La Era Djokovic: un antes y después en el mundo del tenis
Pocas situaciones son tan complejas para un deportista de alta competencia como resolver el hecho de ser un gran candidato a ganar un certamen. Lo que es una posibilidad se convierte en una responsabilidad, en “hay que ganar” porque ese atleta, a fuerza de triunfos y hazañas, ha generado las condiciones para esa ponderación. Para esas ocasiones, Billie Jean King, la leyenda del tenis que le da nombre al complejo sede del Abierto de los Estados Unidos, creó una frase distintiva: “La presión es un privilegio”. Y no es nada fácil capitalizar ese privilegio, que en muchas ocasiones se convierte en una carga insoportable sobre los hombros.
Pero Novak Djokovic lo hizo. Una vez más. Y a los 36 años, agiganta su leyenda. Dueño ya del récord de títulos de Grand Slam entre los varones, dio un paso más y llegó a las 24 coronas. Así, igualó la plusmarca de Margaret Court, un número que, casualmente, la australiana había establecido hace 50 años en el US Open. Además de ser ya el jugador con más títulos grandes en la Era Abierta, la que comenzó en 1968. Es posible que ahora ya que empezar a buscar el origen de otra etapa en el tenis moderno: la Era Djokovic. ¿Empezó cuando daba sus primeros golpes, a los 4 años, de la mano de Jelena Gencic, su primera entrenadora?, ¿El día que ganó su primer torneo ATP?, ¿O cuando celebró su primer Grand Slam, hace 15 años, en Australia?
Los 24 grandes de Court era uno de esos récords buscado desde hacía rato, muy difíciles de conquistar. No pudo lograrlo, por ejemplo, Serena Williams, que llegó a 23 y perdió varias finales desde entonces. Tampoco Rafael Nadal (22), ni Roger Federer (20). Sigue sumando Djokovic números para sostener su posición de tenista más grande de la historia, sostenido en cifras cada vez más indiscutibles. El título número 24 hasta le permitió ensayar un homenaje a un icono del deporte universal como Kobe Bryant, la estrella del básquetbol víctima de una tragedia aérea, y con la que tuvo esa amistad que sólo son capaces de construir aquellas figuras que trascienden el deporte. ¿Quién mejor que un fenómeno para entender a otro?
A los 36 años, Djokovic sigue haciendo historia. Desde hoy, vuelve a ser el número 1 del mundo, ahora con 390 semanas en lo más alto de la clasificación. Ya era (es) el líder de mayor edad en lo más alto. También el que acumula más semanas, luego de superar hace unos meses a otra leyenda que asomaba inalcanzable como Steffi Graf (377 semanas). Si le va bien en los pocos torneos que faltan, podría terminar la temporada por octava vez en la cima del circuito, superados ya los seis almanaques que estuvo Pete Sampras al tope.
Con este US Open en el bolsillo, Djokovic llega a 96 títulos. Es un número enorme, que cobra más valor si se toman en cuenta que dentro de esa cifra hay 24 Grand Slams, 39 Masters 1000 (sí, también es el máximo ganador en esta categoría) y 6 ATP Finals (el antiguo Masters de fin de año), las citas más trascendentes del tour. A modo de ejemplo, este año ganó 5 títulos, lo que incluye Australia, Roland Garros y el Abierto estadounidense, el Masters 1000 de Cincinnati, y una cita menor en enero, en Adelaida, como preparación para el desembarco en Melbourne. Su récord en lo que va de 2023 es de 45 triunfos y 5 derrotas, el 90 por ciento de eficacia. Y ganó 25 de sus últimos 26 partidos, con aquella derrota en la final de Wimbledon frente a Carlos Alcaraz como única desilusión.
Su cuenta de ingresos oficiales en los torneos (sin contar sponsors, garantías ni exhibiciones) se eleva a 175.281.484 dólares. Pero, a esta altura de su carrera, los objetivos son otros. Tiene todavía por delante los 109 trofeos que conquistó Jimmy Connors y los 103 de Federer si apunta a ese horizonte de cantidades, aunque se sabe que le apunta a los torneos de máxima jerarquía. También podría buscar el oro olímpico en París 2024. Ya tendrá 37 años por entonces. Pero, aunque lo gane o no, nada cambiará la impresión de que el tenis alumbra ya un ciclo singular, irrepetible: antes y después de Djokovic. Nada será igual el día que Nole baje la cortina de una era inolvidable para las raquetas.