SEVILLA 5 - ALMERÍA 1 / Festival en Nervión

Manita del Sevilla al Almería, con show de un gran Lukebakio. Mendilibar espanta el runrún sobre su figura mientras Vicente Moreno queda muy tocado.

José A. Espina
As
No hay nada como una manita, de amor, de pintura o de goles, para olvidarse de las penas y los problemas y devolver la alegría al Sevilla y a su entrenador, José Luis Mendilibar en este inicio de temporada complicadísimo. El técnico vasco espanta de momentos el runrún sobre su figura bajo una calurosa calima de San Miguel y el Sánchez-Pizjuán disfrutó con una goleada plácida que le saca del fondo de la tabla. Para dejar ahí, en el último lugar, al Almería de Vicente Moreno. El técnico valenciano queda muy tocado y su puesto peligra más que nunca.

Infame en defensa, sin ni siquiera tiempo para mostrar la alegría atacante de otros encuentros, el Almería perdía ya 2-0 a los 8 minutos. Habían abierto el marcador En-Nesyri (1-0, 7′), que recogía a su vez el balón escupido por otro remate, de Badé. Necesita goles el delantero marroquí, que atraviesa otra de sus patosas rachas. A poco de sacar de centro, el eslálom maradoniano y un balón a la escuadra (2-0, 8′) confirmaban con Lukebakio lo que el belga lleva apuntando a rachitas en estos sus primeros encuentros con el Sevilla: pueder ser uno de los fichajes del año en LaLiga. Los visitantes apenas se habían acercado a Nyland por la izquierda, en el ímpetu de un Arribas impotente.

El 3-0 lo convirtió Suso (38′) con esa jugadita que patentó Arjen Robben, recorte hacia dentro desde la derecha y zurdazo al palo largo (38′), en este caso con el sello de arte y la pausa que le pone el futbolista gaditano. Partido sentenciado a falta de minutos para el descanso y no es el guardameta portugués Maximiano, al que en este inicio de temporada se le ha visto el cartón con alguna pifia sospechosa, tuviera ninguna culpa del estropicio. Mas bien al revés: varios paradones suyos, alguno antológico como el que le hizo en un remate a bocajarro a Lukebakio, evitaron un resultado más sonrojante antes de que los equipos se marcharan a los vestuarios.

No debió de disgustarle mucho a Vicente Moreno lo que estaba viendo en el terreno de juego o tal vez decidió que los que estaban dentro se tendrían que comer lo que venía, en uno de esos arranques de paternalismo que a menudo le dan a los entrenadores. El caso es que no hizo sustitución alguna: si la cosa amainó fue porque el Sevilla se dedicó a a contemporizar con el resultado y a pensar en el viernes, en su visita a Montjüic contra el Barcelona. Con todo, dio tiempo a que Lamela marcara el cuarto gol local (51′) en una buena jugada de Pedrosa por la izquierda. El exespañolista está recuperando el tono que le convirtió en uno de los laterales zurdos más prometedores del fútbol español.

Cuadra Fernández, en lo que parece medio pisotón de Navas a Ramazani cuando Nyland tenía el balón ya mansamente entre las manos, ayudó con el penalti y el gol del honor, de Luis Suárez (4-1, 70′) antes de una recta final en la que cualquiera sabe por qué el árbitro madrileño incendió a un respetable, el de Nervión, cuando no había necesidad. El canterano Kike Salas devolvió el público a los aplausos culminando la manita (5-1, 92′) cuando no había tiempo para nada más.


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