Patógenos de origen zoonótico: cómo los virus de Nipah, Ébola, gripe aviar y el coronavirus saltaron de animales a humanos
Son enfermedades zoonóticas que han generado brotes epidémicos. En diálogo con Infobae, expertos explicaron por qué aumentan y cuáles son las zonas de riesgo en América Latina
En la actualidad, hay riesgo de que se produzcan más derrames de patógenos -ya que han sido descritos o que aún son desconocidos- y que afecten a los humanos y a otras especies, según científicos de los Estados Unidos, Brasil y Argentina consultados por Infobae.
En la región de América Latina también podría darse la emergencia o reemergencia de infecciones zoonóticas.
El Nipah no es el único que está involucrado en eventos de propagación. El mundo está enfrentando una panzoonosis de gripe aviar, una infección que ha avanzado tras la aparición de nueva cepa en 2020 y ha matado a millones de aves silvestres y de corral y a mamíferos, incluyendo más de 24.000 lobos marinos que estaban en costas de Perú, Chile, la Argentina y Uruguay. Puede afectar a los humanos (hasta ahora solo se han reportado 9 casos en el mundo).
En febrero pasado, se declaró en Guinea Ecuatorial, al este de África, un brote por el virus de Marburgo, por el cual murieron 12 de las 17 personas que fueron diagnosticadas. También hubo otro brote en Tanzania, con una tasa de letalidad del 67%. En enero se consiguió controlar un brote del virus Ébola en Uganda, que causó la muerte del 47% de los afectados.
Qué pasa con la viruela del mono o Mpox
El virus Mpox -que antes se conocía por causar la viruela del mono- aún está circulando en el mundo. Su propagación fue motivo de una declaración de emergencia de salud pública internacional (que ya cesó). Sin embargo, según OMS, el número de casos semanales notificados en el mundo aumentó un 328% en la semana que finalizó el 10 de septiembre. La mayor parte de ese aumento ocurrió en China, donde en agosto se notificaron más de 500 nuevos casos.
El coronavirus que causa la enfermedad COVID-19 todavía está generando la pandemia que empezó en 2020. En agosto pasado, hubo más de 1,4 millones de nuevos casos y más de 1800 defunciones.
“El contagio de virus zoonóticos de la fauna silvestre a las personas lleva ocurriendo mucho tiempo, y la mayoría de las veces no hemos prestado atención o no teníamos la capacidad de detectar el virus específico que causaba el brote”, dijo a Infobae el doctor Jonathan Epstein, veterinario y epidemiólogo y Vicepresidente de Ciencia y Divulgación de EcoHealth Alliance en los Estados Unidos, quien ha estudiado y publicado muchos trabajos sobre varios de los escapes de patógenos en el mundo y su prevención.
“Ahora disponemos de muy buena tecnología para detectar y rastrear los virus que causan brotes humanos o animales, pero aún así no siempre prestamos atención. Por ejemplo, conocemos el virus Mpox desde hace décadas, pero no se consideró una prioridad para la vigilancia y la respuesta hasta la epidemia más reciente, en la que se han producido casos en todo el mundo”, afirmó.
En el caso del Mpox, se sospecha que un grupo de roedores serían el reservorio del virus. En cuanto al COVID, las dos hipótesis principales son una propagación zoonótica natural, ocurrida en el mercado mayorista de marisco de Huanan, y por una fuga de laboratorio del Instituto de Virología de Wuhan (WIV). Ciertas especies de murciélagos serían reservorios del virus de Ébola y el de Marburgo.
El doctor Epstein advirtió que “la frecuencia de los brotes está aumentando, y seguirá haciéndolo mientras las personas sigan ejerciendo presión sobre los entornos naturales mediante cambios en el uso del suelo, como la deforestación, que nos pone a nosotros, los seres humanos, y a nuestro ganado en contacto más estrecho y frecuente con la fauna salvaje”.
Y remarcó: “La mayoría de los brotes de enfermedades zoonóticas se deben a actividades humanas. La conclusión es que debemos reconocer que tenemos que cambiar la forma en que influimos en el mundo natural para reducir el riesgo de pandemias”.
Cuál es el origen del virus Nipah
El caso del Nipah es un ejemplo de la advertencia. “Apareció en Malasia a fines de la década de 1990 debido a una combinación de producción intensiva de cerdos sin la bioseguridad adecuada y al hecho de que los huertos con frutales estaban ubicados junto a los recintos porcinos. Los árboles frutales atraían a los grandes murciélagos frugívoros, que son el huésped natural del virus Nipah. A su vez, la proximidad de los árboles permitió que la fruta masticada y mordida, contaminada con la saliva, la orina o las heces de murciélago cayeran en los recintos donde los cerdos podían comerla”, detalló.
Además, los granjeros “solían alimentar a su ganado con fruta que caía al suelo y que no podía venderse, lo que creaba más oportunidades para que los cerdos se expusieran al virus Nipah y a otros virus asociados a los murciélagos”.
Se fue creando una interfaz entre murciélagos y cerdos al tener los huertos demasiado cerca de los recintos ganaderos. El tamaño de la granja (más de 30.000 cerdos) es lo que permitió que el virus Nipah causara un brote duradero en el que los granjeros se infectaron. También los cerdos infectados se trasladaron de granja en granja, lo que impulsó la propagación del virus Nipah por toda Malasia y hasta Singapur.
En Bangladesh, se producen brotes de Nipah todos los años. La principal vía de propagación es la savia de la palmera datilera. Es una bebida dulce que se recolecta raspando la corteza de las palmeras datileras cultivadas y dejando que la savia fluya en vasijas de barro durante la noche. El mismo tipo de murciélago que transmite el virus Nipah en Malasia está presente en la India.
“En Bangladesh y partes de la India, este murciélago ha aprendido que la savia de la palmera datilera es también un buen recurso alimenticio, sobre todo en los meses de invierno, cuando se cosecha. Es una época en la que hay menos disponibilidad de otras frutas que comerían los murciélagos”, afirmó.
La savia crea una fuente de alimento artificial que de otro modo no estaría disponible para esos murciélagos y que han aprendido a utilizar. Las personas se infectan el virus al consumir la savia contaminada. El contagio puede producirse de murciélagos a personas o de murciélagos a ganado y luego a personas, a través de vías alimentarias.
Dónde puede haber escapes de patógenos en América Latina
En tanto, la doctora Mariana Vale, investigadora del departamento de Ecología de la Universidad de Federal de Río de Janeiro, en Brasil, también coincidió en afirmar que el número de escapes o derrames ha ido aumentando por comportamientos humanos que incrementan el contacto entre las personas y nuevos patógenos que antes sólo circulaban en los animales. Precisó el riesgo para América Latina.
“Uno de los principales factores de propagación es el cambio en el uso del suelo, especialmente la deforestación, seguido de los cambios en la cría de animales y la globalización. En América Latina la medida de prevención número uno debería ser controlar la deforestación en el Amazonas, la Mata Atlántica (que es el bosque atlántico presente en sudoeste de Brasil, el este Paraguay y el noreste de Argentina) y América Central”, puntualizó la doctora Vale, quien publicó un estudio junto con el doctor Epstein en la revista Emerging Diseases de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de los Estados Unidos.
“Se necesita investigar mucho más sobre los virus que circulan en la fauna silvestre, ya que Sudamérica es la región con el mayor vacío de conocimiento en este sentido. También es necesario un control más eficaz del tráfico de especies silvestres y del comercio de carne de animales silvestres”, subrayó la científica.
Precisó que las zonas con mayor riesgo de escapes de patógenos que pueden producir brotes son la Amazonia y la Mata Atlántica.
Los escapes de patógenos “son mucho más peligrosos para la humanidad por su capacidad para propagarse fácilmente por todo el mundo gracias a la globalización”, remarcó a Infobae Guilherme Werneck, doctorado en inmunología y enfermedades Infecciosas en la Escuela de Salud Pública de Harvard T.H. Chan y profesor titular del Departamento de Epidemiología de la Universidad del Estado de Río de Janeiro, en Brasil
“Es cierto que el mundo ha sido cada vez más eficaz en la aplicación de nuevos enfoques para preparar la respuesta ante una nueva pandemia. Sin embargo, las acciones preventivas siguen siendo muy insuficientes y no veo que se les esté dando prioridad en todo el mundo”, opinó Werneck.