Una nación esencialmente joven está gobernada por ancianos
Infobae
Estados Unidos se espeluznó cuando pudo observar en vivo y en directo al jefe del Senado Mitch McConnell (81) perder sentido de realidad por unos segundos en una rueda de prensa. Días antes, el país estuvo con los pelos de punta ante la incapacidad del presidente Joseph Biden (79)
de atinar la salida de un escenario en el cual acababa de pronunciar un
discurso. Meses antes todos nos estremecimos ante las historias
filtradas a la prensa sobre el estado mental de la senadora por
California Dianne Feinstein (90) quien, luego de
experimentar problemas de salud, se reincorporó al Senado indicando que
nunca había estado ausente. El posible contrincante de Joseph Biden, Donald Trump,
tiene 76 años y la edad promedio del senado de los Estados Unidos es 64
años, con 54 senadores de más de 65 años (y diez de ellos sobrepasando
los 70 años cómodamente). En contraste, la edad promedio en Estados Unidos es 39 años, que es menor que la de Europa, que hoy es 43 años.
En síntesis, una nación esencialmente joven está gobernada por ancianos. Estos ancianos que se aferran a las posiciones públicas pertenecen a una cohorte poblacional denominada los Baby Boomers
porque representaron un boom poblacional que siguió a la Segunda Guerra
Mundial y son la generación más grande de la historia del país,
representando el 40% de la población. Son, además, los niños mimados de
la historia de los Estados Unidos porque son los hijos de la posguerra,
época en que la economía norteamericana despegó, alimentando el
crecimiento de una clase media robusta y próspera como no se había visto
antes. Los jefes de familia no escatimaron recursos en la educación de
sus hijos y en la adquisición de bienes que crearan confort y generaran
riqueza. Así, los Baby Boomers estuvieron rodeados de relativa
abundancia en oposición a sus padres, que habían experimentado los
rigores de una economía de guerra y habían ido al frente para defender a
Estados Unidos del nazismo (muchos sin regresar).
Según
Bruce Cannon Gibney, esta cohorte de 72 millones de personas se
distingue por su marcado egoísmo, que se ha expresado en la búsqueda
perpetua del bienestar propio a costa del de la sociedad, provocando
crisis financieras, educativas y el desbordamiento del gasto fiscal para
el financiamiento de sus intereses. En síntesis, según Cannon Gibney,
se trata de una generación de sociópatas que debe ser preterida cuanto
antes.
Afortunadamente para Estados Unidos y el mundo, los Baby Boomers se están extinguiendo, mientras los Millennials (nacidos
entre 1981-1996) ya sobrepasaron su tamaño, puesto que se ubican en las
73 millones de personas. El cambio generacional, según expertos como
Gibney, será muy positivo para Estados Unidos porque la generación del
egoísmo será sustituida por la del ‘deber ser’. Esa opinión es
sustentada por los datos que ha recogido sobre el pensamiento de las
diversas cohortes poblacionales el Instituto de Investigaciones PEW,
cuyo juicio sobre los Millennials se resume: “A los millennials les
apasionan temas como la sostenibilidad, la justicia y el entendimiento.
También les apasiona la tecnología y mantenerse al día con las últimas
tendencias, además de participar activamente en sus comunidades y
encontrar formas de retribuir”.