Uruguay cayó ante Ecuador por las Eliminatorias Sudamericanas y Marcelo Bielsa perdió el envión de la primera fecha

Los locales revirtieron el resultado y ganaron 2 a 1, con dos tantos de Félix Torres Caicedo; Canobbio había abierto la cuenta; el equipo charrúa comenzó bien, pero se fue desdibujando y expuso su poco tiempo de trabajo

El equipo conducido por Marcelo Bielsa, consciente de que se enfrentaba a un rival fuerte, buscó la manera de contrarrestarlo. Y en la primera etapa pudo hacerlo, al punto de que se colocó en ventaja merecidamente, gracias al tanto de Agustín Canobbio. Aunque buena parte de la acción previa a que la pelota terminara en el fondo de la red fue gracias a Nicolás De la Cruz, de gran presente.

Pero el empate local (cabezazo de Félix Torres Caicedo en el último instante del primer tiempo) desmoronó todos los planes de la visita. Porque a Uruguay le costó demasiado volver a arrimarse con peligro real al área defendida por Hernán Galíndez, y al mismo tiempo el conjunto Tricolor se adueñó del rol protagónico y desarticuló todas las líneas celestes.

Entonces, la jerarquía de Enner Valencia (aun malogrando un penal), las ganas de Jhojan Julio, el entusiasmo de Moisés Caicedo y el olfato goleador de Félix Torres Caicedo (autor del 2 a 1), le permitieron a Ecuador darlo vuelta, para felicidad de su gente, que llenó el Estadio Rodrigo Paz Delgado, de Quito.

Es justo mencionar que a ambos seleccionados los diferencia algo fundamental: el tiempo de trabajo. Ecuador atraviesa un gran presente. Continúa un proceso iniciado por Gustavo Alfaro, que tuvo su pico de reconocimiento con su muy buena actuación en el Mundial Qatar 2022, en donde a pesar de quedarse afuera en la etapa de grupos, tuvo a maltraer a Países Bajos (parejísimo 1 a 1) y estuvo muy cerca de derrotar a Senegal y meterse en octavos de final (recién a 20 minutos del final los africanos pudieron desnivelar 2 a 1 en su favor).

Por el contrario, Uruguay está en pleno comienzo de una nueva era, bajo la conducción de Bielsa, con todo lo que ambas situaciones significan. Después de años bajo la órbita de Oscar Tabárez, las urgencias deportivas y los achaques físicos del Maestro obligaron a un volantazo en el medio del camino. El interinato de Diego Alonso solo posibilitó una reacción y una angustiosa clasificación mundialista. Pero era necesario hacer cirugía mayor. Y tras la eliminación en etapa de grupos (tercero detrás de Portugal y Corea del Sur) comenzó a delinearse el nuevo rumbo, con el experimentado DT rosarino al frente.

La llegada de Bielsa entusiasma del otro lado del Río de La Plata. Pero como en toda su carrera, están sus adoradores y sus detractores. Con este 2-1, probablemente, volverán a hacerse oír las voces que le criticaron no convocar a Luis Suárez y a Edinson Cavani, dos próceres de la historia reciente del seleccionado uruguayo. Aun cuando la derrota no sea una consecuencia directa de la ausencia de ambos.

De todas maneras, nadie descarta la posibilidad de que los emblemáticos delanteros, que en la actualidad se lucen en Gremio y Boca respectivamente, en algún momento puedan volver a ser citados. Ni el técnico de pronunció en su contra, ni los futbolistas dijeron haberse retirado del seleccionado. Sin embargo, lo que quedó claro en ambos juegos es que Uruguay tiene futuro después de dos hombres que engrandecieron al equipo charrúa en esta primera parte del siglo, con un histórico cuarto puesto en el Mundial Sudáfrica 2010 y una Copa América en Argentina 2011.

Pero volviendo a esta nueva etapa de Uruguay, bajo la órbita de Bielsa, puede verse un equipo que, a cuatro meses de la llegada del nuevo DT, de a poco va absorbiendo la idea de juego del Loco. Sabido es, desde antes de esta derrota, que Uruguay tiene elementos para relanzarse con un cambio generacional que se retrasó más de lo recomendable. Con una columna vertebral evidente, con Sergio Rochet, Sebastián Cáceres, Nahitan Nandez, Federico Valverde, Nicolás De la Cruz, Rodrigo Bentancur y Darwin Núñez (un 9 que juega y hace jugar, más allá de si convierte o no goles) como estandartes. Solo necesita serenarse y trabajar. Y aprender de los errores, claro.


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