La profesora Hillary Clinton volvió a dar clases
La ex secretaria de Estado imparte un curso de Política Exterior en la Universidad de Columbia
Para evitar una complicación mayor, la profesora, Keren Yarhi-Milo, les dio a los alumnos una pausa de cinco minutos para que pudieran levantar sus teléfonos y fotografiar a la otra profesora —y celebridad— que estaba de pie en el escenario, la flamante profesora Hillary Clinton.
“Esto”, comentó Clinton cuando cientos de cámaras la enfocaron, “es como los paparazis”, un asunto, al igual que la política exterior, que ella conoce muy bien.
Durante esta semana, en toda la ciudad de Nueva York, estudiantes y maestros han regresado de las vacaciones de verano. Para Clinton, de 75 años, esto marca el retorno a la escuela después de una pausa muy larga. Han pasado casi 50 años desde su temporada como profesora en la Escuela de Derecho de la Universidad de Arkansas, en Fayetteville, Arkansas.
El martes, un día antes de su primera clase, Clinton, ex secretaria de Estado, senadora y primera dama de Estados Unidos, estaba instalando su oficina, ubicada en el piso 14 del Edificio de Asuntos Internacionales de la Universidad de Columbia, desde donde se ve el campus, y estudiando sus carpetas de resúmenes y notas.
“Me siento bien”, comentó en una entrevista en una sala de conferencias adyacente a su iluminada oficina, “pero nerviosa”.
Como ha ocurrido con la mayoría de los emprendimientos que ha iniciado Clinton (quien desde hace mucho ha sido una especie de test de Rorschach, amada por muchas personas y aborrecida por muchas otras), su nuevo trabajo conlleva un mayor significado que solo regresar a sus raíces como académica.
Este nuevo empleo en la Universidad de Columbia podría permitirle reaparecer públicamente como especialista en Política Exterior, después de años de ser mostrada en la prensa y el imaginario de la población como la candidata a la presidencia que Donald Trump derrotó.
Para cualquier político liberal, pero quizás sobre todo para Clinton (quien hace años hubiese podido imaginarse en el año de 2023 completando una presidencia histórica), no podría haber un lugar a donde llegar con menos complicaciones que un campus de la Ivy League en la ciudad de Nueva York.
Su curso se imparte en la Escuela de Asuntos Públicos e Internacionales de la Universidad de Columbia, una escuela de posgrado donde la colegiatura cuesta más de 65.000 dólares al año. “Dentro de la Sala de Crisis”, como se llama este curso, es parte de una colaboración más amplia entre Clinton y Yarhi-Milo, la decana de la escuela y profesora de Relaciones Internacionales quien estudia la psicología y la mecánica de la toma de decisiones.
Estas dos mujeres juntas también están formando el nuevo Instituto de Política Global de la Universidad de Columbia, donde un grupo inicial de becarios incluye a Marie Yovanovitch, quien fuera embajadora de Estados Unidos en Ucrania; a Stacey Adams, la activista por el derecho al voto de Georgia y excandidata a gobernadora; y a Eric Schmidt, ex director general y presidente de Google. Los becarios trabajarán con alumnos y académicos para combinar la investigación y la experiencia práctica con la esperanza de solucionar los problemas políticos y sociales a escala global.
Un portavoz de la Escuela de Relaciones Públicas mencionó que, aunque otros personajes muy conocidos, como Madeleine Albright, han sido invitados a dar clases en el campus, a pocos, si no es que a ninguno, se les ha ofrecido el mismo cargo que a Clinton, a quien le han dado el trabajo de profesora de tiempo completo además de su puesto en el instituto. El portavoz se rehusó a dar detalles sobre la remuneración de Clinton ni de cómo se diferenciaba de la de otros docentes.
Este curso —que lleva el nombre del centro de operaciones de la Casa Blanca— tiene el objetivo de deconstruir, a través de la lente de la información de Yarhi-Milo y las experiencias de Clinton, cómo se toman las decisiones que tienen consecuencias geopolíticas. Más de 800 alumnos solicitaron tomar el curso y presentaron ensayos para su evaluación; fueron aceptados cerca de 370 estudiantes de licenciatura y egresados. Todos ellos fueron investigados por el Servicio Secreto.
Las clases se enfocarán en temas tales como: si las mejores decisiones se toman en grupo o de manera individual y cómo la opinión pública influye en la política exterior. Entre las lecturas asignadas están “Cómo luchar contra un dictador”, de Maria Ressa y algunas secciones de la autobiografía de Clinton de 2014 “Decisiones difíciles”, en la cual cuenta sobre los años en que fue secretaria de Estado durante el gobierno de Obama.
Es posible que los alumnos esperen que se hable de Trump, ya que se relaciona con los debates sobre temas específicos de diplomacia o ejemplos históricos de política exterior, como cuando “nos sacó” del tratado nuclear de Irán.
“Este curso no es sobre él”, señaló Clinton.
Aún no está en los titulares
El miércoles en la tarde, los alumnos entraron al auditorio Altschul antes de la clase de las dos de la tarde. Esta sería la primera clase semanal de Clinton y Yarhi-Milo. También se espera que los alumnos asistan cada semana a reuniones de debates grupales con profesores asistentes, quienes calificarán sus trabajos asignados del curso.
Yarhi-Milo les dijo a los estudiantes que tendrían suficientes crisis de política exterior contemporánea para analizar: la guerra en Ucrania, el globo espía que voló por Estados Unidos y la tensión en Taiwán, solo por nombrar algunas. Para reflexionar sobre cómo reaccionaron los dirigentes, los alumnos leerían y debatirían sobre la teoría de juegos, la psicología del comportamiento, las presiones de tiempo y otros elementos que configuran las decisiones. “Eso es todo lo que puedo decirles porque yo no estaba en la sala”, comentó.
Clinton estuvo con frecuencia en la Sala de Crisis y compartió varias historias, entre ellas una que de hecho tuvo lugar ahí. A principios de 2009, después de haber sido nombrada secretaria de Estado por el presidente Barack Obama, pero sin haber sido ratificada por el Senado, recibió una notificación de Condoleezza Rice, secretaria de Estado del presidente George W. Bush, para que fuera a la Sala de Crisis.
Clinton y otros miembros del gobierno entrante se reunieron con funcionarios de Bush, quienes les informaron sobre lo que consideraban que eran amenazas verosímiles de ataques a Obama el día de la toma de posesión.
Esta fue la primera vez que Clinton estuvo en la Sala de Crisis con carácter oficial. “Te llevan ahí; casi nunca sabes que hay una crisis hasta que entras a la Sala de Crisis”, comentó. “Aún no está en los titulares y en ocasiones, nunca llega, lo cual no es del todo malo”.
Al final de la clase del miércoles, los estudiantes pudieron hacer preguntas. Uno de ellos preguntó acerca de la desigualdad de género en la política exterior; otro sobre el posible uso de la inteligencia artificial en la diplomacia.
Posteriormente, los alumnos salieron del auditorio y se reunieron a charlar en una explanada.
Akaysha Palmer, quien está estudiando una maestría en administración pública, dijo que estaba contenta de que no se haya hablado sobre la derrota de Clinton a manos de Trump. “Solo quiero concentrarme en su función como secretaria de Estado”, comentó.
Otra estudiante, Bukuru Anastazie, estuvo de acuerdo. “Su nombre siempre está ligado al de algún varón. Es en verdad alentador que ahora se trate de ella”, afirmó.