El clima interno de River, de la “relación no está rota” a los detalles de la reunión entre Demichelis y los referentes
Los días agitados se deben al ruido que se generó a raíz de frases en conferencias de prensa, las variantes y decisiones del entrenador, sumadas a la falta de rebeldía del plantel
Según pudo reconstruir LA NACION, los futbolistas fueron anoticiándose durante el lunes de la situación entre mensajes de Whatsapp, radio, TV y redes sociales y a partir de ese momento los referentes del plantel, con Enzo Pérez y Franco Armani a la cabeza, optaron por solicitar reuniones individuales y grupales con el entrenador para entender qué estaba ocurriendo. Algunas se dieron el mismo lunes y otras este martes, pero todas bajo la misma idea: entender qué sucedió.
En esas conversaciones, el DT desmintió los rumores de sus supuestas declaraciones y aclaró la situación con los futbolistas, que están acostumbrados a trabajar bajo un hermetismo absoluto y que también deslizaron que son situaciones que no se pueden repetir ni mucho menos volverse rutinarias. “En River hay un grupo bárbaro y esta situación hay que levantarla tirando para adelante entre todos”, fue uno de los ejes de las reuniones para bajar la espuma que se había generado y poner la cabeza en los próximos dos partidos ante Arsenal y Atlético Tucumán, en el Monumental.
Con la idea de limar asperezas y empezar a cicatrizar las heridas que dejaron las dos eliminaciones y un mal comienzo en la Copa de la Liga, internamente se llegó a la conclusión de que es un momento para bajar las revoluciones y volver a las bases del equipo campeón para recuperar la memoria. “No hay un quiebre o una ruptura entre el plantel y el cuerpo técnico. La relación no está rota como se dice”, le aseguraron a LA NACION desde la Comisión Directiva, que respalda y avala a Demichelis con un extenso contrato hasta diciembre de 2025 y está lejos de poner en duda su continuidad.
De aquí en adelante, el gran desafío que tendrá el cuerpo técnico de River será poder pilotear la tormenta y dejar atrás los problemas internos que se presentaron y se expusieron mediáticamente. Porque más allá de que se habló puertas adentro de la conducción, las decisiones, los cambios y las formas elegidas por ambas partes, el DT hoy posee un plantel de 31 futbolistas para una sola competencia y está ante la necesidad de aprender a administrar la abundancia sosteniendo el clima positivo que había generado en su llegada al club. Sin cuestionamientos ni caras largas para sostener la competitividad que nutrió al Millonario en la conquista de la Liga Profesional. Y con un objetivo común: ganar el superclásico en la Bombonera y buscar los títulos de la Copa de la Liga y el Trofeo de Campeones en diciembre.
Ahora bien, ¿cómo pasó en 50 días el equipo campeón y sensación a vivir esta crisis? Para entender la línea temporal de los sucesos hay diferentes estaciones: el 15 de julio, River se coronó campeón de la Liga Profesional; el 20 de julio fue eliminado por Talleres en 16vos de final de la Copa Argentina; el 8 de agosto perdió la serie por los octavos de final de la Copa Libertadores con Inter en Porto Alegre; el 20 de agosto cayó 3-2 con Argentinos en el debut de la Copa de la Liga; el 27 de agosto le ganó por 5-1 a Barracas en el Monumental; y el sábado pasado cayó con Vélez.
¿Qué ocurrió entre todos esos encuentros? En medio de un ruido interno a raíz de frases en conferencias de prensa, variantes y decisiones del entrenador, más la falta de rebeldía que mostró el equipo en los últimos tiempos, en la semana previa al juego con Vélez se dio una charla privada entre el DT y diversos periodistas radiales, gráficos y partidarios, y el ‘off’ se rompió.
Aunque no fueron filtraciones directas hacia los jugadores, el runrún entre colegas expandió supuestos comentarios, análisis, críticas y hasta decisiones a futuro que Demichelis habría deslizado en esa reunión y todo llegó a los medios de comunicación.
Ahora, tras horas revoltosas, frenéticas y ásperas como hace tiempo no se vivía en el mundo River, el sábado se jugará un amistoso en San Nicolás ante la Universidad Católica, en el que Demichelis buscará darle rodaje a los futbolistas que no tienen la chance de sumar tantos minutos en partidos oficiales.
Pero la mirada ya está puesta más allá: el cuerpo técnico sabe que el equipo necesita sostener la fortaleza en el Monumental, ganar ambos partidos contra Arsenal y Atlético Tucumán, y empezar a desactivar focos de tensión. Porque aunque hoy su continuidad no parezca estar en duda y tanto los jugadores como la comisión directiva aseguran que lo respaldan, una estruendosa alarma se encendió dentro de un habitual silencio que ya no es tal.