Boca no tiene Defensa (ni ataque)
Volvió a jugar mal, perdió y pudo haber sido mucho peor. No se lo ve sólido y perdió la contundencia. Almirón repite sus recetas y sus errores. Recemos...
Hay
números que marcan mejor que cualquier idea lo que le está pasando a
Boca en los momentos previos a los choques más importantes del año. El
equipo ganó apenas uno de los últimos nueve partidos; en seis de ellos
no marcó goles; lleva tres derrotas consecutivas en la Copa de la Liga
sobre cuatro jugados. No le pudo ganar a Almagro, un equipo hundido
en la B Nacional (necesitó de los penales). No había podido antes con un
Nacional de Montevideo flaco de nombres. Ni con Tigre ni con Sarmiento.
¿A usted qué le parece, amigo? ¿Estamos bien para jugar con Palmeiras? Ojo, los milagros ocurren, todos sabemos de alguno. En una de ésas apostamos a dos empates y nos termina salvando Chiquito.
La camiseta de Boca pesa, el Palmeiras la ve y llora. Hay una historia,
una chapa. Pero la verdad, desde lo estrictamente racional, no hay
mucho para ilusionarse. Nos ilusionamos porque somos Boca, porque
siempre nos levantamos, porque nadie puede darnos por muertos. Nunca,
jamás. Pero en cuanto vemos al equipo, se nos caen los ojos. Me los
quiero arrancar.
Boca ya había vivido retrocesos en este último tiempo, como perder o no poder ganarles a rivales que están muy por debajo en presupuesto, nombres, aspiraciones, categoría. Lo grave ahora es que Almirón esta vez hizo un ensayo con el equipo que (salvo Javi García) tal vez pensó para jugar con Palmeiras. No es grave, es gravísimo. Porque salvo un cuarto de hora en el que los muchachos tocaron la pelota y se acercaron al área de Defensa, el equipo dio pena. Tuvo alguna que otra chance, sí, pero fue tácticamente goleado por lo que pensó Vaccari, que no es ninguna genialidad: esperar agazapado y salirle de contra a toda velocidad a un equipo lento, irresoluto, largo, sin peso en el medio, sin defensores que achicaran bien a espaldas de los volantes. Para ser un ensayo de lo que Almirón considera el 11 de gala, es para pegarse un tiro en los huevos. Escuchar al capitán Rojo reconocer que "ellos tienen un gran equipo" o que "por algo están donde están" es como el mundo del revés. Lo dice el referente de Boca de unos pibes que juegan bárbaro pero no dejan de ser un rejuntado que se armó con lo que en otros clubes era moneda de cambio. A Bologna lo rajaron de Banfield; a Togni no lo querían en Independiente; Uvita volvió con la cola entre las patas de San Lorenzo, Barbona está de vuelta de su carrera. Y Boca, en cambio, trajo a Cavani. Y también rescató de Europa a Bullaude, y tiene al 4 de la selección peruana y al futuro 3 del Manchester City, y le sacó a Vélez a Janson, y... Y nada, viejo, nada de nada. Ni alma tuvieron estos pibes en Varela. Ni eso.
"Yo soy el responsable de la derrota", entregó como frase saliente Almirón. Es así, Jorge, sos vos el culpable. Lo creen todos. Desde Riquelme, que te contrató vaya uno a saber por qué, hasta el último de los hinchas. Si todavía no le cayeron abiertamente en la Bombonera es por aquella esperanza en el milagro. Sólo por eso, porque es tan fuerte el deseo de la Copa que tapa las bocas, aprieta las gargantas, las reprime. Los errores del técnico se repiten y las recetas también. Pol Fernández de 5 es un error. En cualquier lugar del campo con este nivel es un error. Como Advíncula, que sirvió para salvar las papas cuando no había extremos. Ahora, que volvió a lo que era antes de esa primaverita, no tiene sentido insistir con él. Porque está Zeballos, que es delantero en serio, no de mentira. Porque está Janson, que también es extremo (el mejor del fútbol argentino según Román, aunque no termine una bien). El mejor central, hoy, está en el banco: es Valentini. Pero hay que darle rodaje a Rojo (a este ritmo, para el año que viene arranca), sobre todo porque necesitamos de su espíritu, y entonces pagamos su falta de timing, su lentitud, su falta de confianza. Hubo jugadas en las que él y Figal pasaron papelones. Y después está el temita de Cavani...
Supongo que todos reparamos en esto, pero con estos puntos que juntamos, estamos fuera de la zona Libertadores 2024. Siempre podemos ganar la Copa Argentina o la Libertadores -nada sería más lindo que nos imaginen afuera por tabla anual y logremos la clasificación levantando la Séptima-, pero para eso habría que cambiar bastante. Estamos jugados. Si hay que rezar, recemos. ¿Qué podemos perder?