Dembélé, mucho más que 50M€

El francés, alabado por Luis Enrique, no ha empezado bien la temporada, pero el PSG necesita su mejor versión el miércoles contra el Milan.

Andrés Onrubia
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En un verano marcado por las salidas de Messi y Neymar, el PSG decidió apostar por Ousmane Dembélé para compensar dos salidas de enjundia. El francés aterrizó en la capital francesa por un montante que ascendió a 50 millones de euros, una cifra importante que, de momento, no ha terminado de justificarse por sus números en el campo. Luis Enrique, sin embargo, mantiene la confianza plena en el jugador, al que no se ha cansado de elogiar en rueda de prensa ante las continuas preguntas sobre si es el indicado para jugar de titular en un equipo que aspira a llegar lejos en la Champions League.

El pasado sábado, en la victoria 3-0 contra el Estrasburgo, el técnico asturiano reservó al extremo, pensando probablemente en la contienda, trascendental, del miércoles contra el Milan. Frente a los Rossoneri, el PSG necesitará la mejor versión de Dembélé, un futbolista introvertido, inentendible por momentos, capaz de hacer regates imposibles y de fallar oportunidades clamorosas.

El canterano del Rennes, no obstante, ha sido indispensable en el último año tanto para Xavi, que lamentó en primera instancia su venta al PSG, como para Deschamps en la selección y Luis Enrique en París. Los tres técnicos valoran la facilidad que atesora para regatear, la capacidad para atraer rivales en la conducción y la verticalidad con la que encara constantemente. Los números, por otra parte, no se corresponden con todo lo que genera en el terreno de juego.

Ousmane Dembélé apenas ha podido dar dos asistencias en diez partidos esta temporada, ocho en la Ligue 1 y dos en Champions, estadísticas lejos del jugador al que se le ha asignado, al menos en Francia, la papeleta de suplir a dos bestias del fútbol como Neymar y Messi. A pesar de ello, su importancia para Luis Enrique no está en tela de juicio, ya que el técnico asturiano le ubica siempre en la banda derecha para que encare, genere espacios y provoque desajustes en las defensas rivales.

“Puede fallar ocasiones, pero tiene la actitud adecuada. Puede mejorar, sí, pero estoy enamorado de su juego. No me preocupa”, declaró Luis Enrique el sábado, después de ganar al Estrasburgo, al ser preguntado por el nivel de Ousmane Dembélé. Contra el Milan, en una banda en la que jugará Theo Hernández, un lateral eminentemente ofensivo, el francés puede ser decisivo para atacar su espalda y para evitar que su compañero de selección se proyecte en ataque.

Otra de las claves de Dembélé, quizá la más importante, es su asociación de Mbappé. Muchos interpretaron el fichaje del exjugador del Barcelona como un guiño a Kiki, debido a la amistad que ambos les une y porque en privado reiteraba, antes de compartir vestuario con Messi y Neymar, que había sido el mejor jugador con el que había coincidido en un terreno de juego. Eran tiempos pretéritos, muy pretéritos, pero los dos realizaron una exhibición con Francia en Wembley ante Inglaterra allá por 2017, reencontrándose en la selección años después, en la que son inseparables.

Dembélé ha tenido dificultades para entenderse con Mbappé en este inicio de temporada, pero la complicidad entre los dos se ha mantenido intacta tanto dentro como fuera del campo. Luis Enrique tiene ahora el deber de encontrar un sistema y un ecosistema en el que los dos se encuentren, se potencien y lleven al PSG a lo más alto. La primera prueba de fuego será contra el Milan, semifinalista de la Champions, en un partido que puede suponer un punto de inflexión o, por el contrario, llevar al ocaso a los parisinos.


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