Deportivo Ganar Siempre por penal

Boca ganaba inexplicablemente 2-0 e inexplicablemente también se lo empató. Nos salvó otra vez Chiquito, y estamos abusando un poco. Al fútbol se juega con los pies, no con las manos.

Podría asegurarse, con razón, que el nervio no es el mismo contra Racing que contra Almagro. Pero el tema es que Boca siempre juega mal. Ganó en la cancha apenas un partido de los últimos ocho y recién contra un rival del ascenso pudo romper una racha de más de cuatro partidos sin hacer goles. Los dos que hizo, de jugadores recién llegados -buen primer tiempo de Bullaude, bueno el partido completo de Blondel-, no fueron hijos de un dominio abrumador, de una postura agresiva, de un sometimiento sin atenuantes a un equipo claramente menor. Boca se fue al entretiempo ganando por dos goles sin saber por qué. Y Almagro había tenido sus chances. Pero así como aparecieron aquellos aciertos -explicables sólo desde la diferencia de jerarquía-, también llegaron los errores, bastante más fáciles de comprender: Boca juega mal, realmente mal, tiene errores de todo tipo, y los paga. No tener un 5, por ejemplo. O que el equipo quede inexplicablemente largo. O que prácticamente no exista el juego interior -todo se reduce a las combinaciones por las bandas. O que fallen las coberturas (Fabra perdió un duelo en el segundo gol y nadie salió a tomar al pateador). O que el técnico insista en aberraciones como poner al pobre Merentiel de wing derecho. O que los propios jugadores tengan algunas fallas inexplicables (nadie le pidió al uruguayo que se hiciera el habilidoso en la previa del 1-2, tampoco es culpa de Almirón que su remate haya dado en el travesaño).

Todos sabemos qué es lo único que importa de acá a fin de año. Que el fútbol femenino levante una Libertadores está muy bien, que los pibes le ganen al campeón europeo es para esperanzarse con el futuro. Pero, muchachos, no nos engañemos. Lo único que todos estamos esperando es la Copa. LA COPA. Y no hacen falta aclaraciones de género ni de edades. Para jugar con Palmeiras faltan 18 días. Está bien que Almirón haya tirado a la cancha el equipo más titular posible: a este equipo, además de identidad y de un plan de juego, le hace falta conocerse. Horas de trabajo de campo, de prácticas de fútbol completas que no se reduzcan a dos o tres movimientos tácticos. Palmeiras no es Almagro. No podemos depender sólo de la jerarquía de los jugadores: a Cavani le sobra, pero por ahora lleva hecho un gol en seis partidos. Poco para la expectativa que hay. En La Rioja, se lo vio hablando con el Changuito Zeballos, explicándole cómo y adónde quería el centro para demostrar que todavía es uno de los mejores cabeceadores del mundo. Más allá de alguna corrección puntual, eso no debería pasar en el campo.

A ver: no se puede depender siempre de la intuición bestial de Chiquito, de su figura atemorizante que inhibe a los rivales. Tampoco de las visiones celestiales de un astrólogo que avisa si un jugador está mejor aspectado que otro para un determinado partido. Y de última, si vamos a apostar a eso, sólo a eso, tengamos un poquito de dignidad y respeto por los hinchas a la hora de declarar. Que Almirón salga a decir que este fue "uno de los mejores partidos del equipo" lo hace quedar como un mentiroso o como un loco o como un tipo que no entiende nada de nada. Que le eche la culpa al "calor" de La Rioja -otras veces responsabilizó al viento- como si el modesto Almagro no lo hubiese sufrido es casi casi una cargada. Que diga que "los partidos de la Copa Argentina no se juegan a esta hora", como si nos lo hubieran puesto a las 4 de la madrugada, es directamente para sacarse y putear. No somos tan boludos los hinchas de Boca. No tanto. Hemos visto mucho fútbol, celebrado a grandes equipos. Esto que nos entregan semana a semana es de lo peor de los últimos tiempos. Más allá de los resultados, de las chicanas a los que quedaron en el camino, que bien eliminados están. No importan los demás en este momento. Importa sólo Boca. Otra vez, en La Rioja, coqueteamos con el papelón. No hay derecho, señores. No hay derecho. 


Entradas populares