Daniel Garnero echó raíces en Paraguay: cuatro clubes, ocho títulos y, ahora, la misión de levantar al seleccionado ante la Argentina
Su buena gestión en Sol de América, Guaraní, Olimpia y Libertad lo catapultó para reemplazar a Guillermo Barros Schelotto y procurar la clasificación para un Mundial tras 16 años
Aquel enganche de Independiente de melena azabache al viento relanzó su carrera de entrenador en Paraguay, donde encontró un medio para desarrollarse profesionalmente. Ya en 2019, al mando de Olimpia, consideraba que su elección había sido un acierto. No se arrepentía de haber emigrado del fútbol argentino, tras una última experiencia en Independiente Rivadavia, de Mendoza. Por entonces, le decía a LA NACION: “La B Nacional estaba muy complicada en el interior. A los jugadores no les pagaban el alquiler, a nosotros nos abonaron sólo un sueldo en nueve meses. E igual estábamos en zona de ascenso, pero nos fuimos porque había muchas complicaciones con los cambios en la dirigencia; se iba uno, venía el otro, querían meterse en la formación del equipo. Hubo cosas que nos soporté y me fui. En ese momento busqué salir del país”.
En Paraguay mejoraron las condiciones laborales: “Acá encontré tranquilidad, resultados, gente que valora lo que hacemos. No tengo como un objetivo el regreso a la Argentina”. Igualó el récord de trofeos locales que tiene Luis Cubilla e iba en camino a superarlo en Libertad (cómodo puntero del Clausura) cuando la pobre cosecha de un punto sobre seis en las dos primeras fechas de las eliminatorias acabó con un Barros Schelotto que ya estaba debilitado.
El cruce de caminos entre Garnero y la selección albirroja fue una consecuencia lógica. La dirigencia ponderó que conociera la idiosincrasia del futbolista paraguayo, más allá de que sobre la mesa fueron tirados los nombres de Tite y Ricardo Gareca, rápidamente descartados por razones presupuestarias.
Además de su actualidad y su solvente currículum, Garnero tuvo el impulso de Horacio Cartes, presidente honorario de Libertad –también lo fue de su país– y hombre fuerte del fútbol paraguayo. Venció la reticencia de Robert Harrison, el presidente de la Asociación Paraguaya, que no veía mal darle una oportunidad más a Barros Schelotto. En un primer momento se especuló con que Garnero ejerciera un doble comando entre Libertad y el seleccionado –como está haciéndolo Fernando Diniz hasta junio próximo en Fluminense y Brasil–, pero la intermediación de Cartes lo liberó del equipo gumarelo.
“Me encantó el desafío, hay mucha ilusión. Puedo asegurar un pleno compromiso de nuestra parte. Está claro que el objetivo es la clasificación para el Mundial. Me gustaría conseguir el convencimiento de los jugadores y un funcionamiento sólido. Un equipo que atacara, fuera efectivo y estuviera bien parado. Me propongo algo más que tirar tres centros al área para ganar de cabeza”, expresó Garnero el día de su presentación.
Garnero habló sobre la complejidad de su debut, ante el campeón mundial, este jueves a las 20 en el Monumental: “Hasta hace muy poquito disfrutaba sentándome a ver a la selección argentina. Es un rival de mucho cuidado, consolidado en lo colectivo. En lo individual hay jugadores de nivel impresionante. Creo que es la primera vez que hay un post campeón del mundo que tiene mucho futuro. Además de ser el mejor del mundo por logros, también lo es por rendimiento. Tendremos que hacer un planteo muy inteligente, ser ordenados y precisos. Defendernos con la pelota y tener efectividad. Hay que tomar recaudos y atacar en los momentos en que la Argentina se sienta incómoda”.
La designación de Garnero no tuvo competencia de algún colega paraguayo. Hubo consenso para su nombramiento. Lo respaldó el presidente de Cerro Porteño, Juan José Zapag: “Me gustó su elección; lo apoyo. Tiene una trayectoria importante. Escuché algunas críticas sobre que no tiene logros internacionales, pero yo quisiera saber qué paraguayo los tiene fuera de Osvaldo Domínguez Dibb”, refirió a un ex presidente de Olimpia, archirrival de su club.
A Garnero se le reconoce haber promovido a la primera división y potenciado a, entre otros, Diego Gómez, mediocampista que es compañero de Lionel Messi en Inter Miami, y Julio César Enciso, volante que ahora es una baja importante por lesión y que en julio de 2022 fue transferido por Libertad a Brighton a cambio de 11,6 millones de euros.
En su primera convocatoria resaltan dos vueltas, de argentinos nacionalizados: el extremo Héctor “Tito” Villalba, a quien dirigía en Libertad y que está ausente en la albirroja desde 2018, y el ex jugador de Vélez Gastón Giménez, volante de Chicago Fire, que no era citado desde 2021. Mantiene a Gabriel Ávalos (Argentinos), y Adam Bareiro (San Lorenzo) recibió el primer llamado al seleccionado.
En su reciente etapa en Libertad el DT utilizaba preferentemente el esquema 4-3-3, pero se especula con que a la Argentina le opondrá un 5-4-1. Prefiere extremos profundos para los espacios abiertos, función que pueden desempeñar Miguel Almirón (Neswcastle) y Ramón Sosa (Gimnasia La Plata).
Comienza la aventura de Garnero en Paraguay. En 2019 le decía a este diario que se conformaba con “ganar la mitad de lo que ganó [Gerardo] Martino”, rosarino de fecundo paso por el fútbol guaraní, incluidos Cerro Porteño, Libertad y la selección. En el nivel de clubes ya superó la cantidad de estrellas de Tata y ahora tiene el desafío de quitarle la condición de último entrenador en llevar a Paraguay a un Mundial (Sudáfrica 2010 en el caso de Martino).