GRUPO C | REAL MADRID 1-UNIÓN BERLÍN 0 Nunca es tarde para Bellingham

Otro gol del inglés en el descuento salva el pleno del Madrid, que tiró la primera parte y ganó sobre la bocina al ordenadísimo Union Berlin.

Luis Nieto
As
Hay un neoestilo en el Madrid que empieza a resultar entre molesto e inquietante. Se expone a un castigo por pérdida deliberada de tiempo en las primeras partes y lo deja todo para el final, confiado a sus arrebatos, a las musas tardías, a la cabeza de Joselu, a la magia del Bernabéu y a su buena estrella en general. Y si nada de ello resulta, allí anda Bellingham, al que le cae todo del cielo desde que llegó a Madrid. Se le apareció otro gol en el descuento y salvó, por enésima vez, a su equipo. El Union Berlin, conjunto alemán con pasaporte italiano, ordenadísimamente encerrado, sobrado de entereza para ser un novato, ya sabe que en el Bernabéu, aun a cubierto, a cualquiera le mata una bala perdida.

Una sola pieza, o la carencia de ella, Benzema, cambió la morfología del Madrid. Y una sola lesión, la de Vinicius, gran parte de su filosofía. La cosa ha acabado en un equipo romboidal coronado por un nueve de catálogo, uno de esos jugadores a los que todo en la vida les sucede en el área. Y a menudo, a más de dos metros del suelo. Joselu es la Patrulla Águila del Madrid, un recurso natural que antes no existía. El equipo lo ha entendido a la primera y buscar esa cordillera ya no es solución de emergencia, sino, a menudo, primera opción. En seis minutos había metido su cabeza a dos palmos de Rönnow, que le sacó un remate y se asustó ante otro. En definitiva, un delantero centro de cuna por delante de otro obligado a serlo, Bellingham. Aquel inicio no tuvo continuidad. El equipo se olvidó pronto de su nueve y, en cambio, en el mismo periodo, se tragó dos contras del Union Berlin, más bohemio en su hinchada que en su juego.

El sesteo...

Sobre el campo está hecho del mismo acero que todos los equipos alemanes con sus especificidades. Muy protegido por dentro, guarda el tesoro por fuera, en dos laterales para todo el campo, Juranovic y Gosens, que le han costado un riñón si se miran con la perspectiva de su presupuesto y su historial. Ahí se ha dejado el dinero, Urs Fischer sabrá por qué. Los necesita para estirar un equipo contradictorio, de afición progresista y planteamiento conservador. Al suizo le echaron del Basilea tras ganar dos ligas porque al equipo le faltaba alegría arriba, como si en la vida se pudiera tener todo. En Berlín, en cambio, nadie le reprocha esa prevención.

La buena organización de los alemanes fue complicando a un Madrid bajo la alta dirección de Modric. El croata es eterno repetidor en la Champions y Ancelotti va a tirar mucho de él en la competición, especialmente en el Bernabéu y ante equipos sin ganas de discutir de quién es la pelota. No fue la única sorpresa del italiano, que quitó a Fran García, lateral kilométrico con contraindicaciones (defensivas todas), para poner ahí a Alaba, en un papel que con el tiempo ha llegado a olvidar.

Rönnow detuvo este remate de Rodrygo.
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Rönnow detuvo este remate de Rodrygo.THOMAS COEXAFP

Las reformas en el once no trajeron un Madrid más fluido. A Camavinga no le cuesta recuperar pero sí llegar, Lucas Vázquez no tiene el mismo impulso que Carvajal y Rodrygo no ofrece la repetición de esfuerzos de Vinicius. En definitiva, una falta de alboroto para descolocar a un equipo que duerme sobre el colchón de sus tres centrales, uno de ellos el veteranísimo Bonucci, que debutaba, y tres centrocampistas de mucho trabajo.

El empacho de pelota no fue concluyente. Ocho córners y un solo remate a puerta antes del descanso. Es decir, el equipo no pasó de la cáscara por falta de velocidad en la circulación, de llegada por las bandas y de desmarques de ruptura. Transiciones no permitió una el Union Berlin. Pareció un mal día para perder a Carvajal y perdonarse a Fran García, inductores de la remontada liguera ante la Real desde los flancos.

...Y el despertar

Pronto el muermo derivó en peligro, porque el novato Union Berlin se vio con posibilidades, y eso avivó al Madrid. Especialmente a Rodrygo, que subió las revoluciones. El toque de corneta fueron dos acometidas suyas, la primera anulada por Rönnow, la segunda por el palo en una volea de postal. Fue la sirena antes del bombardeo: un zapatazo lejano de Camavinga, una media vuelta de Joselu interceptada por el meta... El Madrid de la Liga, el equipo que más rápido pasa de cero a cien.


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