Claves para entender el conflicto Israel-Palestina: el nacimiento del grupo terrorista Hamas

La organización extremista surgió como una reacción intransigente a cualquier intento de entendimiento con Israel. Cuáles fueron sus diferencias con la Organización para la Liberación Palestina de Yasser Arafat y cómo llegó a tomar el control de la Franja de Gaza

Organización para la Liberación de Palestina (OLP): de la lucha armada a los acuerdos de paz

Durante su califato, todas las victorias de Mahoma -fundador del islam- se conocían como “Fataj”.

En 1959, en Kuwait, Yasser Arafat -nacido en El Cairo en 1929- fundó una organización que se llamó “Al Fataj”. Su objetivo era concreto: destruir al Estado de Israel, que había declarado su independencia apenas unos años atrás en 1948. El movimiento rechazaba toda presencia judía en la región.

En 1964 se formó la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) tras una conferencia convocada por la Liga Árabe en Jerusalén Oriental. Para hacer frente a la expansión israelí, las naciones árabes convocaron el Consejo Nacional Palestino, liderado por Ahmed Shukeiri, y como resultado de ese encuentro nació la OLP, que se formó a partir de la unión de diferentes movimientos políticos que luchaban por la causa palestina.

Decenas de palestinos participan en una concentración de Al Fataj con motivo del 18º aniversario de la muerte del líder palestino Yasser Arafat, en la ciudad de Gaza, el 10 de noviembre de 2022 (REUTERS/Ibraheem Abu Mustafa)
Decenas de palestinos participan en una concentración de Al Fataj con motivo del 18º aniversario de la muerte del líder palestino Yasser Arafat, en la ciudad de Gaza, el 10 de noviembre de 2022 (REUTERS/Ibraheem Abu Mustafa)

En un principio, los sectores más radicales se mostraron críticos con este nuevo movimiento, ya que reclamaban una fuerza revolucionaria.

Gabriel Ben Tasgal recuerda en su libro 300 preguntas en 300 palabras que el primer objetivo de la OLP fue destruir las cañerías nacionales israelíes que llevaban agua del norte al sur.

Sin embargo, el escenario cambió en 1967 con la derrota de los países árabes en la Guerra de los Seis Días. Shukeiri dimitió y los Estados árabes respaldaron la lucha de las guerrillas palestinas. La organización más fuerte era la de Arafat.

En septiembre de 1993, Israel y Palestino firmaron los acuerdos de Oslo en Washington: en la imagen se estrechan la mano el entonces primer ministro israelí, Yitzhak Rabin, con el ex líder de la OLP palestina, Yasser Arafat, frente a Bill Clinton (REUTERS/Gary Hershorn)
En septiembre de 1993, Israel y Palestino firmaron los acuerdos de Oslo en Washington: en la imagen se estrechan la mano el entonces primer ministro israelí, Yitzhak Rabin, con el ex líder de la OLP palestina, Yasser Arafat, frente a Bill Clinton (REUTERS/Gary Hershorn)

Desde su nacimiento la OLP había empezado a operar desde El Cairo (Egipto) y luego, a fines de los 60, se trasladó a Jordania. Pero apenas unos años después fueron expulsados de allí tras el Septiembre Negro, la guerra civil jornada de 1970 entre la OLP y el régimen del rey Hussein I. Ya desplazados al Líbano, contribuyeron también al inicio de la guerra civil en 1975. En 1982, Israel invadió el Líbano con el objetivo manifiesto de eliminar a la organización palestina. Tras un alto el fuego, los palestinos se retiraron de Beirut y se trasladaron a países vecinos; la mayoría de los líderes se exiliaron en Túnez.

Desde 1974 fue considerada por la Liga Árabe y por Naciones Unidas como la única organización representante legítima del pueblo palestino. El 13 de noviembre de ese año Arafat fue reconocido en la Asamblea General de la ONU como “jefe de Estado” gracias a que 105 países votaran a su favor. Países que, en el marco de la Guerra Fría, respondían a una alianza árabe-islámica-soviética-no alineado y algunas dictaduras.

En su alocución el líder palestino dejó una frase desafiante ante la comunidad internacional: “Vengo con una rama de olivo en una mano y la pistola del combatiente por la libertad en la otra. No dejen que la rama de olivo caiga de mi mano”.

En la década de 1980, en tanto, la OLP cambió de estrategia e inició una rebelión en los territorios ocupados. Esto condujo a la primera intifada en 1987, cuando comenzó un alzamiento masivo contra la ocupación israelí en la Ribera Occidental y Gaza. Un año más tarde, en 1988, la Organización declaró la Independencia de Palestina. Se estableció un gobierno en el exilio y Arafat fue nombrado como su presidente.

A comienzos de los 90, y tras la caída de la Unión Soviética, que era una de las principales fuentes de armas de los países árabes, la OLP abandonó la lucha armada y tomó el camino de la diplomacia. Después de intensas y largas negociaciones, en 1993 concluyó la primera intifada con la firma de los Acuerdos de Oslo, en Washington. Acuerdos que terminaron con el estado de guerra entre el Estado de Israel y la OLP, y condujeron a la creación de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) para el gobierno de los palestinos en Israel.

Arafat murió en 2004, y el liderazgo de la OLP pasó a manos de Mahmoud Abbas. En 2013, la Autoridad Nacional Palestina pasó a llamarse Estado de Palestina. A día de hoy, no obstante, varios países no lo reconocen como tal.

Tras la primera intifada, Hamas y la OLP se disputaron la representación del pueblo palestino y de la Autoridad Nacional Palestina.

Los terroristas de Hamas gobiernan de facto la Franja de Gaza (Aurora)
Los terroristas de Hamas gobiernan de facto la Franja de Gaza (Aurora)

Hamas: no a la paz, sí al terrorismo

La organización Hamas fue fundada en 1987 en el marco de la Primera Intifada. Desde su concepción tuvo como inspiración a los Hermanos Musulmanes de Egipto, y cuestionaba la oposición a Israel que ejercía la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) liderada por Arafat.

El jeque Ahmed Yassin, líder espiritual del movimiento, sostenía que, además, de luchar contra Israel, había que mantener la ley de la sharia como columna vertebral de un futuro Estado palestino.

La carta fundacional de Hamas -firmada en abril de 1988- está repleta de antisemitismo. Allí los judíos son presentados como merecedores sólo de humillación y una vida de miseria.

Si bien su nacimiento se dio durante la Primera Intifada, la principal figura de la resistencia palestina fue Arafat. Tras la firma de los Acuerdos de Oslo, Hamas comenzó a exponer cada vez más su intransigencia ante cualquier intento de acercamiento a Israel. El acuerdo fue tomado por la organización -y por otros sectores- como algo imperdonable; se negó a formar parte de la recién creada Autoridad Nacional Palestina y llevó a cabo una serie de ataques contra Israel para perturbar cualquier contexto o clima de paz. Esto hizo que el movimiento fuera incluido en la lista de organizaciones terroristas por Israel, Estados Unidos, la Unión Europea (UE) y otras potencias occidentales.

Desde entonces, su influencia en Medio Oriente y entre la población palestina fue en aumento.

Terroristas palestinos están sentados frente a un mural de Ahmed Yassin, líder espiritual de Hamas, que fue abatido en un operativo de Israel (REUTERS/Aziz Taher)
Terroristas palestinos están sentados frente a un mural de Ahmed Yassin, líder espiritual de Hamas, que fue abatido en un operativo de Israel (REUTERS/Aziz Taher)

Ben Tasgal explica que, tras los Acuerdos de Oslo, los objetivos del terrorismo islámico eran tres: convencer a la población israelí que lograr un acuerdo no le traería tranquilidad; provocar la reacción de Israel para afectar la credibilidad del proceso entre los propios palestinos; y mostrarse ante los palestinos como el grupo auténticamente combativo.

La derrota en la Segunda Intifada (2000-2005), la muerte de Arafat, la falta de autoridad de Abbas, y la profunda corrupción que había en la Autoridad Palestina, empezaron a allanar el camino a Hamas, que en enero de 2006, bajo el liderazgo de Ismail Haniyeh, venció a la OLP en las elecciones parlamentarias. Paralelamente, en la región también se veía un ascenso de todos los movimientos islamistas.

Tras su victoria en las elecciones, el gobernante Al Fataj empezó a ver a Hamas como una amenaza, y las tensiones entre ambos derivaron en un enfrentamiento abierto por el poder en 2007. Al Fataj consiguió sostener el poder en Cisjordania, pero fue expulsado de la Franja de Gaza, que empezó a ser gobernada de facto por Hamas.

Tal como lo pretendía Hamas, esto perjudicó notablemente la situación entre Israel y Palestina. Es que, a pesar de las grandes diferencias, Al Fataj cree en la solución de dos estados; Hamas, no obstante, considera que Israel debe desaparecer y que solo debe prevalecer el estado de Palestina.

De forma oficial, la comunidad internacional desconoció la autoridad de Hamas. Estados Unidos y la Unión Europea exigieron tres condiciones para su reconocimiento: reconocimiento de Israel; reconocimiento de los tratados firmados por la OLP; y el cese de la violencia. Sin embargo, Hamas rechazó esas condiciones.

Al mismo tiempo, en esos años el grupo terrorista palestino alcanzó un gran fortalecimiento gracias a la colaboración de países como Irán y Qatar, y a la de otros movimientos extremistas como Hezbollah, presente en el sur del Líbano, cerca de la frontera con Israel.

El 7 de octubre los terroristas de Hamas llevaron a cabo un ataque sin precedentes en suelo israelí
El 7 de octubre los terroristas de Hamas llevaron a cabo un ataque sin precedentes en suelo israelí

En este contexto de creciente amenaza terrorista, las autoridades israelíes comenzaron a aislar a la Franja de Gaza imponiendo un bloqueo para debilitar a Hamas.

Pese a la existencia de otros grupos extremistas en el enclave palestino, como la Yihad Islámica, siempre que hay un ataque desde Gaza Israel responsabiliza a Hamas.

Desde su irrupción, los terroristas palestinos lanzaron innumerables ataques con cohetes y misiles sobre territorio israelí, lo que provocó hasta el día de hoy cuatro guerras entre Hamas e Israel (2008, 2012, 2014 y 2021). Gran parte de esos cohetes han sido proporcionados por Irán y por la dictadura siria de Bashar al Assad. Además, excavaron cientos de túneles para infiltrarse en territorio israelí y así llevar a cabo atentados y secuestros de civiles y militares. Todo esto, con un solo fin: destruir Israel y crear un estado islámico independiente.

“Disparar cohetes adrede contra población civil es un crimen de guerra”, afirma Ben Tasgal.


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