CLASIF. EURO 2024 (A) | ESPAÑA - ESCOCIA / España quedó cerca de la clasificación

Navas y Morata, con un pase mágico y un remate de postal, deciden frente a Escocia y dejan a España con un pie en la Eurocopa 2024.

Héctor Martínez
As
Fue en Sevilla, donde Navas es capitán general. Fue en La Cartuja, que atronó cuando ese chaval a punto de cumplir los 38 años entró en el campo con 0-0 en el marcador y Escocia pisando el acelerador. Pero Navas ha librado tantas batallas que quiso ganar esta él solito. Así que, cuando apenas había dado dos carreras, recibió un balón y se inventó un centro que encontró el vuelo de Morata. Un remate espléndido del rojiblanco, un gol de postal con el que España pone un pie en la Eurocopa. El 2-0, de Sancet, sirvió para igualar el goal average con Escocia. El domingo, en Oslo, La Roja puede sellar el pasaporte con una victoria. Haaland está avisado.

La alineación titular era la mejor muestra de que la cosa iba en serio. Hace medio año, a De la Fuente le llovieron las críticas por revolucionar el equipo en Glasgow pese a que solo tres días antes España había ganado a Noruega. Bien es cierto que aquella fue una Noruega sin Haaland y que el 3-0 resultaba engañoso pues los nórdicos presionaron lo suyo. Pero el baile de jugadores resultó un disparo en el pie que en La Cartuja, de nuevo con Escocia como rival, el técnico no estaba dispuesto a repetir. Luis realizó solo tres cambios respecto al 6-0 a Chipre y los tres estaban justificados por las lesiones: José Luis Gayà, Lamine Yamal y Nico Williams. Balde, Ferran Torres y Oyarzabal ocuparon sus puestos en un equipo que de nuevo situaba a Morata como punta de lanza.

Si el delantero del Atlético está de dulce, ¿cómo no alinearlo de titular? Del mismo modo, Rodri ejercía de timón, pues el adiós a La Roja de Busquets y su crecimiento le han hecho merecedor de ese puesto casi de forma vitalicia. El del City se echó el equipo a sus hombros pese a que en La Cartuja soportaba un peso extra: parecía jugar en Old Trafford pues, cada vez que el balón pasaba por sus pies, los aficionados escoceses le regalaban un sonoro abucheo como respuesta a sus críticas al estilo de juego británico en el tropezón en Glasgow.

Rodri ganaba la partida en esa zona del campo, donde McGregor y McTominay ejercían de doble pivote escocés. Pero la línea alta de la defensa visitante complicó el juego español. La gran ocasión había llegado en el 1′, con un pase al hueco de Morata que dejó a Ferran cara a cara con Gunn, pero el azulgrana cruzó en exceso ante el meta escocés. La Roja siguió generando peligro, con Merino como recurso ante una defensa bien armada; el de la Real no solo asistió sino que acarició el gol con un zurdazo que se estrelló en el palo (34′). Se movía el árbol, fueron 10 los remates españoles en la primera mitad (por ninguno de los de Steve Clarke), pero la manzana no caía. Uno imaginaba a Lamine, o a Nico Williams, pero no estaban. Quien sí descansaba en el banquillo era un malagueño de 22 años que revolucionó el pasado fin de semana con su zapateao ante el Barça. Solo quedaba que De la Fuente pulsara esa tecla. ¿Lo haría? Bryan Zaragoza, mientras, se mordía las uñas en los quince minutos que llenaban el descanso.

Tres debutantes en La Roja

Y pronto se las dejó de morder, pues entró de inicio en la segunda parte junto a otro jugador que también es sinónimo de vértigo como Fran García. Dos debutantes de una tacada, con Balde y Oyarzabal cediéndoles su lugar en el césped. Y como alguien que ha sido capaz de pedirse el 10 en la camiseta es imposible que tenga miedo, pues bastaron sus primeras acciones, con un disparo alto y una falta forzada a Patterson, para dejar claro que por ahí debía empezar a resquebrajarse la defensa escocesa.

Pero con lo que no contaba nadie es con que las virguerías de Bryan contagiaran a los defensas de La Roja y que Carvajal se arriesgara con una ruleta allí donde no toca, en zona defensiva. Al intentar arreglar su desliz cometió falta con la tarjeta amarilla como propina. La botó McTominay y el balón se coló directamente en la portería española, pero el VAR tocó la campanita y el neerlandés Gözübüyük se fue a la pantalla mientras La Cartuja tragaba saliva. Finalmente, el gol quedó anulado por fuera de juego por interferencia de Hendry.

Fue un susto que animó a De la Fuente a meter más madera con Navas y Sancet (que debutaba) en sustitución de Carvajal y Merino. Y el truco de magia no pudo resultar más efectivo. Siete minutos después de entrar en el campo, Navas sirvió un centro de oro que encontró el cabezazo en plancha de Morata. Y el gol. Era el 1-0. Una joya fruto del pase decisivo de un chaval llamado Navas y el remate de un killer que no era killer, llamado Morata, a quien de un tiempo a esta parte los goles se le caen de los bolsillos. El 2-0 de Sancet cerró la victoria. Ahora solo queda tomar aire y prepararse para la batalla en Oslo, en la casa de Haaland.


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