La amenaza a la seguridad hemisférica de Irán en Bolivia que se focaliza en Argentina
La BBC de Londres informó que el acuerdo entre Irán y Bolivia incluye la venta de material bélico y entrenamiento de personal
También destacan los esfuerzos de Irán para interactuar con Bolivia desde el inicio de sus relaciones en el primer mandato de Evo Morales y brindarle equipos para satisfacer sus necesidades en defensa fronteriza y combate al narcotráfico en los últimos años -lo que no es un chiste, señor lector-. El ministro de Defensa de Irán, el general de brigada Mohammad Reza Ashtiani afirmó que “esta cooperación podría servir como modelo a seguir para otras naciones de América del Sur”. Bolivia ya es aliada militar y nuclear de Rusia, que emplaza intereses en su geografía. El reactor nuclear de investigación que se construye en el Centro de Investigación y Desarrollo en Tecnología Nuclear de El Alto estaría custodiado por miembros del Grupo Wagner.
Por otra parte, la reciente adquisición de drones “Heron” de fabricación israelí por las Fuerzas Armadas de Argentina puede ser materia de preocupación para Bolivia, así como de interés para la República Islámica de Irán, actora central de los dos atentados que sufrió Argentina en 1992 y 1994, y con necesidad de recalcular si triunfa la oposición real que creó el RePET y sancionó a Hezbollah, dados sus despliegues en Argentina en convergencia con organizaciones del crimen organizado transnacional como el PCC de Brasil, otras mexicanas, colombianas, rusas y chinas, entre otros que tienen un impune despliegue a partir del cambio gubernamental que operó en diciembre de 2019.
Así, podría conjeturarse que el gobierno de Arce está adoptando contramedidas a nivel de Defensa y Seguridad con la colaboración del régimen iraní, como proveedor de material militar ofensivo (drones) que, con licencia persa y habilitación rusa, se fabrican en Venezuela y podrían tener variantes en Bolivia, donde los propios rusos reciben mantenimiento de su infraestructura por agentes iraníes, y particularmente de asesoramiento en la materia-. Esos drones son los que utiliza Rusia para atacar en ciudades de Ucrania.
Téngase presente que Bolivia en Las yungas y Chapare -bajo el dominio de Evo Morales- es de los pocos países productores de cocaína, toda vez que el régimen iraní habilita la utilización de la droga y actividades de narcotráfico como arma contra “el maligno Occidente”, como un arma asimétrica, tal como la provocación de migraciones masivas para colapsar órdenes institucionales nacionales regionales (caso Siria por causa del conflicto, o como Venezuela en nuestra región) y filtrar enchufados entre las verdaderas víctimas humanitarias.
Entre dichas contramedidas, el MAS en el poder podría generar inestabilidad en las provincias del NOA y Patagonia a través de la “exportación” de su modelo etnonacionalista indigenista, apoyando a “movimientos sociales” argentinos con los que mantienen una estrecha vinculación. Para debilitar la gobernabilidad en Argentina y propagar cuando sea posible una embestida asimétrica como las acontecidas en Chile o Colombia, montándose sobre un legítimo y justo reclamo, para tensar instituciones que no están preparadas en cómo responder y procurando una represión que deslegitime a las autoridades y fuerzas ante la opinión pública, reconducida por trolls.
A su vez, el gobierno del MAS puede utilizar la cocaína y al contrabando en mayor escala como factor de desestabilización de la seguridad interior de Argentina a través de alianzas con cárteles bolivianos, brasileños y trasnacionales y con el apoyo de la tecnología de Defensa y Seguridad proporcionada por el régimen de Irán. Téngase en cuenta que Hezbollah se financia históricamente con el tráfico de cocaína desde Sudamérica, en particular desde la Triple Frontera y la utilización de la Hidrovía que hoy día se disputan los chinos y es objeto de reclamos por parte de Bolivia y Brasil.
Irán a su vez, puede utilizar Bolivia como plataforma para acciones operativas en la región (inteligencia, terrorismo, financiamiento), accediendo a información sensible de las fronteras argentinas, movimiento migratorio y tránsito de mercaderías.
Así, la inteligencia iraní podría obtener información de ciudadanos argentinos con movimiento migratorio en Bolivia, así como contar con una base operacional segura para lanzar desde allí operaciones de inteligencia y eventualmente terroristas contra suelo argentino.
Factores de seguridad iraníes no pueden tener control sobre el movimiento migratorio y de mercaderías en la frontera boliviano-argentina, por lo cual deberían adoptarse medidas preventivas y políticas.
Por otra parte, Bolivia puede proveer a Irán materiales estratégicos para su industria armamentística y recursos y, sin ir más lejos, hasta profesionales argentinos, dadas las vinculaciones y canales institucionales existentes y vigentes como el caso de la CONAE e Invap.
La ampliación de la cooperación militar iraní en materia de lucha contra el narcotráfico y control de fronteras con Bolivia representa un riesgo para la Argentina y el hemisferio, tanto a nivel de defensa como de inteligencia.
La presencia en el Cono Sur de los dos rivales principales del tablero del cercano y Medio Oriente incrementa el riesgo de acciones de inteligencia extraregionales así como de actos terroristas (La Fuerza Quds del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria, y sus proxis del Hezbollah libanés, o la Jihad o Hamas en Palestina), considerando que el actual Medio Oriente ya no se rige como patrón con el conflicto palestino sino con la realidad de Irán y su sostén China, ante la rivalidad de Arabia Saudita e Israel.
La Bolivia del MAS representa como hub la amenaza más compleja para la seguridad nacional de la Argentina como repontenciamiento criminal regional y hemisférico, con el apoyo del VRIC (según el Center for Secure Free Society, el acrónimo Venezuela-Rusia-Irán-china), revistiendo potencialmente formas “híbridas” en colusión con actores estatales (Irán, Venezuela) o no estatales (criminalidad organizada, organizaciones terroristas). Es decir, que al paradigma de la convergencia entre el crimen organizado transnacional con el terrorismo, se le adita la confluencia de la narrativa política populista, que crea condiciones propicias para su progreso en desmedro del Estado, que requieren la coordinación de acciones entre las Fuerzas Armadas y fuerzas de seguridad y particularmente el sistema de inteligencia nacional.
Por ello, de la seguridad interior y exterior de la Argentina depende evitar que los factores asociados a los países productores se asocien con bandas locales y desafíen al Estado, sea generando terror o penetrando sus estructuras. Ello ocurrió en Ecuador y varios países de la región donde las condiciones han sido similares.