Morata vuela sobre el Madrid

Dos testarazos del ariete y otro de Griezmann dan un triunfo merecido al Atlético, más intenso y profundo. Fracaso de un Madrid con cinco centrocampistas y polémico arbitraje de Alberola.

Luis Nieto
As
Lo mejor que hizo el Atlético, mucho, resultó productivo; lo poco bueno que hizo el Madrid, un gol de Kroos y arreones de vergüenza torera con todo perdido, resultó insignificante. Eso fue un derbi resuelto en tres remates de cabeza rojiblancos, dos de ellos de Morata, frente a una defensa que se quedó en tierra. El Atlético fue lo que quiso ser, esta vez y siempre, y el Madrid, un Frankenstein que empezó con cinco centrocampistas y acabó con tres delanteros y medio vendidos por una zaga de juguete. No fue el día de Ancelotti ni de un sistema que se vino abajo ante el primer gran compromiso de la temporada. Un pinchazo sin paliativos en un partido plagado de jugadas grises que a Alberola le parecieron rojiblancas.

La alineación del Madrid dejó dos apuntes: una adicción justificada, títulos mediante, de Ancelotti a Modric y Kroos y el convencimiento de que la suerte del derbi estaba echada en el centro del campo. Un error de cálculo. Las puñaladas llegaron desde los costados. El sacrificado fue Joselu. Hace tiempo que el Madrid ha decidido pasar la vida y la Liga sin un nueve, una renuncia peligrosa a las segundas jugadas, que esta vez fueron monopolio atlético.

La alineación apuntaba a una cuenta atrás, 4-3-2-1, pero se quedó en un 4-2-3-1, con Modric de mediapunta y Bellingham vencido a la izquierda. Alguien está convencido de que el inglés es una navaja suiza.

No menos riesgos corrió Simeone al meter de salida a Koke, tras más de un mes parado, y a Giménez, de vuelta de una fisura de tibia por estrés. Cree el argentino que no los hay mejores en su reducida plantilla, que el estado de alarma en la tabla lo exigía y los puso sin remordimientos.

La pelota, blanca; las áreas, rojiblancas

Los diseños, de salida, fueron lo de menos. El Madrid volvió a llegar tarde a un partido y se tragó un gol a los 4′. No necesitó de gran elaboración. Lino metió un centro en diagonal desde su banda, a Alaba le pilló en un duermevela y Morata, al que tantas veces se le queda el gol en la punta de la lengua, metió un cabezazo incontestable. El Madrid se quedó con el molde y la hoja de reclamaciones en la mano, escrita en papel mojado, por una falta anterior a Bellingham. El gol, en cualquier caso, no fue accidental. El voltaje del Atlético era muy superior al del Madrid y sus bandas, notablemente más profundas, especialmente la de Samuel Lino. Por eso no le costaba aceptar ese dominio protocolario del Madrid, enfangado en un fútbol de mucho pase y poco desmarque. El equipo de Ancelotti se empachaba de pelota, pero era el Atlético quien pisaba el área.

¡Morata marca el primero!
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Morata hizo de cabeza el primer gol del Atlético. JAVIER GANDULDIARIO AS

El segundo gol voló dos veces sobre la cabeza de Giménez, pero fue la de Griezmann quien se lo apuntó. El origen estuvo en un centro cómodo de Saúl ante el que ni Kroos ni Camavinga adivinaron la irrupción desde atrás del francés. Faltaba hora y cuarto de partido y el Madrid solo parecía capaz de empeorar: ni un solo desborde, ni un solo centro con posibilidades, imprecisiones constantes. Partidos así solo los desenrosca Vinicius; Rodrygo no es de tantas algaradas. Eso, delante. Detrás la cosa era aún peor. Sin ayudas, Lucas Vázquez y Fran García se veían atropellados por las bandas.

Al otro lado, el Atlético jugaba el partido soñado por Simeone: una protección confortable de Oblak y acometidas permanentes de sus laterales, con Griezmann en el centro de todo. Quizá no haya un jugador más híbrido en la Liga: arma, manda y finaliza sin que sea apreciable en qué es mejor.

Griezmann hizo así el 2-0.
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Griezmann hizo así el 2-0.THOMAS COEXAFP

La cosa apuntaba a la goleada (Kepa le quitó el tercero a Saúl milagrosamente) cuando Kroos se sacó de la nada un zapatazo lejano imparable. Contra imprevistos así no hay vacuna. Y el Atlético, que lo había hecho todo estupendamente, llegó al descanso pidiendo la hora. De hecho, Alberola, que quiere ser Mateu Lahoz de mayor, invalidó el empate de Camavinga al apreciar fuera de juego por interferencia de Rüdiger.

Otra vez Morata

El Madrid volvió pronto a la tumba, en el primer minuto de la reanudación, tras tropezar en la misma piedra. Llegada de Raúl por la izquierda, centro al corazón del área y cabezazo sencillo de Morata. Alaba volvió a salir en primer plano en la foto. No colaron sus reproches a Camavinga y Fran García, ni siquiera cooperantes necesarios.

Este remate de Kroos supuso el 2-1.
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Este remate de Kroos supuso el 2-1.Rodrigo JimenezEFE

Ancelotti, que debió autoflagelarse por su once, también sacó el látigo sobre el césped. A falta de más de media hora había hecho ya cuatro cambios, los tres últimos con jugadores defensivos. El butrón atrás tenía el tamaño del sol. Con Brahim volvió al 4-3-3 para buscar una remontada imposible. El fantástico final del malagueño puso aún más en cuestión la alineación inicial de Ancelotti.

¡Doblete de Morata!
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Así llegó el 3-1 de Morata.JAVIER GANDULDIARIO AS

Aún le quedaron balas al Madrid. Algunas, lejanas (de Tchouameni, Rüdiger y Valverde), silbaron a los costados de Oblak. Otras se estrellaron en la muralla rojiblanca, con un Savic atento a todo. Defender bien debería tener mejor prensa. Al Madrid ya se le había hecho tarde y entregaba el liderato. Y el Atlético había despertado a tiempo y regresaba a LaLiga.


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