El futuro de Lionel Messi: menos partidos, más vacaciones y una pretemporada con la misma exigencia previa a Qatar

A los 36 años, el crack sigue brillando en el seleccionado, pero ya no es tiempo de esfuerzos extremos ni explosión; un final de año con otros objetivos

Advierte Rodrigo De Paul, un compañero que suele cuidarle la espalda en tiempos exitosos: “No hay palabras para describir a Leo. Está muy feliz y nosotros, también. Parece que no le pasan los años, es el único que siempre hace lo mismo. Juega igual que hace 20 años. Sigue haciendo lo mismo: demostrando quién es, rompiendo récords. Para nosotros, es un placer tenerlo. Ojalá que le quede mucho tiempo...”

Lionel Messi jugó los 90 minutos en el triunfo de la Argentina por 2 a 0 sobre Perú, en Lima. El campeón del mundo tiene el puntaje ideal y cada día juega mejor. A los 36 años, con poca actividad en el último tiempo, una antigua cicatriz que le provoca malestar y suplencias que parecían imposibles en otra era, el crack empieza una nueva aventura en su carrera. Tiene un plan maestro: llegar en plenitud a la Copa América de los Estados Unidos, en junio próximo.

El crack tuvo destellos en Lima del mejor Messi de Barcelona
El crack tuvo destellos en Lima del mejor Messi de BarcelonaGuadalupe Pardo - AP

Precisa recargar la máquina. En la era de los afectos: como nunca antes, en los dos (tres, cuatro) últimos años recibe muestras mayúsculas de cariño en casi todo el mundo. La selección fue local en La Paz y Lima, solo por su aura. Los dos golazos, una actuación descomunal, certifican su pensamiento: quiere seguir jugando todo lo que pueda. Disfruta desde otro lugar lo que le sucede: lo que todos llaman la sabiduría del paso del tiempo. Más allá de que la magia sobre el césped continúa.

Descartó regresar a Barcelona, en un operativo clamor, disfrazado de préstamo, que nada tenía que ver con al realidad. Le queda un partido con Inter Miami (este sábado, a las 19, frente a Charlotte FC), ya que el equipo no se clasificó a la etapa decisiva, los dos encuentros con el seleccionado argentino por las eliminatorias (Uruguay, en Córdoba, el 16 de noviembre y Brasil, en el Maracaná, el 21) y luego tomarse unas relajadas y extensas vacaciones.

La convicción consiste en visitar periódicamente a la Argentina (algo que no pudo hacer en los últimos 20 años) y después, el plan maestro. Una pretemporada vigorosa, decisiva y acorde a sus 36 años, la que no pudo tener a mitad de año, ya que luego de la desprolija salida de PSG, aterrizó bajo el sol abrasador de Miami y se puso a jugar. Ganar, gustar, marcar goles y hasta conseguir un título.

Leo despierta pasiones en todos los rincones: una de las razones para seguir jugando todo lo que pueda
Leo despierta pasiones en todos los rincones: una de las razones para seguir jugando todo lo que puedaERNESTO BENAVIDES - AFP

No tuvo tiempo de preparación, más allá de que siguió frotando la lámpara en un escenario exótico para su calibre, más aún, un puñado de meses después de Qatar. Es un mensaje: su idea es replicar la pretemporada parisina previa al Mundial. ¿Alguien puede olvidarse de aquellos meses de furia, cuando parecía que iba a conquistar los esquivos corazones -siempre tan elegantemente exigentes- de los parisinos? Volaba en las semanas previas a la Copa del Mundo. Se entendió como nunca antes con Mbappe y Neymar y físicamente parecía un joven de 25 años, de su época dorada en Barcelona.

“Messi jugó como si no hubiese tenido una lesión, como si no hubiese tenido parate. El equipo lo entiende, juega de una manera que a él lo beneficia. Ojalá que juegue todo lo que pueda, todo el mundo es feliz viéndolo dentro de una cancha”, cuenta Scaloni. Lo certifica el propio Messi: “La verdad es una lástima lo de Inter Miami, estuvimos cerquita, me perdí muchos partidos. Tuvimos varias lesiones, el mes de julio fue duro porque jugábamos cada tres días, con viajes. Conseguimos un torneo importante para el club. Jugaré los partidos que nos quedan ahora y tratar de llegar lo mejor posible para noviembre, si puedo estar otra vez. Después, disfrutar las vacaciones, tendré más días en diciembre, las fiestas con mi gente. En enero volveré otra vez, haré pretemporada de cero y me prepararé lo mejor posible, como siempre”.

Atrás había quedado la pretendida idea de instalarse en la zona media, como un distinguido número 5 de juego. Christophe Galtier, el entrenador en su etapa en la Ligue 1, mucho tuvo que ver con esa explosión: lo convenció de jugar más arriba, casi como delantero, de la derecha al centro y desde allí, como toda su vida, con la libertad de un número 10. Hizo lo que quiso entre septiembre, octubre y noviembre pasado.

¿Quién lo puede olvidar? Está bien: Qatar lo tapó todo. Es la emoción más grande de su carrera. Sin embargo, el prólogo de la historia más maravillosa empezó allí, en el Parque de los Príncipes, ante miradas desconfiadas y algunos silbidos. El rosarino los transformó en ese lapso del tiempo, con un físico también preparado para el desafío de su vida.

Esa es su meta. Una pretemporada que lo mantenga con la llama encendida, rumbo al objetivo que más desea: conservar la corona de la Copa América en los Estados Unidos. Rodeado de afectos, dentro y fuera de la cancha. “Lo humano juega muchísimo. Lo dije muchas veces. Si hay un buen grupo y buen ambiente dentro del vestuario es mucho más fácil. Venimos demostrando hace mucho tiempo que este es un gran grupo, pase lo que pase sigue de la misma manera. Disfrutando de jugar, de estar juntos Es un grupo muy joven, con mucho hambre, hay jóvenes que ganaron todo y quieren conseguir cosas importantes a nivel individual y grupal. El mensaje que baja el técnico es que pasó la Copa América, la Copa del Mundo y se empezaba un nuevo ciclo. Con una idea marcada, pero de cero otra vez, y que cada vez es más difícil conseguir las cosas cuando se gana”, describe.


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