VALENCIA 3 - ATLÉTICO 0 El Valencia golpea duro al Atlético
Los del Cholo sucumbieron por su pobre defensa y su falta de centro del campo en Mestalla. Doblete de Duro y gol de Javi Guerra, que completó un partido excelso. Gravísima lesión de Lemar.
Un partido en el que sucumbió ante la camada de niños de un Baraja que, de la necesidad, ha hecho virtud. De su chistera no han dejado de salir chicos (el último, Mosquera, titular e impecable) que suben sin miedo y con ganas de arrancarle el gris de los últimos años a Mestalla y al Valencia. Un Valencia que derramó toda su juventud sobre el Atleti como si fuese ácido. Cortocircuitaron los rojiblancos. O, quizá, más sencillo, es que nunca se presentaron, como si el día por Valencia fuese un simple sábado al sol, contemplativo. Fueron sombras, objetos no identificados sobre Mestalla mimetizados con la hierba, que encima estrenaban esa tercera equipación que se confundía más con el verde del césped que la primera de siempre con la camiseta del Valencia (y que, otro partido así con un cabalista como el Cholo, va camino de meterse en un armario para no volver a salir). Con un centro del campo lleno de parches, una defensa formada por hermanitas de la caridad y el mejor jugador de LaLiga pasada convertido en una caricatura, mala, de sí mismo. A tres días del inicio de la Champions y a una semana de recibir al Madrid. Dramático.
Lo único que tuvo que pasar es que Hugo Duro respirara el área de Oblak y le saliera colmillo a su sonrisa. La hierba, que en el fútbol recuerda como la piel, comenzó a temblar a los pies del esloveno. Cuatro minutos con diez segundos decía el reloj y el Atleti por Mestalla como si acabase de comerse un cocido, lento y pesadísimo. A Azpilicueta no le alcanzaron las piernas para taponar una conducción de Canós por la izquierda ni su centro a Duro que, mientras entraba a placer en el área, le hacía una foto a Witsel, caracol de 34 años defendiendo a dos metros de distancia. El gol dio alas a un Valencia que ya había comenzado el partido robando balones sin dejar de mirar la portería contraria.
Los de Baraja eran balas que picaban como avispas. A lomos de un Javi Guerra que es un escándalo, todo personalidad, madurez y potencia. A su lado, Pepelu dirigía, Canós tunelaba y el Valencia se asentaba cómodo con y sin balón. Tampoco tenían rival enfrente. Esa defensa de blandiblú convertida nada más comenzar el partido en arenas movedizas que se comieron todo lo demás. Siempre demasiado atrás, siempre demasiado tarde, siempre nada. Todo dramas ante un Valencia todo energía. Llorente, Lemar y Savic estaban pero solo eran bultos con botas de fútbol. Riquelme perdido, Griezmann aún más. Y, claro, bajo este escenario, Hugo Duro volvería al área de Oblak como quien entra en su casa. Pepelu robó en campo propio y prolongó para Fran Pérez que recorrió la hierba como Moisés el mar Rojo, sin oposición, para centrar a Duro, que se presentó ante el esloveno pidiendo la merienda con un zurdazo a la red, mano a mano y semi cayéndose. 2-0. En la foto de nuevo Witsel y un Hermoso en uno de esos días de errores sonrojantes.
Lesión grave de Lemar y el 3-0
Cuando el descanso asomaba, Simeone ya había cambiado el sistema para introducir defensa de cuatro, adelantando a Witsel con Barrios y soplándole a Galán todo el polvo del banquillo, y había visto a Lemar saltar en un córner para caer en la hierba, sin moverse, y levantar la mano con alarma de grave lesión.
La segunda parte llegó con Correa y Nahuel en el juego, pero el Atleti en el mismo partido, como si nada fuera con él. El fútbol, un idioma marciano, todos sumidos en su peor versión. Era el 53′ cuando Javi Guerra terminaba de bajarle el telón en una jugada en la que volvió a hacer fotos de todo rojiblanco al que se encontró. Y fueron muchos, porque Hermoso, Witsel, Llorente y Savic intentaron pararle, saliéndole al paso pero solo de ojos, mientras se dirigía hacia Oblak para amagar, recortar y chutar. 3-0. Delirio en Mestalla y el partido acabado a falta de tanto aún para el final. Pero el Valencia ya no tendría la necesidad de jugar más y el Atleti, en realidad, nunca lo hizo en Mestalla (tampoco Lino, por cierto). Tocado y hundido. Y sin centro del campo. Con lo que viene.