ALEMANIA 2 - FRANCIA 1 / Alemania resurge de sus cenizas

Müller y Sané reaniman a la Mannschaft ante un Francia sin Mbappé. Griezmann recortó distancias de penalti.

José Carlos Menzel
As
Jamás des por muerta a Alemania. Lo que suena a tópico futbolístico fue lo que volvió a poner a prueba la Mannschaft en la que, muy probablemente, fueran las horas más bajas de su historia. Venía la tetracampeona del mundo de digerir la destitución de su seleccionador Hansi Flick tras acumular tres derrotas consecutivas ante Colombia, Polonia y Japón. Sin hablar de las dos eliminaciones mundialistas seguidas en fase de grupos. Se había hecho cargo de la selección el director deportivo Rudi Völler de forma interina. En plena búsqueda del sucesor de Flick. Y, de la nada, Alemania se impuso por 2-1 a una todopoderosa Francia en la que Kylian Mbappé no jugó porque el seleccionador Didier Deschamps quiso medir la carga de partidos.


Los alemanes comenzaron el choque de trenes de mil maravillas y tardaron apenas cinco minutos en ponerse por delante en el marcador del Signal Iduna Park. La leyenda del Bayern Thomas Müller controló con el abdomen un centro de Henrichs y no perdonó ante Maignan, desatando la locura en la grada del feudo alemán. Ante la falta de intensidad de la Tricolore, la Mannschaft siguió imponiéndose en el centro del campo y logró mantener el control del choque hasta el final de la primera mitad, momento en el que los de Deschamps finalmente reaccionaron, dieron un paso al frente e intimidaron a una defensa local que logró conservar la ventaja hasta el pase por vestuarios.

El combinado galo siguió a lo suyo tras la reanudación, pero se topó con una Alemania sólida atrás y flexible en ataque que buscaba la sentencia. Entre Müller, Serge Gnabry, Leroy Sané y Florian Wirtz, los de Völler no pararon de dejarse ver en las inmediaciones del marco francés. Tuvo suerte Alemania en un disparo de Tchouameni que Kolo Muani, después de encontrase con el despeje de Ter Stegen, no pudo materializar. Deschamps optó por Dembélé para la embestida final. Pero Francia no fue capaz de poner en evidencia a una Mannschaft que logró sentenciar el amistoso gracias a una filtración de Havertz que el imperial Sané ejecutó sin piedad, dejando el penalti que cometió posteriormente sobre Eduardo Camavinga (y Antoine Griezmann transformó) en mera anécdota.


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