedom House, que mostraron que los países que sufrieron deterioros democráticos en 2021 superaron por más del doble a aquellos que mejoraron. A la vez recordó que el informe de la Unidad de Inteligencia de The Economist muestra que, si bien América Latina y el Caribe sigue siendo la región con el puntaje democrático promedio más alto fuera de Norteamérica y Europa Occidental, en América Latina, apenas un poco más del 39% de la población reporta satisfacción con cómo los sistemas democráticos están funcionando en sus respectivos países.

“En toda la región, vemos cómo los líderes electos atacan al poder judicial independiente, reúnen fuerzas del Estado para socavar los resultados electorales y el estado de derecho, y reprenden a los defensores de derechos humanos y la sociedad civil”, dijo Mora, pero aseguró que los problemas de la democracia solo se resuelven con “más democracia”


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