Con o sin Messi: funcionamiento mata individualidad
El cuerpo técnico de la Selección logró que lo colectivo esté por encima incluso de las grandes figuras. Una buena noticia para la era post Leo y Di María.
Sin dudas que el gran mérito del cuerpo técnico argentino fue armar un equipo que juegue con Messi y no para Messi, no crear dependencia, aunque el 10 siempre resolverá acertijos impensados. La importancia de tener un método es también un mecanismo de proyectar para cuando Leo no esté en un futuro, o incluso hacer que el juego colectivo pueda suplir algunas eventuales individualidades cuando falten.
Hay que sacarse de la cabeza el rótulo de “doble nueve”, porque Julián y Lautaro no son ambos de área, sino perfectamente complementarios por sus cualidades diferentes. Álvarez la está rompiendo en el Manchester City en el lugar que dejó vacante el lesionado Kevin De Bruyne, moviéndose detrás de Haaland, con 6 goles y 3 asistencias en los 13 encuentros de este inicio de temporada. Sin Messi para jugar de entrada y con Di María lesionado, el reemplazo era lógico para jugar ante Paraguay: el hombre del City ocupó el lugar del astro argentino, jugando atrás de Martínez, partiendo muchas veces de esa zona recostada a la derecha pero con la libertad de atacar y ocupar espacios a su antojo.
No hacía falta cambiar el sistema ni mover demasiado porque el funcionamiento está aceitado y los movimientos ya salen de memoria. Molina por derecha y Nico Gonzalez por izquierda ocupan los pasillos externos; esto le permite a De Paul jugar más centralizado para conformar el triángulo con Enzo Fernández y Mac Allister. También entra en escena la inteligencia de Tagliafico para posicionarse como stopper izquierdo en salida y hacer de soporte en la marca tras pérdida en zonas centrales, para proteger a Alexis y la espalda de Nico Gonzalez. Hacen un tándem fantástico. Es cierto que al hombre de Fiorentina le faltó terminación, pero generó mucho y fue uno de los que más pelotas recuperaron (9), es muy utilitario.
Alexis
ya se asentó como mediocampista central, le sienta bien jugar ahí por
su calidad de pases, la capacidad para filtrar pelotas entre líneas y
que los atacantes argentinos reciban ya perfilados, lo bien que juega de
espaldas cuando recibe con marca. Esta versión de mediocampista
central que está desarrollando en Liverpool se trasladó de buena manera a
la Selección. Y eso le permitió a Enzo Fernández jugar en su hábitat natural, como mediocentro ofensivo, con posibilidades de pisar el área, asistir y rematar.
En cuanto a movimientos preestablecidos de ataque, Lautaro Martínez no es un delantero estático de área, le gusta salir y cuando esto sucede, enseguida Julián ataca el espacio que se genera en el área rival.
Scaloni logró darle estilo e identidad, algo que siempre es tan complicado en selecciones por el poco tiempo de trabajo que hay cuando se juntan. Lo que sucedió en el primer tiempo ante Paraguay es una demostración de que cuando llegue la era post Messi y post Di María seguirá habiendo futbolistas formidables para dejar bien alta la bandera argentina.