Müller y Sané reaniman a la Mannschaft ante un Francia sin Mbappé. Griezmann recortó distancias de penalti.
As
Jamás
des por muerta a Alemania. Lo que suena a tópico futbolístico fue lo
que volvió a poner a prueba la Mannschaft en la que, muy probablemente,
fueran las horas más bajas de su historia. Venía
la tetracampeona del mundo de digerir la destitución de su
seleccionador Hansi Flick tras acumular tres derrotas consecutivas ante
Colombia, Polonia y Japón. Sin hablar de las dos eliminaciones
mundialistas seguidas en fase de grupos. Se había hecho cargo de la
selección el director deportivo Rudi Völler de forma interina. En plena búsqueda del sucesor de Flick. Y, de la nada, Alemania se impuso por 2-1 a una todopoderosa Francia en la que Kylian Mbappé no jugó porque el seleccionador Didier Deschamps quiso medir la carga de partidos.
Los
alemanes comenzaron el choque de trenes de mil maravillas y tardaron
apenas cinco minutos en ponerse por delante en el marcador del Signal
Iduna Park. La leyenda del Bayern Thomas Müller controló con el
abdomen un centro de Henrichs y no perdonó ante Maignan, desatando la
locura en la grada del feudo alemán. Ante la falta de intensidad de
la Tricolore, la Mannschaft siguió imponiéndose en el centro del campo y
logró mantener el control del choque hasta el final de la primera
mitad, momento en el que los de Deschamps finalmente reaccionaron,
dieron un paso al frente e intimidaron a una defensa local que logró conservar la ventaja hasta el pase por vestuarios.
El
combinado galo siguió a lo suyo tras la reanudación, pero se topó con
una Alemania sólida atrás y flexible en ataque que buscaba la sentencia.
Entre Müller, Serge Gnabry, Leroy Sané y Florian Wirtz, los de Völler
no pararon de dejarse ver en las inmediaciones del marco francés. Tuvo
suerte Alemania en un disparo de Tchouameni que Kolo Muani, después de
encontrase con el despeje de Ter Stegen, no pudo materializar. Deschamps
optó por Dembélé para la embestida final. Pero Francia no fue capaz
de poner en evidencia a una Mannschaft que logró sentenciar el amistoso
gracias a una filtración de Havertz que el imperial Sané ejecutó sin
piedad, dejando el penalti que cometió posteriormente sobre Eduardo Camavinga (y Antoine Griezmann transformó) en mera anécdota.