CLASIF. EURO 2024 (A) | ESPAÑA 6 - CHIPRE 0 / Nico y Lamine alegran a España

La frescura de los extremos es clave para abrir una goleada que cerró Ferran Torres, autor de un doblete. También marcaron Gavi, Merino y Joselu.

Héctor Martínez
As
A la misma hora en que Luis Rubiales nos contaba en una entrevista en un canal de televisión británico lo injusta que es la vida, La Roja cerraba de la mejor manera posible el parón de selecciones de este mes de septiembre. Una goleada ante Chipre que, unida a la de hace cinco días en Georgia (1-7), nos permiten respirar rumbo a la Eurocopa 2024. El galgo escocés queda un poquito más cerca. Ya se cansará.

Vaya por delante el agradecimiento a la afición de Granada. Da gusto ver un estadio así, lleno hasta el último de sus rincones, cuando el menú tiene a Chipre (con todo el respeto del mundo para su selección) como plato principal. La gente no se cansó de animar, sonaron trompetas, vuvuzelas, canciones y coplas; en definitiva, que Granada, como se escribió y se piensa de París, era una fiesta. Lo fue antes siquiera de que los jugadores saltaran al césped porque De la Fuente tuvo la brillante idea de alinear de inicio a Nico Williams y Lamine Yamal en las bandas. Promesa de vértigo, de fútbol rápido hasta reventar a los defensas rivales. Y eso, más ese Gavi que con su gorro protector pareciera rendir homenaje al Mundial de rugby que se disputa en estos días, eran sinónimo de batalla.

Chipre, selección clasificada en el puesto 118 del ranking FIFA, se preparó para ella como mejor podía, con una defensa de cinco que desde el primer minuto no pudo hacer otra cosa que achicar agua. Aguantó exactamente 17 minutos con el marcador inamovible, tratando de evitar que llegara el 1-0 a favor de España, eso que en sentido figurado se llama abrir la lata. Lamine lo intentaba por la derecha, Nico lo hacía por la izquierda, y Rodri y Merino se relamían ante tantas invitaciones para poder hilar el ataque. En ese minuto 17 se trenzó una jugada de fantasía, con el pase en profundidad de Gayà, la carrera a mil por hora de Nico para centrar hacia atrás desde la línea de fondo y el remate de primera, con el extra de que además lo hizo con la izquierda, de Gavi. Un gol de tiralíneas que reflejaba fielmente el vendaval que en esos minutos soplaba a favor de España.

No dejó de hacerlo. El balón apenas le duraba un suspiro a los de Temur Ketsbaia y la posesión era indiscutible: 76% para los locales, 24% para los visitantes. Un guion previsto desde que se configuró el grupo de clasificación, el toque y toque que es habitual en La Roja, pero que en esta ocasión encontró el fruto de llevar al balón a la red. Tal era la fidelidad de los internacionales al plan de De la Fuente que el segundo tanto fue un calco del primero. De nuevo la llegada por la orilla izquierda y el pase desde allí de Nico para que uno de esos trenes que llegan desde la segunda línea, en este caso Merino, rematara a gol. Los flashes se iban hacia el extremo del Athletic, acertado en el pase y en el desborde, así que Lamine quiso su cuota de pantalla y al borde del descanso soltó una de esas roscas de zurda que en él son copyright. Lástima que el balón se estrellara en el palo derecho de Joel Mall y que en el posterior remate de Morata el gol fuera invalidado por el VAR por fuera de juego.

Lesión de Nico Williams

Pero la cosa pintaba bien. A esas alturas de la noche, Rubiales declaraba, en el confesionario de Piers Morgan, que va a dedicarse “de la forma más limpia posible” en su defensa ya que tiene “muchos procesos abiertos”. Palabras, solo palabras, y lo que nosotros queríamos eran goles. Pero lamentablemente lo que llegó entonces fue el único revés de los primeros 45 minutos, la lesión de Nico Williams, que tuvo que abandonar el terreno de juego como ya hicieran Asensio y Olmo el viernes en Tiflis. Triple secuela de ese virus FIFA del que ahora estarán lamentándose en Athletic, PSG y Leipzig.

Fue la mala noticia de esa primera parte y el peor presagio para el inicio de la segunda, pues el juego de España en ese arranque no volvió a ser el mismo. Yeremy Pino entró por Nico y Joselu lo hizo por Morata, pero no se trataba de un simple cambio de cromos, sino que el sentir general era distinto. La Roja perdió velocidad y capacidad de sorpresa y Chipre se sintió cada vez más cómoda, con Karo, Gogic y Laifis con el cerrojo echado. Pero cuando parecía que la goleada quedaba a medias llegó una nueva sacudida de La Roja. Primero, con un gol en el que Carvajal centró y Joselu remató de testarazo para que Ancelotti se rompiera las palmas en su sillón de Madrid. Después, con un nuevo pase del lateral blanco que en esta ocasión encontró la bota de Ferran Torres para dibujar el 4-0. Dos goles en apenas tres minutos, la mejor forma de respirar y permitir a De la Fuente hacer el último cambio de la noche: el de Álex Baena por Gavi que significaba el debut en La Roja del centrocampista del Villarreal. Llegó con un pan debajo del brazo pues al minuto marcó el 5-0, preámbulo del 6-0 de Ferran, que regresaba a la Selección por la puerta grande. Un colofón feliz a una noche plácida, la mejor manera de dar carpetazo a este parón de selecciones que se abrió en plena tormenta extradeportiva y se cierra con sabor a fútbol, buen fútbol.


Entradas populares