Descubren una fantástica figura alada del siglo VII a.C. en Irak

Una excavación arqueológica francesa encontró una efigie de una deidad asiria hecha de alabastro de yeso de más de 15 toneladas

“Nunca en mi vida había desenterrado algo tan grande”, relató Pascal Butterlin el arqueólogo francés que dirigió una misión de expertos europeos e iraquíes.

Sólo faltaba la cabeza de la escultura de 2.700 años de antigüedad, que ya estaba en la colección del Museo de Irak en Bagdad después de haber sido confiscada por agentes de aduanas a los contrabandistas en la década de 1990
Sólo faltaba la cabeza de la escultura de 2.700 años de antigüedad, que ya estaba en la colección del Museo de Irak en Bagdad después de haber sido confiscada por agentes de aduanas a los contrabandistas en la década de 1990

La estatua tiene unas dimensiones impresionantes, mide 3,8 por 3,9 metros, pesa 18 toneladas y está hecha de alabastro de yeso. Representa a una deidad conocida como lamasu que tiene cabeza humana, cuerpo de toro y alas.

Butterlin explicó que habitualmente solamente en Egipto o en Camboya se encuentran piezas de este tamaño.

“La atención al detalle es increíble”, destacó este profesor de arqueología de la Antigüedad de Oriente Medio de la Universidad París I Sorbona.

La misión arqueológica francesa se desarrolló en el sitio arqueológico de Khorsabad (también conocido como Dur- Sharrukin), la antigua capital asiria en la época de Sargón II (721–705 a. C.) en la provincia de Nínive, al norte de Irak
La misión arqueológica francesa se desarrolló en el sitio arqueológico de Khorsabad (también conocido como Dur- Sharrukin), la antigua capital asiria en la época de Sargón II (721–705 a. C.) en la provincia de Nínive, al norte de Irak

La escultura fue erigida durante el reinado del rey asirio Sargón II --que gobernó entre los años 722 y 705 a.C.-- para proteger una ciudad antigua que estaba a unos 15 kilómetros de donde está Mosul, en el norte de Irak, indicó Butterlin.

En la mitología, “era uno de los monstruos que fue dominado y domesticado” y se colocaba a la entrada de las ciudades para protegerla, indicó el experto.


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