GRUPO H | BARCELONA 5-AMBERES 0 / João Félix es la nueva sonrisa del Barça
El portugués, con un doblete y una asistencia, vuelve a liderar una nueva manita del Barça. Lewandowski, Raphinha (con colaboración rival) y Gavi también marcaron. Otro récord de Yamal.
Subir a Montjuïc, con sus incomodidades, que no son tantas, empieza a ser un ejercicio altamente recomendable para la salud del culé, que después de un año midiendo su frecuencia cardiaca para terminar de volver a agarrar la Liga entre 1-0 y 0-1, está disfrutando del fútbol como hace tiempo que no pasaba. Ganar importa, pero el cómo pesa mucho en el ánimo del barcelonismo, que ha hecho bandera de un estilo y que se enorgullece presumiendo de una manera de hacer. Por eso, el Lluís Companys disfrutó del estruendo que su Barça provocó entre los minutos 11 y 22; y en los que su equipo edificó la primera victoria de la fase grupos. Como ante el Betis, la bandera la cogió João Félix, que volvió a sacarse de la chistera el 1-0 con la sencillez de los grandes. Recibió en su posición favorita, se perfiló y definiió al rincón derecho. Un gol tan simple como bueno que dio paso a un calentón que aprovecharon un mejorado Lewandowski (100 goles en Europa, leyenda) y Raphinha (con la ayuda de Bataille) para hacer el 3-0. Xavi miró complacido desde el área técnica. El primer compromiso europeo ya estaba resuelto.
Al Barça le había costado ponerse en el campo porque, en ausencia de Oriol Romeu, no controló el juego entre líneas en los primeros minutos. Pero eran fuegos de artificio. Gündogan, De Jong y Gavi son jugadores de gama alta; y el Amberes, pese a no dar la sensación de equipo entregado como el Betis el pasado sábado, se vio obligado a bajar el telón demasiado rápido. Con 3-0 en el minuto 22, tenía 70′ más quince del descanso para saber exactamente qué pretendía sacar de su noche en Barcelona. Y, como mucho, era no salir goleado.
El cómo de los Joãos
Es evidente, por más que Xavi insista en que el Barça juega bajo las mismas líneas maestras de su modelo, que este juego es de lo futbolistas; y la singularidad de los Joãos matiza el cómo. Cancelo se mete por dentro creando un desorden que recuerda al de Alves; y que puede confundir a su equipo en días de mayor exigencia; pero que desordena al rival, que se encuentra en inferioridad con frecuencia. Y si a Cancelo se le suma João viniendo a recibir desde la zona de teórico extremo izquierdo, Xavi suma cinco centrocampistas más Balde. Si esa acumulación se interpreta bien, el Barça se asegura el monopolio del balón. Y ya se sabe que quien tiene la pelota y sabe qué hacer con ella, gana siempre.
De momento, Xavi también está bordando la gestión del vestuario. Después de tres titularidades de Lamine, premió a Ferran contra el Betis; y le dio su sitio a Raphinha contra el Amberes. Los equilibrios de vestuario son difíciles, pero pueden soportarse una temporada, especialmente cuando un vestuario está hambriento. Es una buena oportunidad para el técnico.
El partido perdió encanto y brío cuando el Barça lo resolvió; pero cuando falta picante, ahí está Gavi. El andaluz reabrió la fiesta del Barça con un golazo con la izquierda (es curioso cómo define mejor con esta pierna que son su buena); y contagió a sus compañeros. Antes de irse, João Félix agradeció un regalo de Raphinha para firmar un doblete y sellar la manita que quedó al final.
Todos quisieron lo suyo. Gündogan, que parece un futbolista invisible, pero que siempre anda por ahí cuando uno cree que ya se ha ido del campo, dio ritmo de juego; Lewandowski trabajó para hacer más goles, aunque no llegaron; y Lamine Yamal casi deja su tarjeta de presentación en su debut con 16 años y 68 días. Burló a Butez arrastrando con dulzura la pelota pegada a su pie, pero le falló s pierna derecha. Hasta Ter Stegen se sacó una doble parada para ganarse la ovación de la gente, entusiasmada por un inicio que permite avistar que el primer objetivo de mínimos que se puso Xavi, pasar la primera fase, será coser y cantar.
No es el Camp Nou, pero el fondo norte del Lluís Companys, donde se planta el mítico pebetero del estadio olímpico; y en el que también su legendario reloj ve pasar las horas, coreó el nombre de su entrenador al filo de las 22:45 horas. El Barça no ha hecho más que empezar sus días en la Champions, pero el fútbol no es más que lo que se huele. Y este Barça le gusta a la gente tiene nueva sonrisa. Subir a la montaña mágica es el nuevo ejercicio saludable del culé.