Cómo es el operativo para abrir uno de los mayores tesoros espaciales: las muestras del asteroide que trajo la nave de la NASA
Científicos y técnicos tienen una ardua tarea en la recolección del material prístino del Universo, que data de unos 4500 millones de años. Infobae habló con un experto de la agencia espacial estadounidense que explicó la difícil tarea que supone no alterar su pureza
El 24 de septiembre último fue un día histórico para la NASA y científicos y astrofísicos de todo el mundo. Ese día, una pequeña cápsula se desprendió de la nave OSIRIS-REx (abreviatura de Origins-Spectral Interpretation-Resource Identification-Security-Regolith Explorer), a 100.000 kilómetros de la nuestro planeta, para aterrizar finalmente en el desierto de Utah, en Estados Unidos y traer las muestras del asteroide Bennu, un viajero vagabundo de nuestro Sistema Solar, que data de su origen de formación, hace nos 4500 millones de años.
“Son concretamente desechos planetarios o de lunas formadas hace más de 4000 millones de años que orbitan nuestro Sol. Nosotros los llamamos cápsulas del tiempo o fósiles de dinosaurio ya que cumplen un rol muy importante en la historia del cosmos. Estudiar su composición es clave para comprender y acercar a comprobar las teorías que indican que estos cuerpos espaciales pudieron haber traído agua y otros elementos clave y necesarios para dar origen a la vida en el planeta Tierra”, explicó en diálogo con Infobae el ingeniero argentino que trabaja en la NASA, Lucas Paganini.
Los científicos están muy entusiasmados de estudiar esta muestra porque se cree que Bennu es un remanente del sistema solar primitivo y, por lo tanto, su materia podría arrojar luz sobre cómo se formaron los planetas de nuestro sistema solar. Potencialmente, estas muestras pueden incluso revelar los componentes básicos que llevaron a la vida en la Tierra, aunque no hay ninguna razón para afirmar que haya algo biológico en ese cuerpo espacial.
En concreto, Bennu es un objeto pequeño, oscuro y con una superficie muy seca y caliente. Esto significa que no hay evidencia de que haya flujo de agua en el asteroide, por lo que no es el tipo de objeto que esperamos que sea propicio para sustentar la vida, dicen los científicos. Una sorprendente cantidad de materiales ricos en carbono se hallan en su superficie, incluidos carbonatos y compuestos orgánicos. Los carbonatos son minerales inorgánicos, mientras que los orgánicos contienen carbono en formas más complejas.
La sorpresa de los científicos
El 20 de octubre de 2020, después de observar minuciosamente la topografía de Bennu desde la órbita, OSIRIS-REx descendió a la superficie del asteroide y absorbió material que almacenó en la cápsula de retorno de muestras de la nave espacial. En mayo de 2021 la sonda puso rumbo a la Tierra, a una distancia de 1.900 millones de kilómetros.
A partir de su llegada a Tierra, la chamuscada cápsula espacial fue aislada y llevada en helicóptero hasta un laboratorio aséptico montado cerca de su lugar de aterrizaje. Al otro día, estaba viajando a Houston, Texas, en las entrañas del Centro Espacial Johnson, el corazón de la NASA.
El material inundó todos los compartimentos de la cápsula y los técnicos debieron realizar una ardua tarea de limpieza para recoger todo el regolito sin alterar su esencia.
La abundancia de material encontrado cuando se retiró la tapa del recipiente científico de la cápsula ha significado que el proceso de desmontaje de la cabeza TAGSAM (Mecanismo de Adquisición de Muestras Touch-and-Go), que contiene la mayor parte del material del asteroide, ha tenido un “comienzo metódico”, según la NASA.
“El mayor ‘problema’ que podemos tener es que hay tanto material que se está tardando más de lo que esperábamos en recolectarlo. Hay mucho material abundante fuera del cabezal TAGSAM que es interesante en sí mismo. Es realmente espectacular tener todo ese material ahí”, dijo en un comunicado Christopher Snead, jefe adjunto de curación de OSIRIS-REx, del Centro Espacial Johnson de la NASA.
“Tenemos todas las técnicas microanalíticas que podemos aplicar a esto para realmente secuenciarlo, casi hasta la escala atómica”, dijo Lindsay Keller, miembro del equipo de análisis de muestras OSIRIS-REx del Centro Johnson.
En diálogo con Infobae, Paganini explicó: “Apenas la cápsula fue llevada a la sala limpia en Utah se comenzó a preparar para el traslado al Centro Espacial Johnson de la NASA en Houston en un avión C17 de la Fuerza Aérea de EEUU. En Houston se comenzó con el trabajo de extracción y en ese momento, se observaron partículas sobre el panel de aviónica y alrededores”.
“Recordemos que cuando OSIRIS-REx había realizado la maniobra exitosa de TAG (touch-and-go) hace 3 años y se estaba analizando la cantidad de material del asteroide obtenido, se observó que había mucho material, e incluso un poco se estaba escapando al espacio por la gran cantidad que se había colectado. Por eso, se tomó la decisión de cerrar la cápsula. Teniendo un objetivo de una muestra total de 60 gramos, se estimaba que se había superado con creces y alcanzan los 250. El 11 de Octubre, en una transmisión especial se van a dar algunas de observaciones preliminares del trabajo de un equipo de científicos en el Centro Johnson en Houston. Es un proceso muy planificado que lleva tiempo. ¡Estamos muy ansiosos y espero la gente esté a la expectativa!”, remarcó Paganini.
La investigación rápida al material utilizará varios instrumentos, incluido un microscopio electrónico de barrido (SEM), mediciones infrarrojas y difracción de rayos X (XRD), para obtener una mejor comprensión de la muestra.
El SEM ofrecerá un análisis químico y morfológico, mientras que las mediciones infrarrojas deberían proporcionar información sobre si la muestra contiene minerales hidratados y partículas ricas en materia orgánica.
La difracción de rayos X es sensible a los diferentes minerales de una muestra y proporcionará un inventario de los minerales y quizás una indicación de sus proporciones.
“A medida que el equipo de curación de astromateriales en el Centro Espacial Johnson de la NASA continúa recolectando las partículas adicionales del asteroide Bennu ubicadas fuera de la cabeza OSIRIS-REx TAGSAM (Mecanismo de adquisición de muestras Touch-and-Go), también han completado pasos adicionales hacia el desmontaje y revelación del muestra masiva de asteroide dentro de la cabeza”, indicó la NASA en un comunicado.
Y completó: “Los científicos curadores retiraron 14 placas testigo circulares de la parte superior de la cabeza TAGSAM el lunes y martes. Estas placas se utilizaron para monitorear las condiciones ambientales interiores de la nave espacial en varios puntos durante la misión y fueron cuidadosamente contenidas y almacenadas para conocer la contaminación. Después de retirar las 14 placas y recoger el polvo suelto restante, el equipo retiró la cabeza TAGSAM de su plataforma de aviónica y tuvo la primera oportunidad de ver las 24 plataformas de contacto de superficie en la parte inferior de la cabeza y la muestra de asteroide debajo de la cabeza colectora”.
Estas muestras de grano fino del asteroide ayudarán a los científicos e investigadores a realizar nuevos descubrimientos sobre la historia geológica del asteroide Bennu, su historial de impactos y sus implicaciones para la evaluación del impacto de los asteroides
La NASA organizará una conferencia de prensa el próximo 11 de octubre a las 15:00 GMT (mediodía de Argentina), para revelar los resultados finales, como así también las primeras imágenes de las muestras.
Mientras esto ocurra, la nave que se llamó OSIRIS-REx y ahora se la renombró OSIRIS-APEX, se encuentra en una nueva misión espacial y fijó curso al encuentro de otro asteroide: Apophis. Su llegada a este cuerpo será en 2029. Pero eso es otra historia a desarrollar.