El Tchouameni de Francia
El francés se reivindica con una formidable actuación en la que brilló tanto en defensa como en ataque, marcando su primer gol como madridista
A Tchouameni, que había arrancado de manera formidable, le faltaba dar un golpe en la mesa. Acostumbrado a hacer el trabajo sucio, Ancelotti le exigía (y le sigue exigiendo) una mayor velocidad a la hora de sacar el balón, con menos pases, pero más precisos, una mayor velocidad a la hora de girarse y perfilarse para ayudar a los centrales. Algo que va ensayando en los partidillos de entrenamiento que se desarrollan en Valdebebas, y que explicó tras el encuentro de Motilivi: “Tengo que hacer mi trabajo para el equipo. Tenemos una plantilla increíble y todos los jugadores tienen que disfrutar y mostrar su calidad en el campo. Intenté hacer lo que sé y creo que hice un buen partido. Soy un jugador completo porque soy capaz de hacer de todo tanto ofensiva como defensivamente. Intento utilizar mi físico y mi calidad técnica”, señalaba.
Las comparaciones son odiosas, e intentar buscar similitudes entre un jugador consagrado como Casemiro y el francés es prácticamente imposible. Son dos futbolistas completamente diferentes, pero con un denominador común: ambos dos son dos sistemas defensivos dentro de otro entramado defensivo. Poco a poco va cuajando esa idea tanto en Ancelotti como en sus compañeros, pero le ha costado tiempo… y le va a seguir costando.
Ante el Girona cumplió con todos los requisitos que le pide su entrenador: recuperó balones (siete, sólo Kepa, con ocho, le superó), intervino 71 veces (le superaron Camavinga (95) y Kroos (91)), ganó tres entradas (Bellingham y Camavinga lo hicieron en cuatro ocasiones), completó 46 pases de un total de 50 (una precisión del 92%) y provocó tres faltas de jugadores rivales (Vinicius también sacó tres faltas, y Camavinga, una más, cuatro). Fue una actuación más parecida a las que viene realizando con la selección francesa, y uno de los motivos por los que Juni Calafat se fijó como relevo de Casemiro. Poco a poco va soltándose en un sistema novedoso para él, puesto que en el Mónaco jugaba en un doble pivote con Fofana y en Les Bleus aparece más rodeado, tanto en defensa como con compañeros en el centro del campo.
Totalmente asentado en la capital como con sus compañeros, este inicio de temporada esta siendo uno de los más destacados aunque parece que está siendo invisible. Ahora, tras lograr su primer gol, ya avisa: “He oído que los goles son como el kétchup…”, refiriéndose a la famosa frase de Ruud Van Nistelrooy… El que avisa no es traidor… aunque Ancelotti le pide otras labores, en las que poco a poco va resaltando.